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Mi Carta de Navidad

Cuando era niña lo que más me gustaba de la navidad era dejarle la carta al Papá Noel y esperar que en cualquier momento se la llevara.  Esa magia era maravillosa. En una oportunidad le deje la carta en el pesebre y estaba muy pendiente de verlo cuando la recogiera. Me descuide unos minutos y apareció la ventana abierta y ya no estaba la carta. Recuerdo que esa tarde el sol se estaba yendo y había en el cielo unos visos color rojo y una de mis hermanas me dijo que era la estela que dejaba el trineo que iba muy rápido.  Eso era muy emocionante!  ¡Qué bonito es creer! Al final no importaba si traía los regalos completos que le había pedido en la carta, lo más importante era la magia que envolvía el momento. 

En mi casa se rezaba la novena de aguinaldos y siempre, año tras año, me pedía leer la oración al Niño Jesús. Me encantaba esa parte de “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.  Cada navidad pedía con todo el corazón todo lo que deseaba, que no eran cosas, sino momentos y situaciones que quería vivir. Pero nunca se hacían realidad, así que deje de creer.  Luego entendí que lo que uno pide, en ocasiones, no es lo mismo que lo que le toca vivir. 

Y creo que esa es una de las cosas más duras de crecer y es que dejamos de creer.  Y es algo triste, ¿no les parece?  No me refiero a pedir cosas materiales y que se hagan realidad sino a esos momentos mágicos que envuelven la niñez.

Ya perdí la cuenta de las veces que he visto la película El Expreso Polar, me parece la película navideña más linda de todas por el gran mensaje que deja.  Recuerdo a mi sobrinito JuanEsteban que cuando la estrenaron le encantaba y le fascinaban los trenes y la repetía una y otra vez. Y con esa carita y ojos de ilusión con que veía la película nos derretía.   Un conductor de tren guía a un niño hasta el Polo Norte al dudar de la existencia de Papá Noel, le ocurren una cantidad de cosas que comienzan con la duda y terminan con la certeza.  «Ver es creer, pero algunas veces, las cosas más reales en el mundo son las cosas que no podemos ver»

Creo que el mes de diciembre es mágico, se unen corazones, familias, amigos, momentos, palabras bonitas, abrazos, música, nostalgia, ilusiones, entre muchos sentimientos.  Hoy he decidido creer que hay algo en el universo que escucha lo que hay en lo profundo de nuestro corazón y he comenzado a hacer mi carta. 

Mi carta no contiene cosas que quiero que me pasen a mi, sino cosas que nos pasen a todos.   Así suene a discurso de reina, todos queremos la paz mundial. Yo deseo que salgamos a la calle y no haya pobreza.  Que los días de lluvia todos tengamos un lugar donde resguardarnos.  Que todos los perritos y gaticos tengan hogar. Que seamos más compasivos unos con otros. Que no haya violencia. Que no existan ladrones ni asesinos.  Que valoremos a la familia ante todo y sobre todo.  Que agradezcamos por los verdaderos amigos. Que nos ayudemos entre todos. Que pensemos que si le va bien a uno, nos va bien a todos.  Que devolvamos favores. Que los debates políticos sean con argumentos y no con burlas, ni insultos, ni agresiones.  Que si se han cometido errores haya arrepentimiento de corazón y lo que impulse a la paz no sea el poder, sino la necesidad interior de enmendar el error.  Que tratemos a todos los que nos rodean con respeto. Que seamos más pacientes, más tolerantes con nosotros mismos, con nuestra familia y con los que nos rodean en el mundo.  También pido que el Coronavirus se vaya de la misma manera que llegó.  Que quienes tengan sufrimientos cuenten siempre con alguien que sostenga su mano. Que cuando veamos que todo está perdido nos pasen cosas mágicas que nos hagan volver a creer y ponernos de pie. Que nadie se sienta solo. Que todos tengamos amor.  Y que todos valoremos lo que tenemos y a quienes tenemos porque no durarán para siempre.  Que disfrutemos cada momento porque no sabemos cuando el reloj de cada uno se detendrá. 

Mi carta la dejaré en un sobre junto a mi árbol y si cada día me acuerdo de algo más que deseé para todos los que pisamos esta tierra, iré anotando y el 31 de diciembre quemaré la carta con la certeza que todo se hará realidad, porque comenzaré por mi.  

Pasado mañana comienza Diciembre y quiero invitarlos a que hagan su carta. ¿Qué pedirían en su carta para todos?      

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