Hago eco al trabajo periodístico realizado por Alejandro Pino Calad, director de contenido de Publimetro Colombia, en su programa “Política para vagos”. Con lo que se dice popularmente como una comunicación con “bolitas y palitos” e incluso “plastilina”, Pino y el invitado especial, el experto en política publica Juan Camilo Dávila, explican de forma magistral…
Hago eco al trabajo periodístico realizado por Alejandro Pino Calad, director de contenido de Publimetro Colombia, en su programa “Política para vagos”. Con lo que se dice popularmente como una comunicación con “bolitas y palitos” e incluso “plastilina”, Pino junto a Juan Camilo Dávila experto en política pública , explican de forma magistral la realidad detrás del sistema de salud en Colombia.
Nos llevan a entender cómo la ideología ha estado por encima de la vida y cómo los políticos, de todos los colores, han mentido en medio de verdades.
Es una oportunidad invaluable para entender las finanzas y el impacto de las decisiones que, hoy más que nunca, cobran vidas.
Luis Alfonso Jaramillo, actual ministro de salud, debería estar buscando los recursos necesarios para garantizar medicamentos y tratamientos, priorizando la vida como lo prometieron.
En cambio, parece más enfocado en desempolvar la vida y milagros del exministro Alejandro Gaviria, intentando desprestigiarlo.
Si tienen algo que decir penalmente, que lo hagan con pruebas irrefutables. Mientras tanto, deben garantizar el derecho a la salud, a la vida, y actuar con coherencia.
En mi opinión, al final de la cuenta, Alejandro Gaviria ha sido una voz enunciante contundente, a la que han intentado desacreditar de todas las formas.
Sin embargo, lo que han logrado es fortalecerlo, porque al parecer en la política partidista todo está permitido, incluso difamar y confundir.
Lo cierto es que esto ha permitido conocer el talante político de un hombre imperfecto como cualquiera, tan cuestionable como cualquiera, sin embargo realista y dispuesto a desafiar a cualquier enemigo de los pacientes.
Por otro lado, estos pacientes están padeciendo la desgracia de ser usados como moneda de cambio en asuntos ideológicos partidistas.
La diferencia es que Gaviria no da discursos salvadores, sino que propone una reforma posible, algo paulatino y seguro, y no un salto al vacío.
Reflexión al margen:
El partidismo obliga a sus participantes, casi inevitablemente, a adoptar un enmascaramiento social que se traduce en formas y protocolos específicos, donde gestos como los abrazos o los apretones de mano funcionan como treguas periódicas más que como pactos de amistad o compromisos de caminar juntos.
Aprender a participar en estos rituales puede ser un desafío, especialmente cuando las presiones del protocolo social imponen interacciones que fuera de ese contexto jamás tendrían lugar.
Es crucial entender que, en estos escenarios, dichos gestos representan un lenguaje formal, no una señal de cercanía genuina; compartir una comida o una copa no siempre implica amistad, sino una simple convivencia en medio de la diferencia.
Y cuando esta convivencia no puede sostenerse en el tiempo, su ruptura debería darse con la dignidad de la verdad y del honor, lejos de mentiras o estrategias de desprestigio que solo enturbian la esencia del desacuerdo.
Nuestros abuelos no vivieron un sistema de salud digno ni accesible.
Si me preguntan a mí, la palabra precisa para describir a todo aquel que trafique con los derechos, abuse del poder, manipule las necesidades del pueblo, secuestre los recursos o le niegue el derecho a la vida a los pacientes desde la retención de servicios y medicina, la palabra correcta para describirles es malnacidos.
castísimos espontáneos – Mar Candela
Lo que enfrentaron fue el Seguro Social, un modelo predominantemente Estatal que se convirtió en un símbolo de ineficiencia y abandono.
Este sistema, lejos de garantizar bienestar, estaba plagado de burocracia, corrupción y negligencia.
Las filas interminables, la falta de medicamentos y la atención médica tardía eran el pan de cada día.
Miles de personas murieron esperando tratamientos que nunca llegaron.
Era un infierno que marcó a generaciones enteras, un modelo que no ofrecía soluciones, sino obstáculos.
El modelo de salud que heredó el exministro Alejandro Gaviria, aunque imperfecto, representó un avance significativo.
Se fortalecieron las EPS que funcionaban adecuadamente, se intervinieron las que eran corruptas y, en medio de las deficiencias, se hizo un trabajo que, con todos sus desafíos, parecía imposible: un modelo con todas sus deficiencias y con todas sus imperfecciones, fue sostenible y aceptable , garantizándole a millones de colombianos el acceso a la salud.
Hasta la Organización Mundial de la Salud vio positivamente nuestro sistema de salud
Este sistema logró consolidarse y fue reconocido internacionalmente por su capacidad de brindar acceso y garantías.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, Colombia ocupó el puesto 22 entre 191 países evaluados, superando a Estados Unidos, Canadá y Alemania (fuente aquí). Además, un análisis de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas destacó que el sistema colombiano llegó a ser el sexto mejor en América Latina (fuente aquí).
Hoy, el gobierno actual parece decidido a regresarnos a esa era oscura del Seguro Social.
Con una reforma que prioriza la ideología sobre la vida, estamos en riesgo de revivir un sistema que ya demostró ser un fracaso.
Nos quieren convencer de que retroceder es avanzar, y esto debería alarmarnos a toda la ciudadanía.
Hago una invitación que casi es un ruego eco de a las voces de las victimas del sistema .
Unámonos para defender el derecho a la salud y a la vida, derechos que este gobierno ha decidido secuestrar por sus intereses ideológicos.
No estoy diciendo que los gobiernos anteriores hayan sido perfectos ni que no se necesite una reforma.
Lo que estoy diciendo es que ninguna reforma puede costar vidas, cientos de vidas.
Esto nos debería llevar a la compasión, a unirnos en defensa de los pacientes que hoy sufren.
No podemos seguir aceptando excusas aguadas para justificar lo injustificable.
Estoy de acuerdo con la afirmación de que esto no se trata de la mejor reforma posible, sino de imponer la reforma idealizada de Carolina Corcho y Gustavo Petro, cueste lo que cueste, incluso si el costo son vidas humanas.
Nota Final: Como siempre gracias por su tiempo de lectura a esta escribidora entusiasta de la justicia social desde Feminismo Artesanal seguiré aportando mis reflexiones desordenadas . Las fotografías todas han sido tomadas de internet.
Mar Candela
Periodista Para el desarrollo humano – Comunicadora para la vida y las resistencias. Edu comunicadora , Escribidora, disléxica , neuro divergente, madre. esposa ,cocinera empírica . Ácrata
Quién propuso la iniciativa de Feminismo Artesanal – Expositora de opinión y este es un espacio de reflexiones desordenada con textos largos.
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