Dirección única

Publicado el Carlos Andrés Almeyda Gómez

La mejor de las patrias posibles

Cuando nada merece respeto en la sociedad debemos labrarnos en la soledad nuevas lealtades silenciosas.

Nicolás Gómez Dávila.


cannDie Blendung, única novela de Elías Canetti (Bulgaria, 1905- Suiza, 1994), fue traducida al español, inglés e italiano como Auto de fe (1), aunque el término designase en realidad una especie de ‘deslumbramiento’, precisamente el motivo dominante que terminará por consumir, a través de sus páginas, la mejor de las patrias posibles, la inconmensurable biblioteca de su protagonista, Peter Kien (2):

“El calor deforma las encuadernaciones —escribe la novelista francesa Catherine David—, el humo vela la masa de los caracteres. Bajo el efecto de las llamas, las palabras danzan, iluminadas, antes de desaparecer en un desierto de cenizas”.

Los libros, que cubren ya todas las paredes de su departamento y que pronto obligarán a su ‘inquilino’ y guardián a prescindir de sus habitaciones, constituyen en esta novela algo más que el soporte del relato, son, en un sentido complejo, el verdadero protagonista. Luego de la aparición de Teresa (Ama de llaves que no tardará en convertirse en su esposa y su verdugo), Kien se verá obligado a despertar de la paranoia solitaria ante la cual los otros, y de una forma especial las mujeres, existen apenas como accidentes de esa vida diaria que transcurre al otro lado de su puerta. Luego, la mujer ancestral o mundana o mediática, se presenta como un disonante para dicho paraíso, el de un hombre que “tiene en su cabeza una biblioteca universal”.

Teresa, como paradígma de esos seres incomodos y atropelladamente malignos, obliga a Kien a enfrentar una realidad para él desconocida, la del destierro de su castillo de marfíl en donde supo mantenerse a salvo de las «estupideces» humanas, como ha dado en titular un cuadernillo que  siempre lleva en su cartera para  tomar nota de todo cuanto le molesta de los hombres.

Cargando apenas con la idea de continuar sus trabajos de investigación y vagando por el submundo mientras lentamente su expulsión del paraíso lo lleva a conocer las diversas caras de la miseria humana –encarnada ésta en un “jorobado abyecto” que le quita hasta el último céntimo antes de empujarlo a la locura–, Kien recorrerá las librerías de la ciudad en procura de títulos que sólo harán parte de una biblioteca imaginaria. Tropezará, por ello, en empresas condenables, el crimen, el pillaje, la sobrevivencia; se convertirá en un demente que busca afanosamente reconocerse a sí mismo: “Sin los libros viviría, sin duda, con más intensidad —escribe Elías Canetti en La provincia del hombre—, pero ¿dónde estaría? No sabría dónde está, no se orientaría. Para él los libros son brújula, memoria, calendario, geografía”.

Esta desastrosa condición será pronto minimizada por la presencia de su hermano George, psiquiatra monomaniático que le rescata de su descenso a los infiernos y quien de alguna forma devolverá las cosas a su lugar, al de “Una cabeza sin mundo”, primer apartado del libro. De regreso a su biblioteca de ventanas tapiadas, Peter Kien resuelve inmolarse en un ritual casi místico, he aquí el Auto de fe, el ‘enceguecimiento’. Incurre entonces en el episodio final de su locura: “Va separando hoja por hoja, las arruga, apelotonándolas, y las tira a los rincones. (…) Cuando por fin las llamas lo alcanzaron, se echó a reír a carcajadas como jamás en su vida había hecho”.

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1. Esta novela de Elías Canetti, publicada por primera vez en español por Mario Muchnik editores hacia 1980, hace parte de la obra completa del Nobel bulgaro recogida recientemente por la editorial De Bolsillo.
2. Escribe Canetti, en la justificación de su novela, algunos hechos que le obsequiaron la idea de su libro. Así mismo, explica el porqué del nombre de su protagonista, pues Kien en alemán significa, según anotan los editores, “leña resinosa o tea”.

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