Hundiendo teclas

Publicado el Carlos Mario Vallejo

9 selecciones de Extraños en un tren (Patricia Highsmith)

En el penúltimo colegio que estuve con la clase de literatura, logré conectar a más de la mitad del grupo de séptimo (niños de 12 y 13 años) con Extraños en un tren, tal vez la novela más lograda de Patricia Highsmith. Por el traslado de colegio quedamos a mitad de camino, ya consumados los asesinatos. No solo la trama los atrajo, como atrajo a Hitcock, que la llevó célebremente a pantallas, sino la sensibilidad descriptiva de Patty (así firmaba la Highsmith sus cartas a amigos como Jorge Herralde) para perfilar los personajes en esta historia en la que Bruno mata a la esposa de Guy, a quien conoce en el tren, y obliga a este -coartada perfecta- a matar a su odiado padre.

  1. “Diríase que la pradera ondulaba solamente, como una inmensa manta, rosada y ocre, que alguien estuviese sacudiendo”.
  2. “Diríase que los ojos inyectados en sangre habían estado clavados en él todo el rato detrás de los párpados cerrados”.
  3. “Guy le miró con cara de asco. La figura de Bruno parecía desvanecerse por sus contornos, como un fenómeno de delicuescencia. Diríase que había quedado reducido a una voz y a un espíritu, el espíritu del mal”.
  4. “Dentro de él, invisible desde fuera, oculto como la imperfección de una joya, había temor, temor al futuro y al fracaso, un temor que jamás había logrado vencer”.
  5. “Miriam sonrió y rápidamente volvió a cerrar sus carnosos labios rosa y naranja. «Lo hace para disimular cuán espaciados están sus dientes», recordó Guy”.
  6. “Por su silencio, por su modo infantil de humedecerse el labio superior con la lengua, Guy entrevió la trampa en que Miriam estaba metida”.
  7. “El aire de ensueño empezaba a disiparse como la niebla en los ojos verdes agrisados de Miriam”.
  8. “De vez en cuando, se inclinaba para acercarse al espejo y con sus ojos grandes y azules escrutaba las pequeñas arrugas que se dibujaban bajo sus párpados y las líneas curvadas que la risa había impreso en su rostro partiendo de la base de la nariz. Si bien su mentón tendía a retroceder un poco, la mitad inferior del rostro se proyectaba hacia adelante, haciendo que sus labios carnosos sobresaliesen de modo muy distinto al rostro de Bruno”.
  9. “Murmullos nocturnos. Insectos. Bichitos. Y un mosquito junto a la oreja. Bruno se la cubrió con la mano ahuecada y el trompeteo del mosquito se hizo ensordecedor, apagando las voces”.

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