Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

Un breve relato de León Gil

No es la primera vez ni será la última en que le cedo el espacio de mi blog al texto de un amigo. En este caso se trata de León Gil, un paisa a quien conocí vía email y Twitter, y que hace unos días me mandó un relato breve y sin floripondios, cecina de la mejor calidad. Así es que le pedí permiso para ubicarlo acá, y le rogué además que se presentase a mis lectores. Et voilá!

Este es su autorretrato:

«Nací en Venecia, una sin canales ni góndolas, en 1954. Cursé estudios de Física en el alma mater de Antioquia y me he desempeñado aquí y allá como docente de física y matemáticas. Y aunque tengo en mi haber cuatro libros de poemas,  y otros textos y poemas míos han aparecido en revistas, periódicos y antologías de Colombia y del dizque mundo exterior, mi oficio nunca ha sido la poesía o la literatura».

Y este es su relato:

«Después de que toda la soldadesca se hubo saciado con la joven e indefensa guerrillera, el comandante de la tropa mandó llamar al vigía Paniagua, quien desde lo alto de un árbol acechaba el camino observando al mismo tiempo el desfogue de sus camaradas: “Paniagua, que ya puede bajar a almorzar, le manda a decir mi sargento”, le gritó un soldado pequeño y macizo, mientras se cerraba la bragueta de su camuflado.

Entonces ocurrió algo que no es tan extraño en estos casos, es decir, que el aludido se negara a “comer” (pues, como suele decirse, alguien puede estar “desganao”, o “pajiao”), pero que sí lo fue por lo inusitado de su fundamento. Paniagua dijo: “Esa pobre perra ya ha sido demasiado envilecida y humillada como para podérsela comer sin compasión, con la rabia y el odio que son debidos y necesarios”».

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