En la mitología griega, Tifón era una divinidad primitiva. Fue el último hijo de Gea. Intentó destruir a Zeus por haber derrotado a los Titanes, pero fue vencido por el máximo gobernante del Olimpo y confinado a vivir debajo del monte Etna en la isla de Sicilia. Allí se convirtió en un monstruo que lo abrasaba todo con su mirada ígnea, vomitaba fuego y lava, y creaba huracanes y terremotos con el movimiento de sus alas.
El monstruo sigue ahí. En ocasiones, como hoy en la tercera etapa del Giro de Italia, mueve sus alas y lo desestabiliza todo. En el camino de la mareneve, como se le llama la vía de Linguaglossa hacia el volcán Etna por la vertiente nordeste, el monstruo del ciclismo se les apareció a Geraint Thomas y a Simon Yates, dos favoritos para ganar la carrera que hoy declinaron sus opciones.
Fueron 150 kilómetros de Enna, el ombligo de la isla, hasta Etna, el volcán. La primera parte, con 130 kilómetros de aproximación hacia el cráter, se hizo sobre una sucesión continua de ascensos y descensos. Los últimos 19 fueron de para arriba, con las curvas más pronunciadas en el tramo final. Día de fuga y de victoria de uno de los aventureros. Muy temprano Rumac, Romano, Visconti, Craddock, Campenaers, Holmes, Caicedo y Bjerg se despidieron del grupo y marcaron la punta de la carrera hasta el final. El EF tenía dos hombres y corrió estratégicamente. El estadounidense Lawson Craddock gastó hasta el pie de la cuesta y el ecuatoriano Jonathan Caicedo se encargó de rematar. De los ocho fugados, uno ganó y otro lo escoltó. Los demás se derramaron como lava en las colinas del volcán.
Geraint Thomas se fue al piso antes de que se armara la fuga. Se cayó antes de que se bajara la bandera para la salida oficial. Una caramañola en el piso se le transformó en el monstruo del volcán. En el suelo de la zona neutralizada quedaron sus ilusiones y en su cuerpo las evidencias de la aparatosa caída. El día fue para él y para su equipo un castigo de los dioses. En la meta perdió 12 minutos con el ganador de la etapa. Otro que se cayó, pero físicamente, fue Simon Yates. El británico perdió el paso del grupo en el ascenso al Etna y al final cedió más de 4 minutos.
El final de la etapa fue muy movido y sacudió la clasificación general. Mientras Caicedo resolvía a su favor la victoria parcial ante Giovanni Visconti en los últimos kilómetros de la subida, en el grupo principal la selección se fue haciendo lentamente. El belga Harm Vanhauke atacó y reclamó la tercera posición en la etapa. Wilko Kelderman sacó a su favor uno segundos. Nibali, Fulgsan, Majka y Castroviejo entraron juntos. El portugués Joao Almeida cedió algunos segundos en la última rampa, pero asumió el liderato de la clasificación general, aunque empatado en tiempo con el vencedor de la etapa de hoy. En las laderas del volcán Etna no hubo una gran erupción, pero sí quedaron muchos damnificados.
Mañana de Catania a Villafranca Tirrena se correrá la cuarta etapa. Será la última jornada en la isla. Apenas 140 kilómetros, con un premio de montaña de segunda categoría en la mitad. Si los Dioses, los cíclopes, los gigantes y los monstruos están en calma, podría ser un día tranquilo.