Hundiendo teclas

Publicado el Carlos Mario VallejoFormato Imagen

Juano Jurado: el artista, el hombre

Juano Jurado acumula una trayectoria como cantautor de más de una década. Foto: Cortesía.

La escritura, sea que se vierta en canciones o en poemas, no va llegando a la hoja de Word en el computador de Juano Jurado por arte de la inspiración. Anda armado de un blog de papel amarillo “que compro porque intencionalmente evoca algo en mí”. Escribe y corrige con lapicero: “me gusta ver los tachones. Tinta negra siempre”, detalla en conversación telefónica desde su casa en el barrio Palermo de Manizales, en donde se emplea como cantautor, escritor y profesor universitario. Su producción emerge desde la biblioteca o el estudio musical. En este se sienta a escribir poemas y canciones, en aquella, prepara su trabajo académico.

Tras publicar su poemario Cutáneo, relativo a la piel, en el que recoge años de trabajo poético, ha empezado ya a trabajar la segunda parte del libro, “pero con un enfoque más visceral”, anuncia. A este libro se suman cinco trabajos discográficos desde Presente y futuro, en 2008, hasta Piel y mente, en 2018.

Abogado de la Universidad de Manizales, especialista en investigación criminal, Magíster en derecho, y estudiante de sexto semestre del Doctorado en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira, del que prepara tesis sobre el pensamiento político de José María Vargas Vila, Juano Jurado reparte sus horas entre la vida familiar, la docencia, la música y la literatura.

“Valoro la idea que le he escuchado a Cortázar y Abad Faciolince en el sentido de que solo sobre el trabajo disciplinado van saliendo buenos productos. La mayoría de veces me siento a mirar qué sale. No soy de pensar qué voy a escribir. para el libro, me pasa que terminan poemas uniéndose, así sean escritos en momentos diversos, con tiempos o necesidades diferentes”, expresa.

Con Marcela, su esposa hace 7 años, se conoció en la universidad de Manizales, cuando ambos estudiaban derecho. “Allá le monté la perseguidora (risas)”. Sobre la influencia en su trabajo, apunta: “Ella se mete mucho en la parte musical. Actúa como mi representante, me mueve redes; le gusta la fotografía. Opina diciendo ‘no me gusta este ritmo, esta melodía’ y así”.

De esa unión nacieron dos niños. María Antonia, de 9 años, a quien “le gusta mucho la pintura. Se entretiene horas y horas dibujando”. Y Damián, de 3, que “ya ha pedido la guitarra. Tiene un teclado. Me pide que cantemos. Tiene la venita del arte. Cuando supuestamente me interrumpe lo hago parte del momento creativo”.

“La segunda parte de mi libro será más visceral”

La casa familiar conformada por el padre, Jorge Iván, la madre, Yolanda, y los hermanos, fueron caldo de cultivo artístico en la formación de Juano. Recuerda de aquella época el grupo infantil que conformó su madre, a sus 9 años con sus hermanas y algunos primos, con quienes cantaba a capela. “Y haber tenido en la casa una biblioteca. Ver a mi mamá y mi papá estudiando, él siendo del mundo de la academia, fue muy importante”, remembra. “Mi camino musical lo fui encontrando desde muy pequeño”.

¿Cuándo empezó todo y cómo decide si un trabajo será canción o para un poema?

Empecé a componer a los 13, 14 años, escribía sin pretensión de componer. Fui encontrando que muchas de esas poesías las podía ir volcando en canciones. A veces por la necesidad en la música, la escritura de letras se da más. Este año, como tengo que grabar, veo lo que tengo listo y depuro. Veo cuándo es más fácil de transformar algo en creación musical

De ahí viene en buena parte de Cutáneo

Cuando vi que las ideas se acomodaban, producto de esos años de escritura, decidí que Cutáneo estaba lista. Lo que han leído libre dicen que se lee muy rítmicamente, que fallaría la música para convertirse en canción.

La criminalística da buen material para historias, ¿ha pensado en dar el salto a la narrativa?

Tengo varios proyectos en marcha: cuentos cortos y una novela que tengo empezada. La idea es dejar salir la parte de mi conocimiento penal, los tipos de delitos que he llevado, pasarlos a la ficción. Y para finales de este año o el otro, proyecto un libro de análisis literarios.

¿Cómo combina la docencia con el arte?

Inicialmente era difícil encontrar los puntos de sinergia, de lograr un ideal en que converse mucho lo que hago con mi música y el derecho. Intento cambiar esa imagen que muchos tienen del abogado saliendo del mundo cuadriculado del derecho. Esto lo traté en el curso que di de cine arte y derecho en la universidad (de Manizales). Ver la historia a través de obras musicales, literarias o cinematográficas.

¿De cuáles escritores se influye ahora?

No soy casado con autores. Ha sido una lucha. No creo en los cánones. Vargas Vila se ha vuelto importante, me ayuda a explicar muchas cosas. Y de los más actuales, de pronto el filósofo Byung-Chul Han.

¿Cómo es un día normal suyo?

Intento tener rutina diaria de trabajo. Las primeras horas del día las dedico a mí, a la parte artística. Duermo poco. Me acuesto 11:30 12 p.m. y me paro a las 4:30, hasta las 7:30 a leer lo que se me dé la gana. Los fines de semana me gasto otra horita durmiendo.

Una rutina dura. ¿Tiene alguna ayuda extra?

La meditación: desde muy joven tuve estas inquietudes. Me acerqué a lo oriental brahmánico, lo budista, el concepto de karma, dharma. Comenzó como una práctica intuitiva, luego vinieron los libros y cursos … se convirtió en estilo de vida.

¿Y el ejercicio?

También. Hago el del viejito. Trotadita en la caminadora para despejar la mente. Escucho alguna banda sonora o pongo alguna entrevista de un autor o músico: siento energías distintas cuando lo hago. Una especie de meditación en movimiento.

Si estamos en la finca madrugo y me pongo a leer rodeado de la naturaleza. El fin de semana me enfoco más en la música. En la parte de atrás se oye el agua, ondean los guaduales. Un ambiente chévere. Allá sí “camino”, aprovechando el entorno natural.

Comentarios