El Siroco es un viento propio del Mediterráneo. Viene desde el Sahara en África y llega hasta el Sur de Europa. En ese recorrido pasa por Sicilia, la isla en la que hoy comenzó la edición 103 del Giro de Italia. El Siroco es una corriente opresiva de aire caliente, que en ocasiones alcanza velocidades hasta de 100 kilómetros por hora y llega a convertirse en huracán. El de hoy no tuvo tanta fuerza ni alcanzó una velocidad tan alta, pero fue suficiente para tumbar a Supermán y para ser determinante en el resultado de la contrarreloj de 15,1 kilómetros con la que se abrió la carrera italiana.
En Palermo, la capital de Sicilia, el otoño es especial. La ciudad exhibe sus 2.700 años de historia con una temperatura que da la sensación de no haber dejado ir el verano, pero con unas ventiscas diarias que presagian la llegada de algunas tormentas. Es un clima ideal para rodar en bicicleta por la isla, siempre y cuando no se trate de una especial para crono, con ruedas lenticulares que reciba sorpresivamente y de golpe las ráfagas del traicionero viento siroco. El viento otoñal cambia de fuerza y de dirección fácilmente. Hoy, por ejemplo, fue suave al medio día y golpeó con ráfagas al final de la tarde. El primero de los 176 ciclistas en asumir el reto al cronómetro salió a la 1: 15 y el último a las 4.10 p.m. La diferencia en el horario condenó a un sufrimiento mayor con la brisa a los últimos en contestas el llamado a lista.
Las contrarrelojes cortas son ideales para marcar de entrada algunas diferencias mínimas. Es lo tradicional. Así ocurre cuando el Giro se corre cerrando la primavera e inicia en alguna región continental. Así fie el año pasado en Bolonia, en el 2018 en Jerusalem y en el 2016 en Apeldoorn. Este año fue diferente. el 2020 ha sido distinto para todo. Como el campeón del 2019, Richard Carapaz, no asistió a defender su título no se tuvo que cumplir el protocolo de dejar de último en el partidor al defensor del cetro. Se sorteó un orden de salida entre los 22 equipos y los directores deportivos inscribieron a sus ocho ciclistas de acuerdo con sus expectativas. Casi todos los jefes de filas estaban cerrando los listados, menos Simon Yates en el Mitchelton y Geraint Thomas en el Ineos, que aparecían en la mitad.
Se corrió a orillas del mar, con un trazado urbano que iniciaba con 1.100 metros de escalada hasta la catedral, 3.000 metros de descenso con curvas complicadas y un cierre en terreno llano con algunos desniveles y una recta larga en la Vía de la Libertad. Ejercicio técnico, para especialistas, con el Siroco como invitado no grato. El joven portugués Joao Almeida del Deceuninck fue la sorpresa. Fue el décimo tercero en salir. Marcó un tiempo que se mantuvo como mejor registro más de una hora, hasta que llegó Filippo Ganna luciendo el dorsal arcoiris de mejor hombre del mundo al crono. Fue el único que pudo bajar el tiempo de Almedia para vestirse tres veces en el podio: con la rosa de líder de la general, la ciclamino de líder de la clasificación de puntos y la blanca de líder de los jóvenes.
Los grandes favoritos para la clasificación general tuvieron su duelo aparte. Geraint Thomas fue cuarto en la etapa y a excepción de Yates, al que le sacó 26 segundos, superó por más de un minuto a todos sus rivales directos. Diferencias amplias sobre Nibali, Fulgsan,Majka, Kelderman, Kruijswick y todos los demás a los que les quepa el rótulo de aspirantes al título. Mucho tiempo para tan corto trayecto. Damnificados en tiempo por culpa del viento.
El día fue pesado para muchos, pero lo fue más para Miguel Ángel Superman López. El colombiano no alcanzó a cruzar la línea de la mitad del recorrido donde había un cronometraje parcial pues se estrelló justo contra la estructura metálica que servía para su demarcación. Viento, bache en la vía, cambio de punto de apoyo en el manillar, mala suerte y caída. Todo junto, sincrónico, como las manillas de un reloj. Primer abandono en la carrera italiana. La aventura de correr dos grandes seguidas en la que lo metió su equipo le duró menos de 10 minutos en la salida del Giro.
Sin duda, Sicilia es evocadora. La isla guarda testimonio arquitectónico y artístico de siete civilizaciones diferentes. Para el ciclismo es una escenografía especial: iglesias barrocas, residencias árabaes, teatros neoclásicos, restos arqueológicos de civilizaciones púnicas, viñedos, olivares, bosques, playas… Y viento. Mañana volverá a soplar cuando los ciclistas viajen de Alcamo a Agrigento sobre 149 kilómetros. La llegada pica hacia arriba con un premio de cuarta categoría. Sicilia, el otoño, el Giro y el Siroco; mezcla particular.