El Gocho

Publicado el ghernandez

Aplausos para Santa Fe, pero el título es de Nacional

Ocho días y dos frustraciones. Los ‘Cardenales’ hicieron un gran semestre pero al final se quedaron con las manos vacías.

Omar Pérez y su premio de consolación / EFE
Omar Pérez y su premio de consolación / EFE

Es verdad, el ambiente de la final en Bogotá no se podía comparar al de las dos últimas finales de Liga disputadas en la capital. Hace un año Santa Fe también era el protagonista pero la seguridad del título invadía hasta al más incrédulo pues en ese momento al frente estaba un ‘chico’, el Deportivo Pasto. Y hace seis meses los hinchas del rival de patio paralizaron la ciudad antes, durante y después del partido que Millonarios le ganó a Medellín.

Pero el miércoles 17 de julio de 2013 el ambiente era otro. No había triunfalismo y sobre el manto capitalino aún estaba fresca la eliminación ‘Cardenal’ en semifinales de Copa Libertadores. Esa derrota ante Olimpia de Paraguay, quizás, preparó inconscientemente a todos los hinchas de Santa Fe para un nuevo mazazo del destino.

Ahora bien, la fiesta previa de la final en El Campín fue un espectáculo que alcanzó a teñir de rojo el cielo bogotano. Con banderas elevadas y la mejor parafernalia de las últimas décadas se recibió al Independiente Santa Fe cuando hizo su ingreso al campo para jugar los últimos 90 minutos del semestre.

“Vamos los leones”, retumbaba en cada rincón de el estadio mientras ‘Verdolagas y Cardenales’ formaban para los actos protocolarios. En ese momento nadia callaba, todos querían gritar, todos querían contribuir de alguna forma al aliento que bajaba desde las tribunas al terreno de juego. Fiesta roja en las graderías. Todos allí ya sabían lo que era ver a Santa Fe dar una vuelta olímpica y estaban allí para disfrutarlo nuevamente.

Con el inicio del partido la algarabía se intensificó. Incluso se celebraba y se aplaudía con ímpetu cada falta en campo de Nacional y las cornetas con el habitual sonsonete que identifica a Santa Fe no dejaron de retumbar tras el pitazo inicial. Los 40 mil asistentes se estaban deleitando con un verdadero partido de final. Con ambos equipos dando el todo por el todo sin la necesidad de guardarse nada. Era el último partido de la temporada y como tal lo asumieron ambos conjuntos.

Se vivieron unos 10 primeros minutos intensos. Omar Pérez creó la primera gran expectativa en la tribuna con un tiro libre muy cercano al área y sólo hasta que esa jugada terminó ‘la fiesta entró en receso’. Con el llegar de la calma en las gradas se empezó a sentir la baja temperatura que acompañó la noche de la final. El frío dijo ‘con permiso’ y también se apostó en cada centímetro del Nemesio Camacho.

La cancha, en cambio, era un hervidero. Ambos técnicos se desesperaban desde la raya y el balón coqueteba con las redes de uno y otro arco, pero aún no se decidía por entrar en alguna de ellas.

Pasó poco más de media hora de juego y volvieron los cánticos. Había que espantar al frío de alguna forma y “el que no salte no es de el león” fue la excusa perfecta para poner a todos de pie nuevamente. Sin embargo esta vez el ímpetu duró menos. Jefferson Duque se puso traje de gladiador, ganó a los defensas a punta de fuerza, remató, anotó y silenció El Campín.

Ese primer golpe no dio para la reacción antes de que terminara el primer tiempo y por eso sólo hasta el inicio del complemento se vio a un Santa Fe endemoniado en busca del balón para arremeter contra el arco de Franco Armani.

Sin embargo, había un riesgo. El ‘León Indomable’ en el que se convirtió Santa Fe en ese arranque del segundo tiempo hizo de la zaga ‘Cardenal’ un bloque vulnerable y fácil de atacar. De hecho, Duque pudo ampliar la ventaja en varias ocasiones pero Camilo Vargas calmó las angustias con acertados achiques y desvíos. Incluso el palo también se hizo amigo del guardameta santafereño para evitar que las emociones acabaran tan pronto en el Coloso de la 57. Esos acercamientos de Nacional tenían en vilo a todos en las graderías.

Solo hasta por allá al minuto 74 el público parece que se acordó de que estaba allí para, por sobre todas las cosas, apoyar a los 11 jugadores que estaban en la cancha. Regresaron los cánticos y volvió la fe. Otra vez, como hace ocho días, solo necesitaban de un gol para por lo menos llevar el partido a la instancia de los penaltis, pero esta vez el sufrimiento y las esperanzas se esfumaron mucho antes de que llegara el pitazo inicial. El responsable, Luis Fernando Mosquera, quien a seis minutos del final anotó el segundo tanto del partido.

Mientras todos en Nacional celebraban el nuevo gol en el marcador, las puertas de El Campín se abrían para dar paso a los hinchas que preferían irse a casa antes de tiempo, toda vez que la fiesta se había convertido en una nueva ‘tragedia’ emocional, tal como la de hace ocho día en el torneo continental.

Nacional quedó campeón y esta vez no hubo celebraciones desbordadas en las avenidas de Bogotá, todos regresaron a sus casas tranquilos y cabizbajos pues la fiesta en el Simón Bolívar tuvo que esperar…

Es cierto que Santa Fe generó una gran expectativa en el país porque con su buen andar le apostó a la Liga y a la Copa Libertadores, pero la historia lo recordará como el equipo que al final del semestre se quedó sin nada para celebrar.

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