Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Mujeres luz

Por: Adriana Patricia Giraldo Duarte

Dejé de tenerle miedo al invierno cuando entendí que amanece cada vez que te digo adiós. Que la decisión de construir una verdad, solo depende de ser la mujer sin secretos, la mujer que no se atraganta con sus pasiones.

Elevo cada movimiento de tu sombra. Y bailo en mi vida sin sobresaltos, aunque afuera todo esté a tope, lleno de necesidades y exaltaciones, sin vínculos en la tierra.

Las demás pueden reconocer esa figura heroica, y me place que vean la parte luminosa y no la de la chica vulnerable que no puede cerrar los ojos en la primera siesta de la tarde, porque tiembla y se asusta.

La que opta por lavarse la cara mientras se ve al espejo y se vuelve amiga de sus culpas.

La que ruega porque la dejen acercarse a la novedad, al escenario que la hace invisible, jugar y completarse a sí misma, sin conocer ni preguntar por qué se perdieron las pruebas de las prohibiciones.

Cuando entendí que podías decirme adiós, devolví el trozo de memoria posible y volví a ser compatible con mis ilusiones, con la posibilidad de escuchar a las demás y navegar juntas en el absurdo, en el fracaso, y a la vez en la complicidad que manejamos al conocer los extremos de la luz y de la amistad.

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