Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

Antología de páginas inolvidables (13) Tomás Segovia

Y aquí continúo con mi antología de páginas inolvidables como las que ya les ofrecí de Liv Ullmann, Jorge Amado, Marcos Ana, José López Rubio, Juan Ramón Jiménez, Gottfried Benn, Luigi Pirandello, Rainer Maria Rilke, Álvaro Mutis, Arthur Miller, Somerset Maugham  y el poeta neerlandés J. B. Charles (1910-1983), seudónimo de Willem Hendrik Nagel, que combatió en la Resistencia de su país contra la ocupación nazi. Hoy les quiero ofrecer una decena de sonetos eróticos de uno de los mayores poeta de la lengua de Castilla a ambos lados del Atlántico: mi inolvidable amigo Tomás Segovia, uno de los más fértiles regalos que le hizo España a México. De sus ocho sonetos votivos, a los que añadió tiempo después la propina de otros dos, pudiera decirse lo que se lee en el Quijote a propósito de La Celestina: que serían a mi entender divinos, si encubrieran más lo humano. Pero ¿a santo de qué encubrirlo?

*******************************

SONETOS VOTIVOS

de Tomás Segovia

 

1

Los recuerdo turgentes y temblones,
tus grandes, densos pechos juveniles,
tímidos y procaces, pastoriles,
frescos como aromáticos melones.
Eran el más solemne de tus dones
cuando al fin liberabas sus perfiles
en cuartos cursis de moteles viles,
deliciosa de susto y decisiones.
Juguetona y nerviosa los mecías
retozando desnuda sobre el lecho,
plétora pendular frente a mis dientes.
Y cuando muda y grave te me abrías,
te sentía apretar contra mi pecho
sus dos bultos callados e insistentes.

2

Tu carne olía ricamente a otoño,
a húmedas hojas muertas, a resinas,
a cítricos aceites y a glicinas
y a la etérea fragancia del madroño.
Hábil como una boca era tu coño.
Siempre había, después de tus felinas
agonías de gozo, en las divinas
frondas de tu deseo, otro retoño.
Te aflojabas de pronto, exangüe y yerta,
suicidada del éxtasis, baldía,
y casta y virginal como una muerta.
Y poco a poco, dulcemente, luego,
absuelto por la muerte renacía
tu amor salvaje y puro como el fuego.

3

Entre los tibios muslos te palpita
un negro corazón febril y hendido
de remoto y sonámbulo latido
que entre oscuras raíces se suscita;
un corazón velludo que me invita,
más que el otro cordial y estremecido,
a entrar como en mi casa o en mi nido
hasta tocar el grito que te habita.
Cuando yaces desnuda toda, cuando
te abres de piernas ávida y temblando
y hasta tu fondo frente a mí te hiendes,
un corazón puedes abrir, y si entro
con la lengua en la entraña que me tiendes,
puedo besar tu corazón por dentro.

4

El breve trecho, pero sorprendente,
que va desde la voz fresca y alada
de tu clara garganta a la callada
monocordia del coño hondo y ferviente,
basta para que así me represente
lo que hay en ti de náyade o de hada
que en lo alto vuela y en lo limpio nada,
pero fundada tenebrosamente.
Qué incomparable don que a un tiempo mismo
des a la luz tu risa, y al abismo,
secretamente, valerosa te abras.
Y que a la vez te tenga en mi entusiasmo
volátil e infantil en las palabras
y temible y mujer en el orgasmo.

5

Un momento estoy solo: tú allá abajo
te ajetreas en torno de mi cosa,
delicada y voraz, dulce y fogosa,
embebida en tu trémulo trabajo.
Toda fervor y beso y agasajo,
toda salivas suaves y jugosa
calentura carnal, abres la rosa
de los vientos de vértigo en que viajo.
Mas la brecha entre el goce y la demencia,
a medida que apuras la cadencia,
intolerablemente me disloca,
y al fin me rompe, y soy ya puro embate,
y un yo sin mí ya tuyo a ciegas late
gestándose en la noche de tu boca.

6

Sé que no sabes que recuerdo tanto,
tu piel untuosa y pálida, amasada
con fiebre y luna, y tu boca abrasada,
blanda y jugosa y salada de llanto,
y tu implorante gesto de quebranto
sobre tu frigidez crucificada
y agradecida y tierna aunque insaciada,
y mi esfuerzo patético entretanto,
y el amor con que entonces se volvía
tu largo cuerpo de impecable diosa
en su halo de luz y denso efluvio,
y ofrecías sensual a mi porfía
la masa de las nalgas prodigiosa,
guiando mi mano hacia tu pubis rubio.

7
(Soneto a la inglesa)

Todo hombre sin mujer es un Crusoe.
Náufrago de tu ausencia, me rodeo
del simulacro gris de un ajetreo
cuya nostalgia sin piedad me roe.
Y al correr de los días o los años,
voy odiando mi edén entre las olas,
y mi siembra de amor erguida a solas,
y mi semen tragado por los caños.
No la caza triunfal, ni el fruto en ciernes;
no el perro, ni el paraguas, ni la mona;
no el papagayo o el hogar, o un Viernes;
sólo un sueño imposible me obsesiona:
por entre escollos y corales y algas,
nadar hasta la costa de tus nalgas.

8

Hay una fantasía que a menudo
me hace temblar como una fiebre aguda:
tú yaces junto a mí toda desnuda;
yo yazgo junto a ti también desnudo.
Y pegado a tu flanco, ungido y mudo,
islas en ti mi piel cubre y escuda,
y su ritual las marca y las saluda,
y a un talismán con cada mano acudo:
una mano litúrgica en tu sexo
de vello montaraz; la otra en un pecho;
y si pensara que me falta una,
tu otro pecho, lo sé, figura el nexo
con tu parte intocable, tu derecho
a un libre curso de remota luna.

****************************************

DOS SONETOS POSTERIORES

I

Si te busco y te sueño y te persigo,
y deseo tu cuerpo de tal suerte
que tan sólo aborrezco ya la muerte
porque no me podré acostar contigo;
si tantos sueños lúbricos abrigo;
si ardiente, y sin pudor, y en celo, y fuerte
te quiero ver, dejándome morderte
el pecho, el muslo, el sensitivo ombligo;
si quiero que conmigo, enloquecida
goces tanto que estés avergonzada,
no es sólo por codicia de tus prendas:
es para que conmigo, en esta vida,
compartas la impureza, y que manchada,
pero conmovedora, al fin me entiendas.

IV

¿Pero cómo decirte el más sagrado
de mis deseos, del que menos dudo;
cómo, si nunca nombre alguno pudo
decirlo sin mentira o sin pecado?
Este anhelo de ti feroz y honrado,
puro y fanático, amoroso y rudo,
¿cómo decírtelo sino desnudo,
y tú desnuda, y sobre ti tumbado,
y haciéndote gemir con quejas tiernas
hasta que el celo en ti también se yerga,
único idioma que jamás engaña;
y suavemente abriéndote las piernas
con la lengua de fuego de la verga
profundamente hablándote en la entraña?

********************************

Comentarios