El Giro recorrió hoy la denominada «región verde de Europa». El Abruzzo, con sus 3 parques naturales y sus 38 áreas protegidas, fue el escenario de un día tan tranquilo como los bosques del sector.
El viaje entre los bosques le dio un respiro a los que luchan por la clasificación general. La jornada siguió de manera estricta el libreto tradicional de este tipo de etapas. La fuga fue corta en número de integrantes y su diferencia sobre el grupo siempre estuvo controlada. Los aventureros fueron de los equipos habituales: el Androni tuvo a Simon Pellaud, el Bardiani a Umberto Marengo y el Eolo a Mark Christian. Al final, siguiendo la partitura, todo se resolvió al esprint.
El recorrido entre Notaresco y el balneario de Termali tuvo 181 kilómetros, la mayoría de ellos por la costa del Adriático. La fuga se armó cuando se bajó la bandera y recogió la cosecha de puntos que había en el camino en un premio de montaña y dos esprints intermedios. El grupo se oxigenó y disfrutó el paso por los pueblos medievales de la región, y cuando faltaban 15 kilómetros se dispusieron para la llegada masiva.
La entrada al casco urbano del balneario de Termoli engañó un poco a los esprinters. A 1,6 kilómetros de la meta, había una rampa de 2o0 metros al 11% que fue determinante para resolver el ganador. El antiguo burgo que hoy es un balneario de arena fina y aguas cristalinas vivió una llegada espectacular. Fernando Gaviria quiso sorprender a sus rivales a 500 metros de la línea pero se vio sorprendido por la punta de velocidad de Caleb Ewan que celebró una victoria por segunda vez en este Giro.
Con la clasificación general idéntica a como estaba antes de entrar al Abruzzo, el grupo viajara mañana a los Apeninos. De los bosques a las montañas rocosas, con un tramo pequeño en tierra al final. Serán 170 kilómetros de Foggia a Guardia Sanframondi con un ascenso corto y exigente para el cierre. Duro, como las rocas del sector.