Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Recuerdo de una noche de invierno

 

 

rio

 

 Por: Laura María Rincón Arteaga

 

Al tocar el agua del rio con mis pies, olvidé tu nombre, refresqué mi mente y volví a olvidar tu aroma.

Ya no te veo ni en la sombra del recuerdo.  No te siento, no te beso, pero aún te escribo.

El frío del agua supo quemar las huellas que dejaste en mi piel y a mis labios se le escaparon tus besos uno a uno.

Mi cabello perdió el calor que habían dejado tus manos.

La imagen de tu rostro se desvaneció y ya no captó tu fragancia natural en el aire.

Escucho pero no comprendo la canción que solo tú me cantabas, solo porque mi corazón no siente el tuyo.

A ti, por una parte no te gusta el frío.  El agua, la arena o la tierra ¿Acaso le envidias algo al agua que puede acercarse a cualquier persona con plena libertad?

Si hubiera sido brisa seguro habría pasado mil veces a desordenar tu cabello.

Si hubiera sido agua habría recorrido tus labios. Tan hermosa como una flor más, imposible no haber llegado a amar a una chica tan encantadora pero a la vez tan encerrada.

Encerrada en un recuerdo, en sí misma con temor al qué dirán. Tratando de ser la mejor versión de sí misma, esperando la aceptación y admiración de personas que nunca se la darán porque tal vez no tuviste el valor de simplemente ser tú.

Esperas mucho de una sociedad intolerante, que a muchas personas, como a ti y a veces a mí, nos impidió ser y amar.

Tan encerrada en ti que en un par de meses fingirás y olvidarás que alguna vez fuimos una sola luna.

Pero no te preocupes ya que el viento tiene el poder de hacer desaparecer ese recuerdo y de hacerme olvidar lo que alguna vez fue.

En unos años reiremos de esas tonterías, como las grandes amigas que hemos sido.

 

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