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La parte más importante del cuerpo

Foto de mi amiga del colegio María Carolina Tovar

«Un día mi madre me preguntó cuál era la parte más importante del cuerpo. A través de los años, traté de buscar la respuesta correcta…

Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para nosotros, por eso dije:

– Mis oídos, mamá-

– No- respondió ella -muchas personas son sordas y se arreglan la vida perfectamente, pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo- dijo ella. 

Al cabo de unos años me preguntó otra vez, y para entonces yo creía haber encontrado la respuesta correcta. Así que le dije:

-Mamá, la vista es muy importante para todos. Entonces deben ser nuestros ojos-

Con una sonrisa tierna me dijo:

-Estás aprendiendo rápidamente, pero…  la respuesta no es correcta porque hay muchas personas que son ciegas y salen adelante aún sin sus ojos-

Continué pensando. Mi madre me preguntó un par de veces más, y ante mis respuestas, la suya era:

-No, pero te vuelves más inteligente con los años, pronto acertarás-.

El año pasado, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos. Lloramos. Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto porque fue la segunda vez que lo vi llorar.

Al momento de darle al abuelo el adiós final, mi madre me miró y me preguntó:

– ¿No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo, hijo?-

Me asustó que me preguntara eso justo en ese momento, pues yo siempre había creído que se trataba de un juego… Pero ella, notando mi confusión, me dijo:

-Esta pregunta es muy importante, a todas las respuestas que me diste en el pasado, te dije que estabas equivocado y el por qué… Pero hoy es el día en que necesitas saberlo- rompió a llorar y la abracé… Entre sollozos y apoyada en mí, me dijo…

-Hijo, la parte más importante del cuerpo es tu hombro-

– ¿Por qué sostiene mi cabeza?- le pregunté un poco confundido…

-No, hijo, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un amigo cuando llora, cuando está triste, cuando algo sale mal, cuando le duele el alma…

Algún día de nuestras vidas, todos necesitaremos un hombro para llorar. Yo sólo espero que tengas amor y amigos, y así siempre tendrás un hombro donde llorar cuando lo necesites, como yo ahora necesito del tuyo”. 

Me encontré esta historia y me pareció tan profunda… 

Estos últimos meses personas queridas han perdido a seres amados y he visto su corazón partido en mil pedazos a través de sus ojos, que hablan lo que no se dice. 

He tenido la oportunidad, en varias de ellas, de darles un fuerte y profundo abrazo. Y si, confirmo que la parte más importante del cuerpo es el hombro… sostener con delicadeza por unos minutos a alguien que sabes que está sufriendo se convierte en un acto sublime de dos almas que se sostienen una a la otra.   Una llamada, un mensaje, un detalle nunca va a reemplazar el poder de un abrazo. Ese momento profundo cuando se pone un corazón al lado de otro. 

Uno de mis amigos perdió a ambos padres este año con una diferencia de pocos meses. En ambas oportunidades pude ir a darle un fuerte abrazo, pero esta última quería darle algo que le hiciera ver que yo entendía lo que significaba la orfandad, perder a ambos padres es un vacío que jamás se llena, es como si el ser humano dejara de ser adulto por un instante y fuese de nuevo el niño que necesita cuidados, atención y cariño. Se me ocurrió llevarle un Gansito, esas barras de chocolate rellenas de mermelada. Tal vez no era lo más apropiado, lo más sobrio, digno de un funeral, tal vez hubiera sido mejor llevarle una rosa blanca por lo menos… pero no, le lleve un Gansito y cuando se lo entregué, él me dio una sonrisa supremamente tierna como la sonrisa de un niño que está triste y se alegra un poco con un chocolate.  Al final, pase lo que nos pase… no dejamos de ser niños que necesitamos ser comprendidos y amados en nuestros peores momentos.  

El comportamiento de las abejas siempre me ha llamado la atención, se llama «festooning» y lo podemos ver cuando las abejas están trabajando juntas para crear un panal, una vida, un instante. Unen sus piernas en forma de una cadena viva llamada «festoon» y de esa manera se las ingenian para construir su panal.  Y ninguna se suelta…  Creo que ese comportamiento más que trabajar en equipo y ser utilizado por empresas para decir que la unión hace la fuerza, deberíamos aplicarlo para la vida… No te sueltes de tus seres queridos, así no te hables todos los días, así no estén presentes en el diario vivir, sabemos que estamos ahí, en aquellos momentos que necesitamos reconstruirnos, así sea con un abrazo.  Por eso es tan importante no soltarnos unos a otros… 

«Juntarse es un comienzo. Seguir juntos es un progreso. Acompañarnos es un éxito»

Henry Ford.

 

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