Yo veo

Publicado el Diego Leandro Marín Ossa

#PlumasSiPlomoNo

Me uno al manifiesto #PlumasSiPlomoNo de los caricaturistas colombianos y extranjeros publicado en redes sociales y medios el día de hoy.

Te ponen en un bando, te obligan a tomar partido y si no lo consiguen te quedas opaco, en una zona gris difusa, difícil de clasificar, imposible de colorear. Tu nombre y tú mismo como persona no les dices nada que les sirva para confirmar sus prejuicios, no eres nadie para ellos, eres una palabra vacía de significado que hay que llenar con algo, con un estereotipo.

Como te ven diferente y como piensas distinto, eres un extraño, un advenedizo. Eres una presa más del monstruo gris que está dentro del armario y que en las noches se pasa a vivir debajo de la cama, el que acecha cuando cierras los ojos en la ducha, que desaparece cuando los abres y queda en las manchas del enchape, en las pequeñas grietas, en la oscura rejilla del sifón.

Si hablas, para unos está mal, si callas está mal para otros, y si tienes la habilidad de hablar y de callar a la vez, entonces de los dos grupos anteriores surge un tercer grupo que te acusa y te señala porque según ellos acaban de descubrir en ti una versión inédita del mal, y así sucesivamente se multiplican y mutan los odios sin fin. Si te vas está mal, está mal si te quedas, si tienes, entonces porque tienes, si no tienes, entonces porque no tienes, si te falta mucho y si te ganaste algo con el esfuerzo de los días piensan que eso es un asunto raro y sospechoso. Si pones la bandera al derecho o al revés, si no pones bandera, si la bandera que pones es de otra cosa que pocos conocen es malo también, todo, absolutamente todo tiene miles de significados para ellos, pero ninguno es concreto y todos son tenebrosos.

Si preguntas, si evades, si miras, si escuchas, si respondes, si confrontas, todo gesto por mínimo que sea, todo silencio y cosa alguna que hagas y dejes de hacer es identificada, clasificada, analizada, interpretada y usada en tu contra. Eso es lo que hay, la batalla de los lenguajes, los puntos de vista como polígonos discursivos. Y el enemigo es el otro.

 

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