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¿Usted qué haría?

Si en esta vida nos dieran otra oportunidad

Si se pudiera parar el tiempo y volverlo atrás

si se pudiera con la experiencia recomenzar

si se pudiera borrar las cosas que hicimos mal

¿usted qué haría?

Hace un par de semanas murió el intérprete de esta canción, el argentino Diego Verdaguer por complicaciones al contagiarse de covid-19. Desde el comienzo de la pandemia, él y su esposa, la también cantante Amanda Miguel, expresaron su opinión frente al virus, argumentando que era una conspiración y de entrada, cuando salieron las primeras vacunas fueron reacios al tema y lo dejaron claro en diferentes medios de comunicación y redes sociales.  

Quienes pasan de los 40 años recordarán, tal vez, esta canción de Diego, que cuando éramos pequeños, escuchaban nuestros padres y sonaba en la radio y en la televisión y los shows del momento. La letra de la canción me dejó pensando acerca de qué haríamos si pudiéramos por un instante echar el tiempo atrás y reparar, mejorar, tomar caminos diferentes en la vida. 

En mis momentos de cavilación pensaba en las preguntas de la canción. Si con la experiencia que tengo hoy pudiera volver al pasado, qué haría…

Definitivamente, las cosas las haría diferentes. Si hubiera sabido que a mi papá le daría un cáncer y moriría a los 50 años de edad, tal vez hubiera sido más juiciosa en el colegio, hubiera sacado mejores notas para no preocuparlo, lo hubiera abrazado más, lo hubiera contemplado más.  Tal vez, si pudiera volver al pasado con lo que se ahora, cuando a mi papá le comenzara una leve gastritis, de inmediato le sugeriría una endoscopia y le diría que hiciera caso omiso de tomar mylanta durante un año como se lo recetó su gastroenterólogo, a ver si logro, de alguna manera, cambiar el destino.     Sería más fuerte de carácter con las cosas que viví.  Al volver atrás con lo que sé hoy, aprovecharía las oportunidades profesionales que tuve y que dejé pasar. Seguiría de largo al conocer personas que trajeron profundas decepciones, sería menos confiada y seria más selectiva de a quién le otorgo mi amistad y mi cariño. No desperdiciaría tanto tiempo en sufrimientos innecesarios, entre muchas, muchas otras cosas, disfrutaría más la vida. 

Pero me sale otra pregunta, que con alguna frecuencia me cuestiono:  ¿Somos nosotros los que decidimos sobre nuestro destino, tomamos las decisiones, voluntariamente y asumimos el costo?. 

Por ejemplo en el caso del cantante Diego Verdaguer, ¿Será que si hubieran tomado otra postura frente a las vacunas y se hubieran inoculado, él no se hubiera muerto?. ¿Es acaso un miti-miti, mitad destino, mitad libre albedrío?   Hay cosas que podemos elegir pero otras, como la muerte, están destinadas y tienen una fecha y una hora indicada?  ¿Nadie puede, acaso, escapar de su destino?

El escritor argentino Ernesto Sábato se refería al tema de una manera muy poética en uno de sus libros: 

“No hay casualidades sino destinos. No se encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo está escondido en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón. Porque si no, ¿Cómo el encuentro con una misma persona no produce en dos seres los mismos resultados? ¿Por qué a uno el encuentro con alguien lo lleva a la revolución y al otro lo deja indiferente? Razón por la cual parece como que uno termina por encontrarse al final con las personas y circunstancias que debe encontrar, quedando así la casualidad reducida a límites muy modestos. De modo que esos encuentros que en la vida de cada uno nos parecen asombrosos, no son otra cosa que la consecuencia de esas fuerzas desconocidas que nos aproximan a través de la multitud indiferente, como las limaduras de hierro se orientan a distancia hasta los polos de un poderoso imán. Así, marchamos un poco sonámbulos, hacia los seres y las situaciones que de algún modo son desde el comienzo nuestros destinatarios.”

Hace algunos años escribí en estas páginas sobre este tema y mencioné las 4 leyes de la espiritualidad en la India que, de alguna manera tratan de resolver ese constante “qué hubiera pasado si….”  dice: 

La persona que llega es la persona correcta:  nadie llega a nuestras vidas por casualidad. Todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido: Nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el “si hubiera hecho tal cosa hubiera sucedido tal otra…” No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, era lo que necesitábamos vivir para aprender sobre algo. 

En cualquier momento que comience es el momento correcto: Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará. 

Cuando algo termina, termina: Simplemente así. Relaciones, empleos, proyectos, nuestra vida o la de seres queridos. Todo tiene un final. 

Yo creo mucho en el destino y en que todo está escrito, solo lo que controlamos es la manera en que reaccionamos a lo que nos pasa. La vida de alguna manera nos empuja a pasar por ciertos caminos queramos o no. Sin embargo en este tema, como en muchos otros en la vida, nadie tiene la verdad absoluta y son un misterio. 

Volviendo a la canción, les dejo este interrogante: 

Si en esta vida nos dieran otra oportunidad

Si se pudiera parar el tiempo y volverlo atrás

si se pudiera con la experiencia recomenzar

si se pudiera borrar las cosas que hicimos mal

¿usted qué haría?

 

En Twitter: @AndreaVillate

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