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Las vainas que uno promete para el próximo año

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Siempre existe la posibilidad de volver a empezar, de borrar todos los archivos basura, eliminar los virus y limpiar el disco duro.  Porque es ineludible pensar, que carajos vamos hacer de especial en los 12 meses siguientes. Y bueno, algunos miran el tema de forma optimista mientras otros hacen un bollo existencial acerca de las decisiones para año nuevo, en mi caso prefiero burlarme.

Hacer Dieta: Aparece el sentimiento de culpa después de comer en cantidades monumentales: natilla con buñuelos, pavo relleno, tamal al desayuno y el respectivo sancocho para el desenguayabe, esto sin contar que te vas de viaje y te dedicas a probar todas las delicias gastronómicas del respectivo lugar, en mi caso no me resistí a los alfajores, medialunas y dulce de leche que probé en la ciudad de la furia.  Y luego de tragar como si el mundo fuera a desaparecer, nos damos cuenta que hay vida después de la comida. Entonces cuando vemos que el pantalón sube con dificultad quedándose atorado en los muslos, y al sentarte aparece un michelin producto de aquel “desliz culinario”, decides optar por el  vegetarianismo y pagas el primer mes de gimnasio, corres al supermercado a comprar cereal, yogurt light, barras de granola y en la tienda naturista consigues el té verde chino recomendado por una amiga que dice haber bajado 5 kilos.

Cambiar de trabajo: Resulta que llevas muchos años en la empresa y si te quedas un tiempo más, empezaras a parecerte a uno de los muebles de la sala de juntas, ese que nunca mueven de lugar y que siempre estará ahí… por los siglos de los siglos… amén.  También te quejas de la compañera pasivo agresiva. O tal vez te sucedió que pediste un aumento y los jefes se confundieron incrementándote la carga de trabajo pero no el sueldo.  A todos los amigos les dices que ya cumpliste tu ciclo en la empresa y que estarás agradecida con bla bla bla.  E indudablemente uno de tus propósitos para el año que viene es buscarte un nuevo empleo cuasi perfecto donde trabajes menos, ganes muucho más, con unos jefes que no jodan, compañeros que no sean conflictivos y que además de todo, te quede cerquita a la casa. O si eres más ambiciosa querrás montar tu negocio, ese proyecto de ensueño en donde serás mega millonaria por hacer lo que más te gusta.

Dejar un vicio: Esos malos hábitos o costumbres que a punta de repetición se vuelven nocivos, como por ejemplo fumar, como por ejemplo un mal novio. Y consumimos eso que aparentemente nos genera placer sin embargo también nos acaba los pulmones o el corazón. Reconociendo que es tan duro dejarlo de un totazo (a la nicotina o al tipo), pensamos que se puede manejar dicha situación bajando la dosis diaria de cigarrillos o de polvos semanales, hasta que ya no necesitemos más de aquello que nos gusta pero nos asusta. Cuando creemos que todo está bajo control, aparecen los momentos de ansiedad, debilidad o puras excusas y caemos en la tentación de acompañar el tinto con un cigarro o de llamar al susodicho para un peligroso repitis. Vale recalcar que la anterior frase también aplica para el punto dedicado a la dieta.

En ocasiones nos obsesionamos por aprender algo, por meter más conocimiento a nuestro cerebro e insistimos en terminar ese curso de inglés que dejamos a la mitad, y aunque eso está muy bien, lo realmente transcendental sería realizar el ejercicio contrario, ese que te invita a desaprender y sacar las cucarachas de la cabeza, solo así tendremos espacio para que a nuestra mente llegue todo lo nuevo. También pienso que será una pérdida de tiempo tener como propósito “conseguir marido”, si no  se aprende a ser feliz en estado de soltería o peor aún, si existen conflictos internos sin resolver. Por eso antes de anhelar vainas, es bueno pensar si realmente estamos preparados para recibir los cambios que conllevan nuestras decisiones.

Muchos de los propósitos de año nuevo se reducen al autocontrol, para no abrir el refrigerador, para no escribirle por whatsapp, para no comprar esas botas de la última colección que te quedaron divinas pero realmente no las necesitas, pues debes empezar a ahorrar porque así tendrás más plata para irte de viaje, y  entonces no será en vano la vuelta a la manzana que hiciste con las maletas viejas. En conclusión en vez de querer tantas cosas, deberíamos pedir única y exclusivamente una descomunal FUERZA DE VOLUNTAD, con esto tendríamos un 70% del terreno abonado.

Y la cuestión no es formular deseos para el nuevo ciclo que inicia o lanzar promesas al aire que se queden sin gasolina entre febrero y marzo. Debemos tener presente, que lo importante no es decir QUE vamos a hacer, sino COMO lo vamos a hacer. Ese es el primer paso para dejar de hablar mierda y convertir las metas en realidad.

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