
En Telecinco se hizo noticia el hecho de que a Shakira los amigos de Piqué la apodaban » La Patrona». También se comentó que a la nueva pareja de Piqué es apodada «la primera dama». En diferentes medios de comunicación, a partir de esta información, se reproduce la idea de que a Shakira «le pusieron los cuernos», porque no se mezclaba ni con sus amigos ni con su familia. Además supuestamente la razón del sobrenombre era porque caía mal en todo lado. Ahora, según el medio de comunicación, Clara es la sensación y cae perfecto en toda parte. Por eso es su respectivo apodo. Opino que todo esto es una charada aburridora, sobre una cantidad de información irrelevante, porque el mundo no se va a detener. Ni es mejor, ni es peor por la situación afectiva de estas tres personas.
AMAR CON RESPONSABILIDAD
Ha llegado el momento de una revolución erótica verdadera, dónde amar implique responsabilidad afectiva. Además de significar respeto por los procesos emocionales de las personas a las que involucramos en nuestra historia afectiva. Soy una mujer abiertamente NO monógama, y el prejuicio siempre lleva a la sociedad a pensar que eso implica promiscuidad. Con esto quiero contarle al mundo que no necesariamente la poligamia implica promiscuidad, y que no necesariamente la promiscuidad implica poligamia. Además que esta discusión ya me sabe a cacho.
Entre los expertos que creen saberlo todo sobre el amor, y entre los religiosos que creen tener derecho sobre la afectividad de las demás personas, no se qué me tiene más harta. Esta columna no se trata de mí pero, como siempre les he dicho, se me hace más fácil hablar de la experiencia personal e individual, la cual me permite tener argumentos que conozco y no hablar de supuestos.
La violencia machista tiene que ver muchísimo con la erótica, y con todas las formas de amar porque no se trata únicamente de una forma de amor. Son muchísimas las formas de amar y todas son absolutamente humanas, reales y válidas. Si una mujer dice abiertamente que no es monógama, tendrá sanción social de todo tipo, y en algunos países será asesinada. Por otra parte, si un hombre dice abiertamente que no es monógamo, la sociedad en pleno lo verá como algo apenas normal. La religión tendrá una condescendencia que nunca ha tenido con las mujeres y le dirá al pobre hombre que es débil y qué cayó en tentación, que su Dios lo perdona, mientras que la mujer será sometida a todo tipo de peripecia moral y absurda. Además la sociedad la condenará al escarnio público y, cómo si eso fuera poco, difícilmente se le dejará recuperar su dignidad social y afectiva. Esto ha sido así desde siempre y de eso da cuenta la cantidad de abortos practicados en algunos conventos, en muchos países dónde hay historias que narran que han desenterrado fetos de sus santos patios, mientras los curas y otros hombres involucrados guardan silencio y las monjas, testigos o protagonistas de estos hechos, van por la vida tratadas como seres inferiores. Esto ha pasado siempre y es simplemente un ejemplo más de lo que han sido las sociedades humanas referente al amor y la sexualidad atravesando por la religión y la hipocresía.
Ésta descarnada reflexión, sobre la doble moral afectiva y sexual, es para decirles que estoy hasta la coronilla de este espectáculo decadente que han hecho sobre la vida afectiva de estas personas. Promueven nuevamente la afectividad caótica tradicional e imparten culpas y castigos desde la doble moral, porque no se habla de fondo sobre la sexo-afectividad, donde es urgente una revolución erótica consciente.
“PAN Y CIRCO” PARA LA AUDIENCIA, PESADILLA PARA LOS PROTAGONISTAS
Mi opinión sobre esta situación, que es tan profundamente política como absurda y aburrida, es que estas situaciones son muy apetecidas porque también son atravesadas por la producción de dinero, ya que son noticias que venden. Los chismes de farándula mueven millones de dólares en el mundo y tendremos a Shakira, Piqué y Clara Chía produciendo millones de dólares para la prensa. La verdad, en el fondo, compadezco a los protagonistas que se encuentran por meses envueltos en este ridículo circo. Pienso sinceramente que de lo más horroroso que puede vivir un ser humano, es que su vida afectiva se convierta en un circo romano. Resulta una verdadera pena moral y una humillación sin precedente. La infidelidad de Piqué nada tiene que ver con que Shakira no fuera la más simpática y querida en su círculo social y familiar. Ellos duraron unidos pese a esa dificultad. Fueron años, mientras que duró el amor, o por lo menos el afecto. El tipo tuvo hijos con ella e hizo una vida sólida y consistente; y, si hay algo absurdo que podemos decir sobre la sexualidad la vida erótica y la afectividad, es que la infidelidad tiene que ver con los comportamientos cotidianos de nuestra pareja. Eso es absolutamente falso. La infidelidad, que es una palabra demasiado religiosa para hacer referencia al desamor o a los errores afectivos entre simples mortales, es una palabra absurda para hacer referencia a que los sentimientos son siempre inesperados. Y con toda la carga horrorosa de esa palabra, que espera que amemos a otro ser humano como si fuera un Dios al que le debemos idolatría, es una palabra de la cual no debería hacerse un escándalo, porque es algo tan humano y tan proclive en nuestra especie.
MÁS ALLÁ DEL DOLOR POR CAUSA DE LA INFIDELIDAD
La infidelidad es la consecuencia de que se acabó el amor o por lo menos se transformó en otra cosa distinta, e incluso en otra forma de amor lejos del imaginario afectivo heredado. También tiene que ver con que algunas personas tienen la capacidad de amar a más de una persona de forma erótica y sexual al mismo tiempo y tienen miedo de asumirlo y decirlo simplemente para no quedarse «sin el pan y sin el queso» y tener que asumir su vida erótica en soledad y desprecio. No estoy justificando el engaño. Simplemente estoy explicando las razones por las cuales hay engaño afectivo, porque las razones siempre importan. Las razones nos permiten profundizar en la realidad y aprender de ella. La infidelidad tiene que ver única y exclusivamente con la persona que toma la decisión de no ser fiel y no tiene que ver con nadie más. Eso es todo. Es hora que comprendamos que la infidelidad no tiene nada que ver con la persona que fue engañada. La única persona responsable de los hechos es quién mintió por las razones que sean. Y algo que es fundamental entender, es que las personas que no son monógamas no lo serán jamás, sin importar cuánto tiempo duran en una relación en monogamia. Porque es posible que una persona decida estar en monogamia un tiempo, mientras que nadie más motive su afectividad erótica. Pero eso es temporal porque es antinatural para quien no vive por convencimiento y determinación de manera monógama su sexo afectividad. Las personas no monógamas van a regresar a su condición humana, porque es algo que no se puede borrar de un plumazo. Somos quiénes somos. Acá lo que es grave es el juramento de monogamia y de fidelidad religiosa a una persona, cuándo sabemos que no somos buenos en el ejercicio de la exclusividad sexual y afectiva. Cuándo no somos claros con nuestra afectividad somos crueles, y eso es violencia psicológica. No se trata de que vivamos con una pareja a la que tengamos que confesarle absolutamente todos los detalles sobre nuestra vida íntima y sobre nuestra erótica como si estuviéramos ante un cura que nos va a perdonar nuestros «pecados».
Esto se trata de que hay un tiempo en las relaciones donde se habla todo claro y se toman las decisiones trascendentes sobre la evolución de la relación. Si tu pareja desde el comienzo sabe que no eres una persona monógama no tienes porqué que andar dándole detalles de tu vida sexual y afectiva, como si tuvieras que rendir cuentas ante la Fiscalía todos los días de tu vida. Simplemente porque ya lo sabe y ya lo asumió. Porque en teoría, después de aceptarlo, se llegaron a acuerdos claros.
LA SINCERIDAD SOBRE NUESTRA NATURALEZA SEXO-AFECTIVA
El asunto es que muchísimas personas se van a uno de los dos extremos. El primero es a vivir en una prisión, dónde tienen que dar razón de todo lo que experimentan sexo afectivamente torturándose así mismas con la incomodidad de tener que confesarse todo el tiempo con la persona que decidieron construir una relación para la vida. Ese ejercicio es terrible, ya que no solamente es una tortura ir confesándose a diario sino que también es como ir torturando a su pareja con detalles qué no aportan a la construcción saludable de lo que están haciendo. Hay un punto en las relaciones donde se habla absolutamente todo, donde simplemente se cumplen acuerdos sin fiscalización con absoluta confianza, donde amamos en libertad y a veces no funciona para una de las partes. Y es ahí donde hay que parar porque es tóxico continuar. Hay otro punto después de todos estos procesos de comunicación y de honestidad humana entre las personas que quieren construir una vida juntas. Un punto donde simplemente se avanza en la construcción, o se acaba el deseo de construir una vida con esa persona y esas condiciones.
Hay problemas cuando no hay claridad, cuando la verdad es difusa, cuando no se tiene la valentía de la honestidad sexo-afectiva, que nos permite tomar nuestras decisiones de manera consciente.
NO HAY CULPABLES
Shakira no es la responsable de que Piqué sea infiel ni por su carácter, ni por su ropa, ni por ninguna cosa ocurrente. Clara Chía tampoco tenía la responsabilidad de andar pensando en las consecuencias emocionales que podría estar viviendo Shakira en consecuencia de la situación. Es decir, a razón de su propia experiencia sexo-afectiva y su libertad sexual y erótica, ninguna mujer debe pasar por la vida como una mártir emocional a razón de proteger a otra. Eso es cruel. Cada mujer tiene que hacerse responsable de los vínculos sexo afectivos que construye, y si mi pareja toma la decisión de experimentar algo, aparte fuera de cualquier acuerdo o verdad revelada, es mi pareja la persona quien tiene que responder y tiene que dar cuenta de la situación. La tercera persona solo tiene responsabilidad afectiva con lo que está construyendo, con lo que ella desea, y con quien ella es.
Clara está viviendo su propia experiencia sexo-afectiva y no era su deber cuidar la vida sexo afectiva de otra mujer. Las mujeres tenemos derecho a decidir cómo vivir nuestras experiencias sexuales, amatorias y eróticas. Ese hombre tomó una decisión, por las razones que sea. TODAS las personas tenemos la capacidad de amar y dejar de amar, de vivir experiencias eróticas y sexuales diversas o de no hacerlo es nuestra elección y no tiene nada que ver con las terceras personas. Esos artículos tóxicos, dedicados a hablar de los apodos de estas dos mujeres y a culparlas a ellas de la decisión individual, frente a la sexo-afectividad y la familia, que ha tomado un hombre son tan ridículos cómo misóginos.
SORORIDAD NO ES CARGAR LAS UNAS A LAS OTRAS
Qué fácil es culpar a las mujeres de las decisiones afectivas de los hombres, como si fueran niños que no supieran lo que están haciendo. Aquí, en esta historia, hay dos mujeres sometidas al escarnio público, siendo comparadas la una con la otra y ridiculizadas todo el tiempo. A Piqué, algunas cuántas miles de personas, lo han confrontado pero es porque está involucrado con una mujer reconocida internacionalmente y amada por millones de personas. Pero en casos normales, a los hombres nunca les reclaman absolutamente nada y siempre las que terminamos en un circo romano somos nosotras las mujeres. Ellos no. ¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo ridiculizadas, prestándonos para este tipo de circo romano? Ninguna mujer tiene la responsabilidad de cuidar la vida afectiva de otra mujer, porque no somos mártires afectivas. Aquí no hay mujeres buenas o malas, simplemente mujeres. Mujeres con luces y sombras. Mujeres en un proceso individual, explorando y aprendiendo sobre su propia existencia y su propia afectividad. Cada mujer carga en su piel su propia historia, y esa historia le pertenece solo a ella, y es por la única historia que debe rendir cuentas. Es absurdo cómo seguimos entre mujeres humillándonos y ofendiéndonos por el amor de un hombre, cuando al final de la cuenta los hombres van y vienen con sus demonios. Ellos hacen lo que quieren y nunca cargarán las mismas consecuencias que nos achacan a nosotras, por ir y venir con nuestros propios demonios y hacer lo que queremos.
Sororidad no es infantilizarnos las unas a las otras. Sororidad es hacernos cargo de nuestra propia vida, sin cargar a las otras. Apoyarnos y consolarnos cuando sea posible y guardar distancia respetuosa, cuando no hay manera de caminar juntas. “Que Clara Chía ha humillado a Shakira”, qué “Shakira es más linda y más bella”, que “esto que lo otro”, yo solo quiero decirles que esa historia solo la conocen estos tres. Y cuando nos metemos a opinar, caemos en la trampa del patriarcado, la misoginia y otros demonios sociales que atizan la violencia de género.