Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Alphaville (1965), la película de ciencia-ficción doméstica que inauguró todo un género.

Nota preliminar: En el momento de la despedida de Jean-Luc Godard, el recuerdo de su película de ciencia-ficción doméstica, que inauguró todo un subgénero.

Hoy hablaremos de “Alphaville, una extraña aventura de Lemmy Caution”, película de culto de ciencia-ficción doméstica, dada que combina la cotidianidad con un argumento distópico, que a pesar de la ausencia de efectos especiales o los pocos recursos de su producción, la improvisación y algunos errores notables, ha resultado ser totalmente inspiradora en la cultura pop del mundo, gracias a su gran carga literaria, siendo pionera de un nuevo género cinematográfico, el Scifi-Film noir.

Es interesante ver las reseñas de la película en diferentes páginas especializadas en cine, que dan versiones aproximadas de la historia, que puede ser una genialidad o una simple tomadura de pelo. Por ejemplo, la base de datos cinematográficos por excelencia, IMDB, dice textualmente: “Un agente secreto de Estados Unidos es enviado a la distante ciudad espacial de Alphaville donde debe encontrar una persona desaparecida y liberar la ciudad de un tiránico gobernante”. Otra página dice que un detective ha sido enviado a otro planeta para liberar a una joven atrapada por un dictador. Al parecer no la entendieron.

La narración está situada en el futuro, aunque no demasiado distante de aquel 1965, pues se mencionan eventos del siglo XX, así que para nosotros, habitantes del Siglo XXI, estamos hablando de una fábula pasada. En cualquier caso, el espectador se encuentra con una distopía, con dos bloques enfrentados, herederos posiblemente del capitalismo y el comunismo, un espía que se hace pasar como periodista intenta rescatar a otro agente secreto y destruir el computador central que manipula a los habitantes de la ciudad.

Una sociedad en la cual, sus habitantes actúan de manera extraña, que responden sí, mientras mueven la cabeza en el gesto negativo, incongruencia que a quienes siguen la trama, les llama la atención, pero se trata de una falla en la programación de los habitantes, autómatas que pueden protagonizar escenas tan extrañas, como una piscina en donde se ejecutan a los rebeldes. Personajes que recuerdan a los de Blade Runner, o situaciones que anticiparon a películas como The Matrix y otra muy interesante, la alemana Welt am Draht (World on a Wire, El mundo en un Cable, 1973) de Rainer Werner Fassbinder.

Jean-Luc Godard, escribió y dirigió esta película de ciencia-ficción doméstica que no necesitó de efectos especiales, más allá del manejo de luces y sombras y a pesar de anacronismos que no fue necesario ocultar ni disfrazar, le dan un toque particular a esta cinta que es considerada la pionera de un híbrido cinematográfico, science fiction–noir, future-noir o techno-noir, es decir el género negro en la ciencia-ficción. Fue la primera de una lista que incluye a Soylent Green (1973), Blade Runner (1982), The Terminator (1984), Brazil (1985), 12 Monkeys (1995), Ghost in the Shell (1995), Dark City (1998), entre otras.

Si alguien no ha visto la película, puede omitir este párrafo, porque voy a cometer un spoiler. Hay un error de coherencia, al final de la película, cuando se supone que los habitantes de la ciudad han quedado muertos o impedidos de acción o reacción, al ser destruido Alpha 60 el computador maestro que dirigía la vida social, cuando los protagonistas salen del edificio para tomar el Ford Galaxy y escapar del sitio, se observa en las calles aledañas, vehículos circulando y algún transeúnte desprevenido.

Pero a pesar de errores como ese, o escenas en las cuales se ven los reflejos del equipo técnico mientras filmaba, la película ganó el Oso de Oro en el festival de cine de Berlín y se le considera el mejor ejemplo de cómo se puede hacer una película de ciencia-ficción de bajo presupuesto. Siendo además motivo de inspiración para diferentes intelectuales y trabajadores de la cultura en el mundo, gracias a su peso literario.

La película cuenta con referencias de Jorge Luis Borges, con reflexiones sobre el tiempo, la ausencia de palabras como amor en el diccionario, denominado biblia, libro que debe estar en todos los hoteles con las palabras autorizadas, la importancia de la poesía, en las citas del “Capital del Dolor” libro de Paul Éluard.

Godard había pensado como título “Tarzán versus IBM” y tomó a un personaje de una serie de novelas de género negro del escritor británico Peter Cheyney, llevadas al cine, el agente secreto Lemmy Caution, interpretado en varias películas por el actor estadounidense Eddie Constantine, quien es un caso interesante, pues tuvo éxito en su carrera en Europa y no en su país de origen. Alphaville es protagonizada por Constantine y Anna Karina, quien fue esposa y musa de Godard entre 1961 y 1967, todo un símbolo de la Nouvelle vague.

Es posible que por su naturaleza irónica, crítica, pero también reflexiva y melancólica, Alphaville se haya convertido en motivo de inspiración o de mención para novelistas como Haruki Murakami, Salman Rushdie, series míticas como Star Trek, pero especialmente en la música ha tenido una especial influencia, melodías, canciones y hasta un grupo que llevan su nombre. Si prueban con el oráculo de nuestra época, Mr. Google, observarán hasta donde ha llegado este nombre.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter en horas no laborales aparezco como @dixonmedellin

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