L’Aquila es una población italiana que debe su nombre a las fuentes de agua que la circundan, pero que está llena de antiguos monasterios, palacios renacentistas, iglesias barrocas y neoclásicas, basílicas, castillos, murallas y muros, que son testimonio de las civilizaciones antiguas. Las murallas de la ciudad son ruinas romanas bien conservadas. Los muros son calles con pendientes de más del 7%, como la llegada de hoy en la etapa 7 del Giro, con un duro repecho de 1.500 metros en el que se definió el ganador entre los sobrevivientes de la fuga del día.
Apenas va una semana de carrera, pero ya muchos pedalistas tienen el cuerpo arruinado. Las caídas, la lluvia de los primeros días y los múltiples esfuerzos han hecho mella. Hoy la carretera le pasó factura al belga Laurens de Plus, del Jumbo Visma, que llegó al Giro como el bastión de Primoz Roglic para las etapas de ascenso, y al colombiano Fernando Gaviria, ganador de la tercera etapa y segundo en la clasificación de puntos, aquejado de una rodilla. Ambos anunciaron su retiro cuando rodaban en los primeros kilómetros de una etapa que tuvo un ritmo intenso al principio.
El decorado a lado y lado de la vía dio testimonio del patrimonio histórico de muchos siglos, pero no fue disfrutado por los ciclistas que circularon los primeros 100 kilómetros a casi 50 por hora. Había afanes. Muchos querían la etapa y otros pensaban en la clasificación general. Pascal Ackermann estaba interesado en los puntos y se lanzó por el primer esprint. La fuga solo se armó después de la mitad del recorrido y el EAU, que ya perdió a sus dos ciclistas colombianos, Molano y Gaviria, defendió con lo que tenía el liderato de Valerio Conti. La etapa de hoy dio testimonio de que los equipos de los grandes favoritos al título quieren ahorrar el máximo de fuerzas para la alta montaña de la segunda y la tercera semana.
En la fuga definitiva se embarcaron 13 ciclistas. Las 8 subidas no categorizadas y el premio de montaña de segunda categoría en Le Svolti de Popoli derrumbaron las ilusiones de algunos. Al muro definitivo llegaron 5. A 2 kilómetros de la meta, el español Pello Bilbao hizo un cambio de ritmo que le alcanzó para construir la victoria frente a la fontana medieval y sus 99 chorros de agua. Fue un ataque letal. Ganó Bilbao y detrás de él entraron, con diferencias cortas entre ellos, sus compañeros de aventura: Gallopin, Formolo, Hamilton, Cataneo, Rojas, Sebastian Henao y Pedrero.
El nuevo orden impuesto ayer en la clasificación general estableció otra lógica en las estrategias de los equipos. Le dio otro sabor a la carrera. Los favoritos parecen esperar con ansias la cronoescalada del domingo en San Marino. Están impacientes, pero corren tranquilos. Mañana sábado será otro día largo, con 239 kilómetros entre Tortoreto Lido y Pesaro. Los aventureros especialistas en fugas seguramente seguirán construyendo su pequeño imperio, que los tiene en lo alto de la tabla pero que puede comenzar a caer el domingo. Eso sí, alguna muralla quedará en pie cuando llegue la montaña.