Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

El enigma del primer secreto

En las noches, especialmente, quiero descifrar este secreto, cuando me ronda la dualidad que niega mi mente sensata.

Ahí, con esas pretensiones nocturnas, escucho los ruidos externos, descifro los gritos de quienes pueden ser más felices y te pregunto por los nombres de las canciones que les motivan.

Entonces me respondes con el ritmo festivo de una vida joven y de fuego que le ha dicho sí a la novedad, porque no sabe de voces que le digan lo contrario. En cambio, de este lado, ya probamos algunos límites de la locura, para entender que el reposo libera, porque equilibra las necesidades y los méritos.

Cuando vuelvo a mí, siento de nuevo que la gratitud es la mejor compañera. Abro despacio las cuerdas de la persiana que me muestra el mundo exterior, para seguir descifrando los comportamientos que con el paso de los años cargan menos culpas y liberan el cuerpo del peso del tiempo.

Arrullo mi nuevo secreto. Empiezo a entender que la vida es el misterio que devela los tonos grises, sin contratiempos, porque la vida no es al todo o nada, como creías, sino un caminar por la cuerda floja, o moverse en el bulevar de los sueños rotos, con ojos que verán a tu medida.

Cuando empiezas a sentir que dos letras y una foto pueden seducirte, ahí está mi mirada limpia, diciéndote que hay un mar de fueguitos listos para arder, pese a que han probado la magia de las revoluciones de niña caprichosa.

Ahí está el secreto, diciéndote que develarlo puede ser un juego inoficioso, porque es preferible quedarse con la imagen de celebridad que me atribuyes, cuando en realidad, soy la loca desbordada que juega con palabras, sin que nadie aún entienda el siguiente movimiento del tablero secreto al que solo accedemos los dos.

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