Por: Mary Ramírez
Sobre mí te drogas, me drogas, sin dejar lucidez después de apretar con intensidad mis manos en la curva de tu espalda.
Cuerpo, con seis letras, traduce mi éxtasis, el estado de plenitud máxima que me generas. Siento cómo entre mis piernas se forja una ola que arrasa con todo lo que hay encima.
Tic tac, tic tac, el reloj a su ritmo, tú y yo al nuestro, más rápido, más caluroso, más lujurioso. El tic tac que satisface, que endurece mis pezones y encoge mis piernas por no soportar más lo que dentro de mí sucede.
Tú, quien ha logrado mis orgasmos más certeros, dilatas mis pupilas y agudizas mis oídos para escuchar tus gemidos. Susurras, y viajo fuera de este mundo en cuestión de segundos, contigo, dentro de mí.
Las piruetas de tu lengua estremecen mis sentidos, agitándome, sacudiéndome, cansándome, satisfaciéndome.
Y siento, te siento, te beso. Me muerdes, me sientes, me besas. El café en la mesa se enfría, los cristales de la ventana se empañan, la llama de la vela se opaca, las sábanas se humedecen.
Sonríes, sonrió, respiramos, nos amamos.
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