Hundiendo teclas

Publicado el Carlos Mario Vallejo

Urgente: lo de Ana María Mesa no es feminismo: es misandria

Por: Carlos Mario Vallejo

He temido que se tome esta contestación como una defensa del machismo. Que se me tache como un simple hombre oportunista (abundan) que procura tergiversar las luchas de las mujeres. Que no me crean que mi respuesta va desde el amor.

Si bien soy partidario del sarcasmo, me parece que no es el camino en la lucha contra el machismo a propósito del sonado hilo de twitter de la periodista Ana María Mesa contra los dichos de la cultura impuesta machista.

Soy solo un periodista raso que no se ha sentido bien, no como hombre, sino como persona, con los laureles con que han coronado el trabajo de Mesa, ella sí una profesional ejemplar.

Comienzo, porque los siguientes conceptos no soportan escala de grises, poniéndome perogrullesco. Tautológico. El feminismo consiste en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y está bien. La misandria es aversión a los varones, la androfobia temor a ellos, y el sexismo discriminación por razón de sexo, y están muy mal.

En los últimos tres males me parece que da positivo el trabajo de Ana María Mesa, que surgió en Twitter, y ahora aparece en formato libro en Como hombres. El mundo de las mujeres en zapatos masculinos, bajo el sello Planeta (que no he leído, pero desaconsejo al menos a quienes ya tienen algunas armas en la batalla feminista y quieran aspirar, en palabras de Virgine Despentes, a ejercer un feminismo verdaderamente punk).

Desde que empezó la cadena de tuits (un medio ya de por sí agresivo), pasando por su viralización (adóptese más la acepción patológica de la palabra que la cibernética) y en su actual conversión a libro, me ha bastado leer algunas frases para adoptar una posición más derrotista que esperanzadora en lo que al cambio social se refiere.

Una persona del feminismo que llamo políticamente correcto (antipunk), me tachó en Facebook de ejercer el mansplaining (explicar algo un hombre a una mujer de modo condescendiente o paternalista) por haber citado del diccionario uno de los conceptos del tercer párrafo, al atacar el libro por inmoral. Estuve tentado a responderle como ella hizo: desde mi posición de sufrido (es cierto) miembro de la colectividad subetiquetada como B, del paquete LGBTQ, pero me niego a muerte a hacerlo, porque la etiqueta somatiza y mata y matar es malo (pero ese es otro tema). Sería ventajoso, pensé, debatir desde mi “pertenencia” a alguna de esas ficciones políticas del a etiqueta sexual, desde el “pobrecito yo, soy diverso sexual”. No.

Pero sí digo que el libro nos excluye porque solo habla de direcciones heteronormativas. En mi conquistas a hombres, por ejemplo, he escuchado rechazos de personas que, queriendo eso, rechazan diciendo “no, es que no hay que ser perro”, o “no, es que usted lo que quiere es eso”. Y el libro Como hombres… no solo no batalla ese puritanismo, sino que lo confina a la sola visión hetero.

 “El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”

La aparentemente loable idea de Mesa de “ponernos en los zapatos del otro”, termina erigiéndose como moralina en tanto no va al meollo del mensaje: solo lo salpica en la cara de ellos sin prever que puede agravar el problema, al llevar la discusión al asunto ellas vs ellos. Califica Mesa algunos de los dichos redimensionados, de “machistas y asquerosos” per sé, y arroja la brasa ardiente a la “contraparte”, con lo que el único que sale triunfal es el sexismo.

No voy a cuestionar que la autora cobije buenas intenciones al arrojar piedras a la cultura machista, de la que es un imperativo ser un luchador sin cuartel. Pero ese prurito termina embaldosando la vía hacia la violencia. Parece un intento de avanzar, pero termina convertido en linchamiento ideológico no del hombre, sino, en el fondo, de la libertad sexual.

Si avanzamos hacia el cambio social desde la satanización del sexo y de la promiscuidad, vamos en retroceso. Este es el punto clave de mi contra y es en lo que me voy a enfocar: la normalización, implícita en el trabajo de Mesa, de que es negativo ser promiscuo y tener sexo fácil y rápido.

Los trinos de Mesa lejos de invitar a los hombres analizar la naturaleza de los comentarios considerados machistas que ellas por tanto tiempo han recibido (quién va a negarlo), lejos de ponerlos “a pensar qué tal que fueran ellos los que recibieran esos comentarios”, refuerzan la justicia regresiva del “ojo por ojo, diente por diente”.

Y es que bajo este basamento del talión parece descansar el interesante ejercicio de Mesa, que no por audaz lo exime de desembocar en apología de la venganza y nos aleja del ideal de “no hacer a otro lo que no quieres que te hagan a ti”.

El problema de los llamados a la sensatez es que solo los acatan los que ya son sensatos, dijo el aforista Luis H. Aristizábal. Y el problema en nuestro caso no solo es ese, sino que ni siquiera el pretendido “llamado a la sensatez” de Mesa no parte desde premisas de amor. ¿Violencia con más violencia? Me parece que no procede, aunque yo mismo dije que, de ser uno de los amigos rumberos de las víctimas de Ciro Guerra, me habría ido a las manos con él a pesar de su poderío.

Pero eso no es lo más grave de la popular publicación de Ana María Mesa. Lo es que muchas de estas frases ni siquiera yendo en el original sentido hombre vs. mujer deberían considerarse ofensivas.

Algo realmente revolucionario estribaría en cuestionar el papel de todos en materia de revolución feminista. “El feminismo para mí es una lucha por ser considerada un ser humano igual en deberes y derechos”, dijo Marta Molina, activista feminista boliviana.

Hablo, y me acusarán de hilar ya muy delgado, de atacar posibles violencias implícitas emitidas desde una posición no dominante, como el dogma “primero las damas” (en vez de a las personas), “se debe dar el puesto a las mujeres en el bus solo por serlo” (y no a las personas), “no se deben dejar a ellas llevar cargas pesadas”, e infinidad de ¿sutiles? sexismos que por estar normalizados como ejercicio de caballerosidad (ah, qué palabrilla), no son menos riesgosas en el ideal de la igualdad. En un sentido similar se manifestó la columnista Aura Lucía Mera: “(…) los logros obtenidos por las mujeres son el fruto de años de lucha y confrontaciones. Todavía falta camino por recorrer, pero se avanza en todos los campos. Pero de allí a que nos hayamos convertido todas de repente en víctimas y puras, acosadas miserablemente por las hordas de machos, hay mucha tela para cortar”.

Madres víctimas del miedo o la aversión a hombres

Desde luego que no se trata de sacar la cara por los hombres que no cometen machismo y que, pobres, son metidos en la misma bolsa de los que sí lo cometen, como alegan algunos sensatos (aunque también). Se propone verificar si el mensaje supuestamente machista es en sí mismo verdaderamente ofensivo (no si se dice con intención de ofender) y en qué medida el traslado que propone Mesa ejerce pedagogía desde el miedo

Una colega entusiasta con mi matizar contó que cierto día su hijito llegó sumamente compungido del colegio al ver una turba de mujeres clamando muerte a todo lo que oliera a hombre en una manfestación en Madrid. “Eso en vez de verse como apoyo a las mujeres, los niños lo sienten como un ataque hacia ellos. Mi hijo se sintió atacado y violentado al imponerle ideologías que él no practica, ni contempla, pero por el sólo hecho de haber nacido hombre se las atribuyen”.

Y no puedo dejar de citar el yerro del texto de Cristina Gallego sobre, de nuevo, el caso Ciro Guerra.No voy a hablar de que ella dijo que no justifica lo que hizo el cineasta ni del sufrimiento de los hijos hombres que tiene con el director. Voy a la madre del problema, que dije arriba: considerar ella que es problemática la promiscuidad. Gallego insinuó como problemáticas las “infidelidadesde Guerra cuando fueron pareja y que “a pesar” de eso era buen tipo.

Repito lo tenebroso de considerar problemática la promiscuidad, una consideración inmoral y antinatural que prohíja muertes a granel. Cuando estuve de reportero en la prensa roja, la consideración de la promiscuidad como negativa arrojaba no pocas muertes pasionales por semana en Manizales: el tema de los celos de lado y lado, el considerar a la pareja como rehén, las rivalidades canibalescas en nombre del amor.

Algo antes de ir a las citas de Mesa y el libro (#COMOHOMBRES): el bulling de la imagen en la portada del libro es tan degradante que no debería referirlo, porque es como quien dice: vengan todos y linchemos a este man (a todos los manes), somos Ana María Mesa y María José Guzmán y de eso va mi libro: de venganza y de elevarnos sobre los demás.

Ahora sí las citas

Ana María Mesa: “Soy feminista en lo privado. En Twitter siempre plasmo lo que pienso, pero no me considero activista ni pertenezco a ningún colectivo”.

Comentario: con razón la popularidad. El linchamiento es populoso.

Ana María Mesa: “El primer tuit que escribí dice: ‘Por promiscuos, por ser incapaces de resistir una erección, por violadores, por acosadores’”.

Comentario: Desacreditar de entrada la promiscuidad adjuntándola al hombre erecto, y luego relacionarla con violación y acoso, nos mete en el puritanismo moderno (“el puritanismo es el miedo obsesivo de que alguien, en algún lugar, pueda estar siendo feliz…”, dijo Juan Esteban Constaín que dijo Henry Louis Mencken). Un puritanismo que quizás falto de disposición aún para enfrentarse a la aterradora perspectiva de una elección sexual y romántica realmente
libre, intenta imponer la familia nuclear y el matrimonio monógamo enseñando a avergonzarse del sexo.

#COMOHOMBRES: “Mija, usted a la calle y su hermano a la casa, porque las perras en la calle, los perros en la casa”.

Comentario: ¿por qué hacer seguir haciendo creer, volteando o dejando así la frase, que la promiscuidad (perro-perra) no es una cualidad sino un defecto?

#COMOHOMBRES:

“—A ver, yo me quiero tomar una foto con la doctora y el pelado bonito.

—El pelado bonito también es doctor.

—Ay, pero no te ofendas por eso, no te pongas difícil”.

Comentario: ¿por qué insinúa Ana María Mesa que ser difícil tiene algún mérito? Me pregunto:” ¿Ser “difícil” con una persona que gusta tiene mérito? ¿Tiene mérito “aplazar el gustico”? Opino que no.

#COMOHOMBRES: “todo lo que hemos venido haciendo es sarcasmo”.

Comentario: de acuerdo, pero ofender o maltratar a alguien (los hombres en este caso) es válido porque el sarcasmo ofende y maltrata, pero no edifica en feminismo, como lo vienen haciendo creer.

#COMOHOMBRES: ¿Cómo me voy a dejar mandar de un tipo? De seguro es el mozo de la jefe, todo un trepador”.

Comentario: ¿Por qué satanizar de entrada el que alguien sea amante de alguien? ¿Por qué, y no toquemos el tema de profesionalismo, desvirtuar los contratos de ascenso laboral a cambio de sexo (trepadores) si lo suscriben dos personas adultas y conscientes? Toda relación sexual desde el consenso mejora la vida, estrecha lazos íntimos, abre consciencias espirituales, y entre más haya, como en la multiplicación de los panes, mejor. Pero esta satanización no lo tiene en cuenta la autora, y en cambio pasa a direccionarla versus masculino.

#COMOHOMBRES: “Ya te dije que un hombre se ve mal saliendo con sus amigas a tomar algo, los hombres deben quedarse en su casa”.

Comentario: La controvertidísima feminista Camille Paglia proponía pensar la violación como un riesgo que hay que tomar, inherente a la condición femenina. Paglia, en entrevista con Virgine Despentes: “En los años 60, en los campus, las chicas estaban encerradas en los dormitorios comunes a las diez de la noche, mientras los chicos hacían lo que querían. Preguntamos ‘¿por qué esta diferencia de trato?’ nos explicaron ‘porque el mundo es peligroso, corren el riesgo de ser violadas’, contestamos «entonces dennos el derecho de arriesgarnos a ser violadas”.

#COMOHOMBRES: – ¿Y no trajeron nada de hombres? (escuchado en un cumpleaños)

Comentario: se precisa avanzar en que se formen parejas de cualquier sexo en las celebraciones y en que no haya problema en que se pidan mujeres u hombres con intenciones sexuales para solazar las fiestas.

#COMOHOMBRES: “A él le dicen ‘se embaló. Lo cazaron, ya no se puede quitar… ay mijito ya se echó la soga al cuello sin necesidad’. A mí me preguntan que si ya sé cocinar, lavar y planchar”.

Comentario: ¿Por qué reproducir el esquema monogámico “ejemplar” cambiándolo en dirección a ellos –sin cambiarlo- en lugar de echarlo por tierra y proponer un código de libertad para los que decidan vincularse en sociedad amorosa?

#COMOHOMBRES: “Los hombres son la creación más bella y perfecta de dios”. Recalca que el valor de una mujer está en su identidad física; es vista como un objeto sin pensamiento que fue creado por una divinidad para el hombre.

Comentario: Acá no hay sarcasmo. Es cierto el concepto apolíneo: un hombre: Que posee gran perfección corporal.

#COMOHOMBRES: “Que haya un hombre en el equipo es clave. ¡Le pones el toque masculino a todo!”

Comentario: Sí es importante que, en contextos de predominio de hombres, hayan mujeres, o viceversa, y celebrarlo es importante y necesario, contrario a lo que quieren hacer creer en #COMOHOMBRES.

#COMOHOMBRES: “A los hombres inteligentes les cuesta mucho conseguir pareja”.

Comentario: esto ni siquiera parece que lo hubieran volteado. Sucede igual y ha sucedido igual desde la Ilustración.

#COMOHOMBRES: “Díganle a un niño de administrativa que se comunique con el niño de logística para que ambos ayuden al niño de dirección”.

Comentario: no es en lo más mínimo poco usual que se refieran a los hombres como niños. Y sería maravilloso que sucediera más.

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