Llamarse Pascual Guerrero y residir en Cali, debe ser una condición permanente de anécdotas, por lo emblemático del nombre que a propios y extraños les recuerda de inmediato el nombre del estadio de fútbol. Así le debe ocurrir a uno de los caleños más destacados por su talante intelectual y artístico, a quien tengo el…
Llamarse Pascual Guerrero y residir en Cali, debe ser una condición permanente de anécdotas, por lo emblemático del nombre que a propios y extraños les recuerda de inmediato el nombre del estadio de fútbol. Así le debe ocurrir a uno de los caleños más destacados por su talante intelectual y artístico, a quien tengo el honor de entrevistar.
De manera preliminar, una breve semblanza de nuestro invitado. Pascual Guerrero Arana es ante todo caleño, sociólogo, historiador y lingüista, además de director de cine, deportista y políglota, hijo de Pascual Guerrero Marmolejo, un dirigente cívico, inolvidable en la historia de la ciudad.
Pascual Guerrero con Sergio Dow y su esposa Judy.
Deseo agradecer al director de cine Sergio Dow, quien me facilitó el contacto de Pascual Guerrero, a quien le doy la bienvenida a este espacio. Sin más dilaciones, damos inicio a la entrevista.
Estadio Olímpico Pascual Guerrero de Cali.
¿Cómo lleva eso de llamarse Pascual Guerrero en Cali? Supongo que hay muchas anécdotas divertidas.
R/ Bueno, sí…alguna vez estando en Bogotá, me presentaron a un señor que, cuando le dije “mucho gusto, Pascual Guerrero”, él me contestó: “El gusto es mío, soy Nemesio Camacho”, y se rio, pues pensó que yo le estaba haciendo una broma. Por lo demás… agradezco a mi padre, pues su nombre me ha abierto muchas puertas.
Quiero también aclarar que mi padre Pascual Guerrero, no donó terreno alguno para la construcción del estadio… Él fue un jefe liberal que, desde la Asamblea Departamental, que en aquellas épocas era muy poderosa, redactó la ordenanza para la construcción del estadio que hoy día lleva su nombre, pero también, del Hospital Departamental del Valle, de laprimera gran clínica de maternidad en Colombia, y de muchas otras obras.
(Nota de contexto: Para los lectores que no sean colombianos, así como el estadio olímpico de Cali se llama Pascual Guerrero, el nombre del de Bogotá es Nemesio Camacho “El Campín”, que alude a quien donó los terrenos para su construcción, en lo que fue una finca denominada El Campín).
¿Le gusta el fútbol? ¿es hincha de algún equipo de su ciudad?
R/ El América, por tradición familiar, pues desde los años 20 a los 40, solo hubo en Cali un equipo… el América, y un segundo, fundado por mi padre, el Boca Juniors, pues el Deportivo Cali, creado en 1917, desapareció por dos décadas y retornó en los años 40.
¿Cuál ha sido el recuerdo más emotivo en el estadio que lleva el nombre de su padre?
R/ Varios momentos, en inauguraciones de grandes eventos internacionales. Pero claramente cuando los equipos América y Cali colocaron un monumento a mi padre al lado de la cancha, monumento que hoy día está incorporado a los muros exteriores del estadio.
También fue emocionante y un poco extraño cuando tuve que actuar como gerente de la obra de construcción del actual renovado estadio en 2010, pues, de manera insólita, estaba reconstruyendo el estadio que mi padre había fundado 55 años atrás.
Usted fue campeón nacional de natación, ¿qué recuerda de aquella época? ¿Sigue practicando la natación?
R/ Múltiples bellos recuerdos… grandes amigos y amigas, pero claramente, como nadador, recuerdo especialmente, cuando nadé 100 kilómetros en el Río Cauca (1958) y posteriormente, crucé a nado el Canal de la Mancha entre Francia e Inglaterra (1959).
Fui también entrenador de Colombia, Suecia y Dinamarca, de Natación Sincronizada, y miembro del Comité Técnico Internacional de la FINA.
Tuvo la oportunidad de realizar estudios sobre Historia del Arte en Londres, así como Lingüística Aplicada y un Magíster de Sociología en Suecia. ¿Cómo fue esa experiencia estudiantil en Europa? En plena década de los sesenta, tan revolucionaria para el mundo.
R/ Maravillosa, no solo por mis estudios de Historia del Arte en el Victoria + Albert Museum de Londres, aunque también unos años después en la Universidad de Lund, en Suecia… Pero porque durante los años sesenta, viví plenamente la revolución cultural de los Beatles, las revoluciones políticas de Francia, China, Angola, Chile, Cuba, entre otras que crearon una nueva época, aunque no para todos positiva, pero fundamental para el desarrollo del nuevo orden político mundial.
¿Fue allí en donde comenzó su vocación por el cine? ¿O ya la traía desde Colombia?
R/ Mis estudios en Historia del Arte desarrollaron una pasión por lo visual, lo musical y la métrica poética, que son elementos esenciales para el cine, como también la Literatura y la actuación. Pero fue en Lund, Suecia, donde inicié mi carrera cinematográfica de la mano de Sharaf Naved Rehman, director pakistaní y condiscípulo, con quien empecé a rodar mis primeras películas.
¿Recuerda cuál fue la primera película que vio y en donde?
De niño en Cali, vi mucho cine, aunque mayormente mexicano. La primera gran impresión cinematográfica la generó el musical “Blackboard Jungle” con Bill Halley y sus cometas, pues ese día casi desbaratamos el teatro bailando en pasillos y sobre las sillas.
Pascual Guerrero con el productor Harold López Méndez en la filmación de “Mami, quién era Marilyn?”.
7B. Su primer trabajo cinematográfico fue el corto titulado “Mami, ¿quién era Marilyn?” con Harold López Méndez y en 1979 es uno de los fundadores de la Asociación de Cine y Televisión del Pacífico ACIPA. ¿Podríamos decir que ese es el inicio de lo que se ha llamado Caliwood o el grupo de Cali?
R/ Mami ¿quién era Marilyn? fue mi primer trabajo en Colombia, pues en Suecia realicé muchas películas de cortometraje como “Banalia” “La espera”, y participé de un largo “Las hojas verdes del invierno” de mi compañero Naved Rehman, conocido en Suecia como “Tony Broadwick”.
Con el Director de fotografía Jack Marshall y el Director de cine Carlos Palau, filmando “Tacones”.
¿Cómo fue su relación con Carlos Mayolo, Andrés Caicedo y Luis Ospina? A ellos se les considera los más reconocidos de aquella generación.
R/Así es…, “El grupo de Cali” de Mayolo y Ospina eran muy activos, muy contestatarios, muy de su época… Yo no participé de ese grupo, aunque socialicé con todos ellos…pues yo pertenecía a otro grupo con Guillermo Cajiao, Manfred Hirsch, Jack Marshall y Gregorio Caicedo, mayormente ambientalistas y publicistas, que buscábamos crear una industria de cine y que gracias a ello se dinamizó Focine, que había permanecido inactivo, hasta comienzos de los años 80.
Ahora bien, ¿se puede decir que fue un movimiento con unos propósitos artísticos claros o fue más bien una generación espontánea, que coincidió en un tiempo y en un lugar determinado?
R/ Eran los años 60 y naturalmente se generaban toda clase de grupos, donde el mío era compuesto por gente muy seria, comprometida, con el propósito de crear una industria cinematográfica, por lo que creamos a ACIPA (Asociación de Cine del Pacífico), y fuimos los iniciadores de un ciclo de películas todas de largometraje, proceso al que un periodista del Diario de Occidente llamó el “Caliwood”, que duró una década (1980-1989).
Cuando se habla de Caliwood, no se suele mencionar su nombre o la del director Sergio Dow, quien sigue dedicado al oficio de hacer películas. En su caso, a pesar de que su cinta El lado oscuro del nevado (1980), algunos consideran es el primer largometraje del Caliwood. ¿A qué se debe esa omisión?
R/ Eso se debe a que, hasta el día de hoy, todo movimiento cinematográfico de Cali, se le atribuye mayormente a Mayolo y a Ospina por su gran activismo, por su revista “Ojo al cine” y por la novela de Andrés Caicedo.
El Caliwood lo inicié yo con el largo “El lado oscuro del nevado” (1980), lo continué con “Tacones” (1982); lo dinamizó Luís Alfredo Sánchez (Palmira 1983) y entonces Luís Ospina realizó “Pura sangre” y Mayolo “Carne de tucarne”, Lisandro Duque “La muerte de una ciclista”, Carlos Palau “A la salida nos vemos”, Lisandro Duque de nuevo “VISA USA”, Mayolo otra vez con “La mansión de Araucaima” y finalizó el ciclo Sergio Dow con “El día que me quieras”. Esas fueron las películas del Caliwood, década de los 80.
Sergio Dow, un director de cine muy serio, muy purista y muy visionario, estaba hecho para el cine Internacional, así que viajó a los Estados Unidos a concebir proyectos cinematográficos grandes y que hoy es reconocido por su muy acertada dirección y prácticamente producción de la película hispano-colombiana “La piel del tambor”, basada en un libro del gran escritor español Arturo Pérez-Reverte .
La ex canciller María Emma Mejía (quien estudió cine) con la productora Clara María Ochoa en la filmación de “Tacones”.
A propósito de omisiones, se habla mucho de los hombres caleños, vinculados con la cinematografía, pero se olvida a una caleña fundamental, Clara María Ochoa, de impresionante carrera audiovisual, quien además fue productora de sus películas.
R/ Clara María se inició conmigo a sus 19 años como Productora Ejecutiva de “El lado oscuro del nevado” y de “Tacones”. Creadora de la empresa CMO Producciones, que es una de las más reputadas del país y que ha jugado un papel de la mayor importancia en el desarrollo del cine colombiano.
Clara María tiene toda mi admiración y afecto.
Afiche de Tacones, diseñado por la artista María Paz Jaramillo.
11B. Posiblemente la película que ha sido más destacada de su filmografía es Tacones (1981), todo un himno a Cali y el género musical de la salsa, que se convirtió en identificación cultural de la ciudad. Creo no equivocarme al decir que Tacones ha sido el primer musical de la cinematografía colombiana, y hasta la realización de la cinta El bolero de Rubén (2024), era el único ¿Estoy exagerando?
R/ Así es, “Tacones” y “El bolero de Rubén” son parte de las pocas películas musicales colombianas, aunque también, en la primera década de este siglo, se realizó en Cali el largometraje musical “Ciudad Delirio”.
Nunca pensé que “Tacones” con los años se convertiría en un testimonio del inicio de la salsa como fenómeno cultural y dancístico de Cali, como lo es hoy en día. Quise emular una versión criolla de la película “West Side Story”, donde en nuestro caso y simbólicamente, se trataba de una amigable lucha de clases, las pandillas de la Salsa (sector popular) y las del Disco (sector privilegiado), las cuales se enfrentaban como Montescos y Capuletos, donde se crea un romance entre un Romeo rico y una Julieta pobre, retando las convenciones sociales de la época.
De haber sido un exitoso musical, no se logró recrear el melodrama romántico acertadamente.
El gran Raj Kapoor, actor, productor y director, uno de los grandes símbolos del cine de la India.
Esa película ganó un premio en el Festival Internacional de Taskent, Uzbekistán, ¿usted pudo recoger el premio en ese país? Debió ser toda una experiencia para los espectadores uzbecos apreciar la salsa caleña.
R/ Fue toda una locura, pues para mi sorpresa, “Tacones” abrió el Festival de Cine de la Unión Soviética que se realizó ese año en Taskent, en compañía de la película uzbeka “Los niños de Leningrado”.
Pero aún más sorprendente fué, cuando en una cena de gala se acerca a mí Raj Kapoor, el más grande productor de películas musicales de la India (hasta el día de hoy) y me dice… “tu película le va a ganar a la mía el premio a mejor musical”… yo lo miré sorprendido y le respondí con convicción “¡imposible!”
Bueno, pues le gané y el premio, una gigantesca copa de cristal uzbeko, reposa en la sala de mi casa.
La primera canción que aparece en Tacones, es Los Charcos, una de mis preferidas, sin que yo sea un salsero consumado. A propósito, acaba de fallecer William Manyoma, cantante de Fruko y sus Tesos. Para usted, como caleño, ¿qué significa el género musical de la salsa?
R/ La salsa la llevo en mi sangre, en las venas y en las piernas. Fruko, Saoco, Manyoma, Pipper Pimienta, que fueron parte de la película, los llevo en mi corazón.
Hoy día la salsa es un baile casi que acrobático, pero sigue siendo esencial en la cultura caleña… Como dirigente deportivo, logré incluir la salsa en la Federación Internacional de Baile Deportivo y ganamos varias medallas de oro en ese deporte, pues a nivel artístico somos y seremos los mejores siempre.
Margarita Rosa De Francisco en la época de la película Tacones.
Esa película fue el debut en la pantalla grande de Margarita Rosa de Francisco, quien prácticamente era una adolescente en ese momento. ¿Usted sospechaba en ese momento, la importancia que alcanzaría Margarita Rosa como actriz?
R/ Margarita Rosa fue una visión celestial que pasó ante mis ojos cuando departía en el Café de los turcos en Cali, con Clara María Ochoa, la señalé y dije “quiero a esa niña en mi película” (Tacones). Clara María, amiga de Gerardo de Francisco y de Mercedes Baquero (la mamá), la consiguió y en Tacones allí ella mostró por primera vez en celuloide, su talento y su belleza quinceañera, que más tarde la convertiría en la “Gaviota amada”, en una gran actriz y en una mujer de gran intelecto.
Sólo he podido ver un fragmento de la película en Internet, y su crédito aparece como Inti Pascual ¿ese era su nombre artístico?
R/ Inti Pascual fue mi nombre artístico, Inti, por mi hijo a quien bauticé como Inti Sebastián, en honor a Inti Peredo, revolucionario boliviano que luchó al lado del Ché Guevara y de quiensupecuando en mi universidad en Suecia, escribí una tesis sobre el libro: “El diario del Ché Guevara”.
Debo decir que me ha fascinado lo que he visto de la película, aunque me parece que cuenta con un doblaje en las voces, que se me antoja, el mexicano neutro de algunas producciones ¿Eran las voces reales de los intérpretes?
R/ Solo la voz de Fanny Mickey es original, pues cuando hacíamos el doblaje en los Estudios Churubuzco Azteca, ella se encontraba en ciudad de México.
Doblamos la película, pues la mayoría de los actores y actrices eran principiantes que actuaban bien, pero carecían de los matices vocales que desarrollan los actores profesionales – igual sucedió con “El lado oscuro del nevado” y eso sí afectó la autenticidad de la película.
Entiendo que filmó en Suecia y en inglés una película titulada The green leaves of Winter (1980), no hay mucha información sobre la misma, ¿nos puede contar sobre ese trabajo?
R/ En realidad participé en la filmación de “Green leaves of winter”, pero la dirección y autoría de ese filme fue de Sharaf Naved Rehman, mi gran amigo y colega, director pakistaní con quien viajé a Lahore para conocer el mágico mundo del cine hindú y paquistaní.
Luego de su paso por el cine, se dedicó a la docencia y a escribir libros sobre lingüística aplicada, aparte de ser gestor social y deportivo (algo en lo que ha seguido los pasos de su padre). Por favor, háblenos de esta etapa.
R/ Regresé a Colombia debido al éxito que tuve en Suecia como docente de español y por el diseño de una nueva visión sobre la enseñanza de idiomas extranjeros que llamé “El método de la Red Dinámica”, que permitiría generar un bilingüismo exitoso en todo el sector educativo de nuestro país… pero Colombia, casada con los métodos ineficientes que siempre ha aplicado y sigue aplicando, negó toda posibilidad al cambio y a la modernización de la enseñanza de lenguas extranjeras.
Sin embargo, he logrado impactar en el Valle del Cauca y en la Guajira a unos 200 mil niños y 7 mil maestros.
Cali fue un referente de la cultura y el comportamiento cívico en Colombia, en los sesenta y setenta, luego llegó el narcotráfico y trastocó no sólo la economía, sino el sistema de valores y los referentes culturales. ¿Cómo vivió ese cambio en la ciudad?
R/ La violencia y el narcotráfico convirtieron a Cali en un refugio de múltiples culturas que absorbieron, y que casi desaparecieron a nuestra comunidad primigenia de menos de medio millón de caleños raizales formados dentro de parámetros éticos y civilistas tradicionales, convirtiéndola en una metrópolis de casi tres millones de ciudadanos diversos, que no siempre responden a las necesidades del civismo comunitario.
En el 2024, Cali fue un referente mundial ambiental, con la celebración de la Conferencia de las Partes del Convenio de Biodiversidad, conocido como la COP16 ¿Cómo ve el presente y futuro de Cali?
R/ La COP16 fue un regalo presidencial para Cali, fue un evento concienciador muy importante… pero el poco tiempo para su preparación, no permitió una planificación de lo que debía ser su legado, especialmente entre las nuevas generaciones.
Cali hoy día es una mezcla de alegría, amabilidad y de caos, con un desarrollo muy incierto por la falta de liderazgo. Al caleño, con sus debidas excepciones, le cuesta pensar en grande.
Pascual Guerrero con la productora María Eudoxia Arango y los cineastas Sergio Cabrera y Carlos Palau.
Casi para terminar, puede, por favor, recomendarnos dos películas, una universal y otra colombiana que sean de sus favoritas.
R/ En ambos casos son tantas mis favoritas, que sería casi que grosero de mi parte recomendar películas universales.
De las colombianas, me gustan mucho las de Ciro Guerra, especialmente “El abrazo de la serpiente” que pocos entendieron en nuestro país, como también admiro el cine de Sergio Cabrera, que en su momento nos brindó una especial visión, pero no puedo olvidar el cine de Gaviria “Rodrigo D no futuro” y “La vendedora de Rosas” … lo siento, soy Sociólogo y ese tipo de cine me atrae.
Pascual Guerrero en la actualidad y de fondo la escultura de la India Catalina, en la sede del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias.
Finalmente, y agradeciendo mucho su tiempo y disposición, ¿cómo le gustaría ser recordado?
R/ Nací en el Hotel del Prado en Barranquilla, donde mi padre trabajó durante ocho meses, y eso desarrolló en mí una cábala de haber nacido para viajero. Al nacer, mi padre, que además fue un reconocido poeta, me escribió unos versos…
Se leal con tus amigos
se alivio para el dolor,
perdona a tus enemigos
y en las luchas ten valor.
Me gustaría que me recordaran como alguien que cumplió y atendió con diligencia esa ruta de conducta que mi padre trazó para mi vida.
Dixon Acosta Medellín
En lo que sigo llamando Twitter me encuentran como @dixonmedellin y exploro el cielo azul en Bluesky como @dixonacostamed.bsky.social
Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)
Advenedizo extraviado en la dimensión desconocida. Alguna vez aspirante a diletante cronopio y decantado en aceptable fama. De los pecados, errores y calamidades cotidianas me rescata Patricia, incondicional compañera. Cuando salgo del espejo de Alicia, me pongo corbata, apellidos de pila e intento aplicar lo aprendido en la Universidad Nacional de Colombia y otros gratos centros de estudio, en la diplomacia. Estuve en el desierto y ojalá pudiera dejar huella.
En horario no laboral me pueden ubicar en Twitter:
@dixonmedellin
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