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¿Qué hemos aprendido?

Hoy 6 de marzo hace dos años se conoció el primer caso de covid-19 en Colombia, recuerdo nítidamente esa sensación de incertidumbre por esos días, una mezcla entre incredulidad y temor que se vivía en ese entonces. También recuerdo cuando comenzaron a reportarse las muertes en diferentes países del mundo y nos acongojaba el sufrimiento ajeno y viene a mi memoria las tristes imágenes de Italia que le mostró al mundo que esto era serio y que el panorama no era nada alentador.  Rápidamente en redes sociales y en charlas telefónicas o virtuales se hablaba mucho de “seremos diferentes cuando salgamos de esto” y me gustaba ese sentimiento, me gustaba pensar en que de pronto tenía que pasar eso para que cayéramos en cuenta de lo realmente importante en la vida. De trabajar en uno mismo, en mejorar como personas, en evolucionar.  

Muchas personas que hoy ya no están con nosotros no tenían ni idea que estaban viviendo sus últimos meses y que harían parte de esa lista de reportes diarios. Médicos y personal asistencial luchando contra el virus, ganando pequeñas victorias diarias cuando le reportaban a las familias de los pacientes que iban mejorando o pasando tragos amargos cuando por más que luchaban con la ciencia la vida de un paciente se les escapaba  y no había tiempo de procesarlo porque después de ese paciente, venía otro y otro y otro más. Muchos fuimos espectadores de este virus, otros lo padecieron en carne propia, otros tuvieron que despedirse de sus seres amados, ¿Qué cambió en cada uno de nosotros? ¿Qué aprendimos de esto?.  Hoy que ya la pandemia está cediendo, viene la pregunta: ¿Somos mejores personas que hace dos años? 

Por mi trabajo leo mucho la opinión de los oyentes y lectores de medios de comunicación en el país y me ha sorprendido con el tema de Rusia y Ucrania que dicen “qué nos importa lo que pase en otro país, lo único que nos debe importar es lo que pasa en Colombia” y esa frase la he leído en cientos de mensajes, así que   ¿Somos mejores personas que hace dos años? la respuesta es NO. Leí una frase alguna vez que decía: “Nos tiene que doler lo que le pasa al otro, nos tiene que doler la humanidad para mejorar esto, de lo contrario vinimos fue a robar aire”.  

La semana anterior, después de las dos de la tarde cayó un aguacero en Bogotá tremendo, cielo totalmente gris, con esa luz tenebrosa de los rayos y su sonido perturbador. Mi perrito estaba asustado, yo lo consentía, por aquello del poder tan grande de las caricias en cualquier ser vivo. Mientras mi perrito dormía en mi regazo y poco a poco dejaba de temblar, leía las noticias en mi celular de los primeros bombardeos de Rusia sobre Ucrania, el sonido ensordecedor de los rayos me asustó y pensé en toda la gente que en ese momento, estaría viviendo esos sonidos, pero no de rayos que pasaran brevemente, sino de bombardeos donde su vida y la de sus seres queridos estaría en riesgo.  La guerra es una locura.  

Me encantaba la película Pearl Harbor, por su protagonista Ben Affleck, quien me parece un churro, siempre vi con mucho cuidado la vida de todos los personajes, el que le acababa de pedir matrimonio a la novia, el que se estaba enamorando por primera vez, el que estaba feliz cumpliendo un sueño y todo cambió en un segundo.  Hoy personas igual que nosotros están pasando una tragedia inverosímil. 

Si bien es cierto que aunque la pandemia fue en todo el planeta, el aprendizaje es de cada uno, cada uno en su conciencia sabe qué aprendió de ella. Personalmente tuve muchos aprendizajes, pero creo que el más importante es el de preocuparnos por el otro, el de ayudar a otros, el de comprender que nadie es una isla y que todos estamos tomados de las manos en todo el planeta y por eso lo que pasa en un lugar repercute en otros, el efecto dominó. 

No se si mandar luz, orar, prender una velita, ayuda a otros, habrá que intentarlo… 

Y para ti, ¿Cuál fue el mayor aprendizaje que te dejó la pandemia a su paso? 

NOTA:  Debemos tener muy presente lo que ocurre en el mundo. El problema de tener personas en el poder que en algún momento de su vida han conseguido lo que quieren presionando a otros con violencia y por la fuerza de las armas, tarde o temprano volverán a recurrir a ellas para conseguir sus fines.  

 

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