La revista Orbis, editada por la Asociación Diplomática y Consular de Colombia, dedicó su edición de este año a analizar el avance del país en los caminos hacia la reconciliación. Con el objeto de ampliar dicho análisis, se integró por primera vez una obra audiovisual; se trata del documental “El silencio de los fusiles” de Natalia Orozco. La edición se encuentra en línea en la página www.diplomaticos-colombia.org y en pdf en el vínculo: http://diplomaticos-colombia.org/assets/revista-orbis-22-2018_digital.pdf
Esta obra audiovisual se desarrolla en nueve apartes que presentan el avance del proceso de negociación de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC-EP po en una hora y cincuenta y cinco minutos. La obra inicia con la reflexión de la realizadora Orozco sobre “la responsabilidad de los que pensamos que las armas no son el camino” respecto del conflicto político que vivió el país con las FARC y el costo de la indiferencia al respecto. Posteriormente, presenta los encuentros secretos que le dieron viabilidad al proceso en medio de mensajes de guerra y actos de paz, y la superación de la legendaria desconfianza mutua entre las partes. Documenta también el reto que significó para ambos equipos tomar la decisión de ejercer la política sin armas, a pesar de la eliminación sistemática de la Unión Patriótica UP décadas atrás; así como el exigente compromiso para el Gobierno de crear una institucionalidad para la paz y el posconflicto.
Ulteriormente, el documental examina el significado y el manejo del tema del narcotráfico en esta negociación desde las diferentes posiciones de las partes. Luego, estudia en profundidad el punto de las víctimas, el más extenso de los nueve apartes. En los cuarenta minutos de este último apartado se destacan la necesidad de reparar a todas las víctimas sin importar quién las haya causado, el acuerdo de las partes en que la confrontación tiene que detenerse y la compleja búsqueda de equilibrio entre justicia y paz. Acto seguido, se presenta la terminación del conflicto, la toma de medidas de seguridad para garantizar la paz y al fin el silencio de los fusiles con el cese al fuego definitivo. Finalmente, la victoria del NO en el plebiscito por la paz que obligó a la reanudación de los diálogos al día siguiente y la integración de algunas de las propuestas de los grupos por el NO en el Acuerdo final.
La cuidadosa presentación que este documental hace de la violencia descomunal y crónica ejercida en el país durante seis décadas (1948-2016), que dejó como resultado ocho millones de víctimas y de las dificultades para construir consensos desde posiciones radicalmente distintas para detener esa situación, lo convierten en un valioso testimonio de este momento crucial de la historia del país.
De esta manera, responde a lo que el eminente escritor y filósofo, Elie Wesel, sobreviviente del campo de concentración de Buchenwald y premio Nobel de Paz 1986, manifiesta en su libro “Un judío hoy” (1977) frente a la imperiosa necesidad de aportar elementos para comprender la masacre judía ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial y que bien puede aplicarse a situaciones de violencia desmesuradas como el conflicto colombiano: “es necesario estudiar este hecho una y otra vez en todas sus formas y sus expresiones. Entenderlo, enseñarlo, explorarlo y en la medida de lo posible asumirlo” (WESEL, 1977).
este documental tiene dos grandes fortalezas Frente a las grandes dificultades para representar la violencia a nivel audiovisual sin cometer excesos que puedan distorsionar o limitar la credibilidad del público en la situación que se pretende mostrar: primero, la capacidad para transmitir la complejidad del conflicto, de los diálogos para lograr su cesación y de las posiciones de las partes sin caer en maniqueísmos; y segundo, el logro de una representación de las víctimas respetuosa de la historia y comprensible para los espectadores, cumpliendo con lo que recomienda el experto en representación audiovisual de la violencia Alain Kleinberger en su libro “La Shoah (masacre judía): el cine en los límites de la representación” (2002), en el sentido de evitar al máximo “los riesgos de banalización de la situación de violencia (que se desea presentar), de deshumanización de las víctimas y de crear caricaturas de los victimarios”.
Esta columna es una invitación a ver dicho documental en la medida en que constituye un estudio serio de los cuatro años de diálogos (2012 a 2016) que fueron necesarios para llegar a la PAZ con la guerrilla más antigua del continente y por lo tanto aporta elementos imprescindibles para pensar en el futuro del país y, como propone el Presidente Iván Duque en el Pacto para superar las diferencias, “construir sobre las cosas que nos unen y no quedarnos en el torbellino de lo que nos divide”. El Tiempo, (agosto 6 de 2018).
*Carolina Mejía Gil
Ministra Plenipotenciaria de Carrera. Comunicadora Social y periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Máster en Análisis de Cine y Audiovisual, Paris X- Nanterre, Francia. Ha sido Agregada Cultural de Colombia en París y actualmente, responsable de los escritorios de Venezuela, Nicaragua y Costa Rica en la Dirección de América.