Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Cuando el universo conspira

Un respiro profundo desata la calma en nuestro interior, nos aclara el espectro y esa realidad que en segundos se dejó ganar por un torbellino de sensaciones viscerales y transitorias.

Somos humanos y más allá de la carne, los huesos, y demás órganos que nos componen, está esa parte que alberga la esencia, lo que somos, lo que no podemos negar ni esconder.

Cuando el universo conspira todo se torna confuso, estrecho, impenetrable e inusual.  Nos sentimos apabullados, nos dejamos llevar por sentimientos y emociones; traicionamos nuestro carácter porque nos mostramos débiles ante las situaciones que desata.

Cuando el universo conspira sale a flote esa indescifrable forma de pensar, actuar y hablar que nos marca y nos hace diferentes. Cuánto damos y cuánto esperamos recibir, qué hacemos en nuestro diario vivir para declarar con certeza, en muchos casos lo que merecemos.

Nos creemos invencibles, impenetrables y a veces hasta justos. Pero cuando el telón cae y deja al descubierto lo débiles que somos, los miedos y vacíos. Sería tan fácil descargar con expresiones más constructivas que destructivas.  Actuamos para ir un paso adelante, pero delante de qué?

De lo malo o de lo bueno, y para el reconocimiento de quién? Cuando el universo conspira debería salir a flote nuestra humanidad, esa que nos hace sentir compasión por el otro, respirar profundo y entender que la pobreza en las relaciones es más mental que sentimental o hasta carnal,   esa que se ve reflejada solo en el amor maternal, donde prima el despojo de mi yo como prioridad para brindarle al otro algo más sublime.

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