Había una vez una isla en la que vivían todos los sentimientos y valores de las personas. Vivían felices porque entendían las diferencias de cada uno. Un día todos los sentimientos se enteraron de que la isla se iba a hundir, entonces todos prepararon sus barcos y se fueron marchando uno a uno. El orgullo empacó sus cosas y se fue solo. La felicidad y la alegría estaban dichosas con la nueva aventura. El humor hacía chistes. La ira peleaba con todos. La gratitud antes de irse le agradecia todo lo vivido a la isla. La tristeza no hacía más que llorar. El miedo era temeroso del cambio. La esperanza les decía a todos que lo mejor estaba por venir y así todos los sentimientos manejaban la situación a su manera y emprendieron la huida.
Únicamente quedó el AMOR, pacientemente hasta el último momento. Cuando ya no podía más, estaba agotado y la isla estaba a punto de hundirse, el AMOR fue rescatado.
Después de la tormenta, cuando todos los sentimientos estaban a salvo, el Amor quiso saber quién lo había rescatado, pues estaba tan agotado, rendido que no se percató quién lo había salvado. Así que fue directamente con la Verdad y le preguntó: Verdad ¿Puedes decirme quién me rescató??
_Ha sido el Tiempo, respondió la Verdad, con voz serena.
_¿El Tiempo?… se preguntó el AMOR ¿Por qué el Tiempo me ha ayudado?
Y la verdad respondió: Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuán importante es el AMOR en la vida.
Y por eso, pase lo que pase, termina el tiempo salvando al amor.
Todos en algún momento de la vida nos hemos enfrentado a la pérdida de seres amados, bien sea porque nos dejaron de amar, las cosas no funcionaron, la dura llegada de la monotonía o por la muerte.
Cuando nos dejan o dejamos de amar o simplemente las relaciones no funcionan, el tiempo hace que uno se acostumbre a la nueva realidad. Por muy duro que sea al comienzo… el tiempo cura y mágicamente hace que uno vuelva a creer y vuelva a darlo todo por alguien. Es decir, el tiempo salva a el Amor.
Y cuando perdemos seres amados por la muerte, el tiempo nos ayuda a acostumbrarnos a la idea de no volver a ver a esa persona físicamente, pero el amor permanece intacto. Es decir, el tiempo y el amor van de la mano.
Cuántas historias a veces escuchamos de amores que se dejaron, que ya se daban por perdidos y con el tiempo, el amor hizo su magia y los volvió a reunir… Necesitaban ese tiempo… cosas del destino. Al final todo es cuestión de tiempo…
Al que le van a dar, le guardan. Aplica para todo.
Cuántas veces uno discute con alguien o tiene alguna diferencia, se deja de hablar unos cuantos días, deja enfriar la situación y luego todo como si nada. El tiempo que sabe calmar tantas cosas…
Cuántas veces la vida nos saca de ciertos espacios laborales, donde no somos valorados y con el paso del tiempo nos pone donde debemos estar.
Cuando yo estaba triste por situaciones que me ocurrían de la vida, mi mamá solía decirme “Todo cambiará” y yo le decía ¿Pero cuándo? y ella me decía “algún día, pero todo va a cambiar”. Y hasta me lo dejaba por escrito. En diciembre encontré un papelito dentro de un adorno de navidad, me lo había escrito en mi cumpleaños del 2012, con su puño y letra, donde me decía lo mucho que me quería y muchas cosas lindas que esperaba que me ocurrieran, terminaba la nota con “Todo cambiará”. Y mucha razón tenía, aunque no ocurrieron las cosas que deseaba para mi, ocurrieron otras. Lo único constante en la vida es el cambio. Y los cambios se dan con el paso sabio del tiempo.
Dicen que el tiempo da las mejores respuestas… Yo no estoy muy de acuerdo, porque a veces las respuestas o conclusiones que nos da el tiempo no son las que quisiéramos, pero es lo que hay. Y frente al implacable paso del tiempo, como con el destino, nadie puede pelear.
Si en este momento no entendemos alguna situación por la que estemos pasando, solo debemos confiar en el tiempo, que terminará acomodando todo en su lugar. Cuestión de fe y actitud….
Tiempo al tiempo.
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