Tejiendo Naufragios

Publicado el Diego Niño

Colombia y la minoría de edad

Durante el curso vacacional del 2010, tuve un alumno de 35 años. Pineda recibía clase con gafas negras, los brazos cruzados y expresión de que se las sabía todas. Sin embargo, sacaba cero en los quices. Intentó sabotear la segunda clase, no fue a la tercera y estuvo veinte minutos en la cuarta clase. Esa fue la última vez que lo vi. Días después el coordinador me preguntó por él: “la mamá llama todos los días”. Le respondí que había faltado a tres clases. Al siguiente día pregunté si alguien sabía de él. “¿Pineda? ¿Al que la mamá saca de los billares?”, respondió un muchacho.

Pineda era un adolescente con veinte años de experiencia: se emborrachaba, jugaba billar, fumaba marihuana hasta que la mamá lo sacaba de bares, billares o parques. A pesar de sus 35 años, Pineda necesitaba de ella para que lo reprendiera y decidiera por él. Era menor de edad en términos Kantianos: “Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por nadie. Cada uno es culpable de esta minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse de él mismo, sin la guía de otro”, afirma Kant en el ensayo ¿Qué es la ilustración?

Los colombianos somos menores de edad: necesitamos de un superior que tome decisiones por nosotros y de un policía que nos controle. El mejor ejemplo lo encontramos en los hechos de ayer: el presidente decretó el día sin IVA y los colombianos hicimos lo que quisimos. Y lo seguiremos haciendo porque es lo más cómodo: “Es tan sencillo como tener un libro que supla mi entendimiento, alguien que vele por mi alma y haga de mi conciencia moral, a un médico que me diga qué debo comer (…) para que yo no tenga que tomarme la molestia. No hay que pensar, siempre que pueda pagar; ¡Otros asumirán por mí este trabajo molesto!”, continúa Kant en el mismo ensayo.

Colombia será un país inviable mientras los ciudadanos no tengamos la capacidad de auto-controlarnos y de tomar nuestras propias decisiones. Por eso somos un país saqueado por corruptos y gobernado por mediocres o por delincuentes.

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