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La vida siempre compensa

Andrea, Sandra, Angélica y Luz Stella

 

Un par de hermanos tenían la oportunidad de volver a ver a su papá por 24 horas. El menor de los hermanos no recordaba a su papá, en cambio su hermano mayor había podido compartir un poco más y lo tenía vivo en su memoria. El hermano menor siempre había tenido una lista de cosas que hubiera querido hacer con su papá, como jugar fútbol, tener un día de campo, aprender a manejar, entre muchas otras cosas. 

El hermano mayor recordaba algunos juegos que su papá le había enseñado y recordaba que cuando su papá estaba muy enfermo él entró a despedirse, pero lo vio lleno de tubos y aparatos médicos que no fue capaz y salió de la habitación sin despedirse y se prometió a sí mismo que nunca iba a volver a tener miedo. Después de muchas situaciones para lograr compartir con su papá 24 horas, las cosas no salieron como pensaban y solo tuvieron un par de segundos en donde debían elegir cuál de los dos podía compartir con su papá esos segundos. El hermano mayor le dijo al menor que tranquilo, que él fuera a verlo, el hermano menor sacó de su bolsillo la lista de cosas para hacer con su papá, sin embargo recordó que todas las cosas de la lista las había hecho con su hermano, que su hermano siempre cuidó de él, estuvo en todos los momentos y siempre estuvo cuando él lo necesitó, así que le dijo a su hermano mayor que él fuera, ya que no había podido despedirse. Cuando regresó le dijo que su papá le mandaba decir que estaba muy orgulloso de la persona en la que se había convertido y le dio un abrazo de su parte. 

Esta hermosa historia me encantó, porque me hizo caer en cuenta que la vida siempre compensa. Puede que las cosas no salgan como uno quiera, que uno no tenga lo que quiere ni viva las cosas que uno desea, pero llegan de alguna manera por otro lado y de otra forma. 

Yo perdí a mi papá a los 15 años pero conté con mis hermanas que siempre estuvieron y siguen estando para mi cuando lo he necesitado. Estuvieron junto a mi cuando tuve que habilitar en el colegio, estuvieron ahí en las primeras decepciones amorosas, las veces que me enfermé o me metí en algún problema. Cuando aprendí a manejar, cuando me gradué del colegio y de la universidad, en los mundiales de fútbol, en las celebraciones o en los días comunes y corrientes.  Cuando mi mamá enfermó, todas estuvimos ahí para ella y para todas. Y aunque mi mamá no está, seguimos contando unas con las otras.  

La vida siempre compensa. Lo que más quería en la vida era tener hijos y no se dio, pero la vida me dio tres hermosos sobrinitos y dos hermanos más, mis cuñados (quienes llegaron precisamente por la época en que mi papá murió) y quienes también han estado para mi siempre y han sido los mejores padres para mis sobrinitos. La vida siempre compensa si las cosas no llegan por un lado, llegarán de otra manera.    

Dos semanas antes que mi papá se fuera me dijo que yo siempre contaría con mis hermanas y así ha sido.  Mis papás me dejaron tres regalos. Aunque no somos de decirnos “te quiero”, los hechos son los que dicen esa frase todos los días.   Había querido escribir sobre ellas, pero nunca se había dado la oportunidad hasta que vi esta película. Los reconocimientos hay que hacerlos en vida porque ya después para qué…  Así que como hay un día del padre, de la madre, del niño, hasta del amor y la amistad, debería haber un día de los hermanos, para agradecer su compañía. 

A veces no podemos tener todo en la vida, hay cosas que por destino, como siempre lo he escrito en estas páginas, no nos corresponde vivir, pero siempre nos da otras cosas, otras personas, otras posibilidades.

La vida siempre compensa.  

El regalo que me dejaron mis papás: Luz Stella, Angélica y sandra.

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