Tejiendo Naufragios

Publicado el Diego Niño

Negro domesticado

La frase de Francia Márquez aplica en muchos ámbitos.

Por ejemplo, existen evidencias de que un funcionario de la universidad Distrital se robó once mil millones de pesos que pagamos los bogotanos a punta de impuesto predial, valorización etc. Un grupo de estudiantes salen a la carrera Séptima para pedir su renuncia. El Esmad los golpea. Los estudiantes de la Javeriana se solidarizan con sus vecinos, no sólo porque son jóvenes, sino porque la plata que se robó el funcionario también salió del bolsillo de sus papás. El Esmad también los golpea.

¿Qué hace un grupo de ciudadanos?

En lugar de controvertir el exceso de fuerza del Esmad, que gaseó un hospital (lo que está penalizado internacionalmente) y de exigir celeridad en las investigaciones, condena a los muchachos que salieron a pedir la renuncia del funcionario investigado. Eso, como bien dice Francia, sólo lo hacen los negros domesticados en tiempos de la esclavitud.

No sea el negro domesticado de los corruptos: no bese la mano que lo roba. Al corrupto hay que caerle con todo el peso de la ley. Y, si la ley no les cae, hay que castigarlos socialmente. No hay perdón ni olvido para el corrupto.

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