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Todo lo que realmente necesitamos saber

 

Cada cierto tiempo me gusta leer un texto cortico de Robert Fulghum, un pastor norteamericano, que  reúne las verdaderas lecciones de la vida.  Lo leo con cierta frecuencia porque aparte que me parece lindo, demuestra que las cosas más importantes terminan siendo las más sencillas. Hace un par de años lo escribí en estas mismas páginas pero, creo que vale la pena traerlo de nuevo. En ocasiones recordar lo esencial nos libera de tantas cargas que el diario vivir nos pone sobre los hombros.

“Todo lo que realmente necesito saber acerca de cómo vivir y cómo ser, lo aprendí en el kinder. La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de los títulos académicos, sino en el montón de arena del patio”.

Estas son las cosas que yo aprendí:

Comparte todo
Juega limpio
No golpees a nadie
Pon las cosas donde las encontraste
Limpia tu desorden
No tomes cosas que no son tuyas
Di que lo lamentas cuando lastimas a alguien
Lava tus manos antes de comer
Vive una vida balanceada
No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti
Di lo que sientes
No mientas
Respeta a todas las personas
Aprende y sueña, piensa en hacer un dibujo, píntalo, canta y baila.
Trabaja todos los días
Toma una siesta diaria
Cuando salgas al mundo, ten cuidado con el tráfico, tómate de las manos y no te alejes.
Permanece atento a lo maravilloso.
Recuerda la pequeña semilla en el vaso: las raíces bajan, la planta sube y nadie sabe realmente cómo ni por qué, pero todos somos así.
Los peces de colores, los gatos, los perros, los ratones blancos e incluso la pequeña semilla del vaso, todos mueren. Y nosotros también.
Y entonces recuerda una de las primeras palabras que aprendiste, la más grande de todas: ‘!Mira!’ (Con los ojos, con el alma y con el corazón).

Todo lo que necesitamos saber está allí en alguna parte dentro de nosotros.

¿Cuánto mejor sería el mundo si los gobiernos tuviesen como política básica jugar limpio, no tomar lo que no es suyo y limpiar lo que ensuciaron?

Seria buenísimo estar muy pendientes de no lastimar con ciertas actitudes y hechos a las personas y si lo hiciéramos poder tener la valentía de decir lo siento.

Cómo sería de fácil vivir si siempre decimos lo que sentimos, si nos disculpamos cuando es debido, si agradecemos lo que tenemos, si no perdemos la alegría de bailar, de pintar y de cantar.

Y si lo pensamos bien, no importa la edad que tengamos, la verdad es que al salir al mundo es mejor siempre andar tomados de la mano y no alejarnos.

En twitter: @AndreaVillate

En Facebook: /Andreavillateperiodista 

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