Tejiendo Naufragios

Publicado el Diego Niño

Profesor Jirafales

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A Rubén Aguirre lo marcó su profesor de primaria. Alto, voz gruesa y malhumorado. Cada vez que se enfurecía decía Ta Ta Ta al tiempo que golpeaba la mesa. Los alumnos sabían que era momento de callar, sentarse y esperar el regaño. Hay que decir que el profesor también era un hombre dulce, que ayudaba a los estudiantes que tenían problemas de aprendizaje con una paciencia bíblica.

Años después (a finales de los sesenta), Rubén conoció a Roberto Gómez Bolaños, quien lo embarcó en proyectos bastante difusos. El primero se denominó Los Supergenios de la Mesa Cuadrada, que hacía parte del programa Sábados de Fortuna. Una tarde Roberto le pidió que personificara a un profesor. “¿Qué clase de profesor?”, preguntó Rubén. “El que sea”. «¿Para cuándo?», continuó preguntando Rubén. «Para ya», respondió Roberto mirando el reloj. Entonces recordó a su profesor de primaria a quien imitó y le agregó el puro, no porque le viniera bien al carácter, sino porque le encantaba fumar y qué mejor que hacerlo mientras trabajaba. En ese momento Rubén Aguirre, con treinta y seis años, no sabía que ese papel le daría la inmortalidad a la que acaba de entrar.

Paz en su Tumba.

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