El Giro llegó hoy a los Alpes y permanecerá allí para decidir su campeón. El primer asalto a «la cordillera de los cuatromiles» terminó en tablas para los hombres de clasificación general. No se hicieron daño. Llegaron juntos. El espectáculo en las alturas blancas fue de cuenta de la fuga. La etapa 15 recorrió el Valle de Aosta, la Via dei Salassi y los primeros picos alpinos de de esta edición: Pila lis Fluers, Verrogne y Congne. Las tres subidas, encadenadas, al cierre del trazado, le permitieron el lucimiento a Giulio Ciccone, que llegó a la meta en solitario, pidiendo aplausos y celebrando su tercera victoria en la historia de la carrera de su país.
El Valle de Aosta es conocido como la «Roma de los Alpes». Es la región de Italia que mejor conserva los castillos, los puentes, las murallas, las carreteras y los viejos acueductos que construyó el imperio. De esa llanura salió la etapa de hoy. Fueron 177 kilómetros de Rivarola
Canavase a Cogne, con una llegada inédita. A pesar de los múltiples intentos, en los 90 kilómetros iniciales no pudo armarse la fuga. El ritmo fue demasiado alto. Muy poco pudieron apreciarse las espléndidas vistas panorámicas de las altas cumbres alpinas que pasan de los 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Con el Mont Blanc, el Cervino y el Monte Rosa como telón de fondo, los ciclistas pedalearon por la legendaria Via dei Salassi , controlada en la antigüedad por los pueblos celtas que cobraban peajes a los buscadores de oro.
En la etapa de hoy todo se resolvió subiendo al tríptico alpino. Los tres premios de montaña estaban encadenados en los 87 kilómetros finales.Un grupo numeroso se embarcó en la fuga rumbo al primer ascenso. Los dos puertos de montaña iniciales eran muy duros y llevaban a clásicas estaciones de esquí en la zona. La última trepada, que llegaba hasta la meta en la pequeña población minera de Cogne, tenía 22 kilómetros pero el grado de inclinación era suave. De antemano se sabía que los hechos definitivos estaban guardados para la subida a Verragne. Allí se seleccionó la fuga y allí entendieron en el grupo principal que después de la intensidad de ayer, había que pasar el día y pensar en hacer daño en las cumbres de la última semana.
El grupo de fuga era de 26 y rápidamente se redujo a la mitad. En la segunda subida quedaron 5. Comenzando el último puerto, en los 6 kilómetros iniciales, todo quedó resuelto. Giulio Ciccone salió del segundo plano en el que estuvo todo el Giro mientras su compañero de equipo Juan P López era líder y mostró su condición de gran escalador. Atacó y se fue en solitario, con un paso redondo y demoledor, hasta la línea de meta. Su escolta fue el colombiano Santiago Buitrago, que estuvo muy activo en la fuga y al final tuvo que conformarse con el segundo lugar. Ambos lloraron en la meta con emociones muy diferentes.
En la mitología germana Alp era un espíritu que vivía en las montañas más altas y descendía a los valles a aterrorizar a la gente que habitaba en los pueblos. A ese espíritu le atribuyen algunos el nombre de la cadena montañosa. Mañana lunes es el último día de descanso del giro. Hoy la clasificación general se mantuvo intacta en sus primeros 9 puestos. El martes la carrera continúa en las montañas blancas, con el Mortirolo como juez en la mitad del recorrido. Para muchos será la etapa reina con 202 kilómetros que asustan y que prometen un día de terror para algunos de los primeros en la clasificación general. Alp dirá a quienes. Se garantizas lágrimas.