
El psiquiatra alemán Viktor Frankl, en su libro “El hombre en busca de sentido” describe su experiencia en un campo de concentración nazi:
“… en medio del castigo humillante, un preso dijo “¡Ah, qué vergüenza que nuestras mujeres nos viesen así!. El comentario me hizo recordar el rostro de mi esposa y, en el mismo instante, me sacó de aquel infierno. La voluntad de vivir volvió, diciéndome que la salvación del hombre es para y por el amor.
“Allí estaba yo, en medio del suplicio y, aún así, capaz de entender a Dios, porque podía contemplar mentalmente el rostro de mi amada. Aunque no pude saber si mi mujer estaba viva o muerta, eso no cambiaba nada. Contemplar mentalmente su imagen me devolvía la dignidad y la fuerza. Incluso cuando se lo quitan todo, un hombre aún tiene la bienaventuranza de recordar el rostro de quien ama, y eso lo salva”.
No hay nada más cierto que eso. Estas semanas no han sido nada fáciles en medio de tanta turbulencia que se vive en el país, con cada noticia, con cada encuesta, perder la fe en el porvenir es casi que cosa de todos los días y en medio de un momento desmoralizante, por unos segundos me alejé de la realidad y comencé a planear un suceso, un momento futuro, un instante de amor y eso cambió mi realidad y me sentí feliz y esperanzada. El amor es algo mágico, el amor nos salva de la realidad.
Como en la película El Náufrago, protagonizada por Tom Hanks, sucede algo similar, en medio de la nada, casi que perdiendo la fe, el protagonista piensa en su novia y solo el recuerdo de ella le da fe para seguir viviendo y aguantar un día más y otro más, hasta que vuelve a verla. Aunque no tuvo un buen final, solo el amor por ella en su mente y en su corazón fue lo que lo mantuvo vivo. Pasa en las películas, pasa en la vida real.
Aunque la realidad a veces nos perturbe, nos agobie y la vida en ocasiones ponga a prueba nuestra fortaleza, todos los seres humanos tenemos esa libertad de elegir cómo reaccionar ante lo que nos pasa. En palabras de Viktor Frankl “Las circunstancias externas pueden despojarnos de todo, menos de una cosa: la libertad de elegir cómo responder a esas circunstancias”.
Cuando algo nos preocupe y la solución no esté en nuestras manos, pensemos en alguien a quien amamos, eso nos ayudará a enfrentar el presente, porque el amor siempre nos salva!
El amor es el camino.
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