Ese extraño oficio llamado Diplomacia

Publicado el Asociación Diplomática y Consular de Colombia

MULTILATERALISMO EN EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA: UN POTENCIAL POR DESARROLLAR*

La acción política y técnica conjunta de los gobiernos desde los escenarios multilaterales es hoy más relevante que nunca. En el sector educativo, el multilateralismo constituye un ámbito privilegiado para la generación de capacidades institucionales, que redunden en mejores políticas públicas para el cumplimiento de las metas globales del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4 de la Agenda 2030, asociadas a la calidad educativa.

Los ODS señalan no sólo las áreas de trabajo e intervención para mejorar nuestra sociedad global, sino que orientan frente a cómo alcanzar las metas planteadas. El ODS 17 nos llama a Revitalizar la Alianza Global para el Desarrollo Sostenible. Allí se reconoce que los estados solos no tienen la capacidad de lograr las metas trazadas, sino que es preciso movilizar recursos y voluntades de otros gobiernos, el sector privado y la sociedad civil con una visión conjunta del camino que se debe recorrer.

En esa medida, la Meta 9 del ODS 17 señala la necesidad de “Aumentar el apoyo internacional para realizar actividades de creación de capacidad eficaces y específicas en los países en desarrollo a fin de respaldar los planes nacionales de implementación de todos los ODS, incluso mediante la cooperación Norte-Sur, Sur-Sur y triangular.”

El marco global llama a los gobiernos a darle un significado renovado a la gestión internacional, tanto a nivel bilateral como multilateral. Se trata de aprovechar esos escenarios para diseñar agendas que faciliten el avance efectivo en el cumplimiento de las metas desde políticas públicas sólidas que recojan aprendizajes internacionales relevantes y permitan avanzar de manera conjunta.

En América Latina encontramos una multiplicidad de espacios multilaterales frente a los cuales falta una comprensión política de sus potencialidades, con limitada relevancia técnica en muchos casos, y con problemas financieros que comprometen su viabilidad. Se requiere entonces de un multilateralismo educativo con liderazgo político y método técnico; que responda a las características de una región heterogénea y con importantes asimetrías; que permita orientar de manera estratégica sus programas técnicos, de conformidad con las realidades de los países; y al que los gobiernos estén dispuestos a contribuir con recursos financieros por su importancia política y pertinencia técnica.

En la actualidad, los organismos multilaterales en materia educativa de los que Colombia hace parte, incluyen a la UNESCO y su Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC), el Convenio Andrés Bello, la Organización de Estados Iberoamericanos, la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), la Organización de Estados Americanos, el Cerlalc, la Alianza del Pacífico, Mercosur y Unasur. En el ámbito educativo también tienen gran relevancia organismos financieros internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, la Corporación Andina de Fomento y otros de buenas prácticas a nivel global como la OCDE.

Algunos tienen estructura institucional propia, otros son mecanismos de coordinación gubernamental sin aparato burocrático, y algunos se apoyan en estructuras existentes para producir referentes técnicos para la construcción de políticas públicas educativas. Todos cuentan con agendas políticas y técnicas para avanzar en los temas neurálgicos de la calidad educativa. No obstante, son agendas que no dialogan entre sí y que tienen problemas para concretar la acción colectiva alrededor de los temas que las conforman.

En algunos casos, estos organismos se convirtieron en aparatos burocráticos que privilegian la acción política sobre la técnica, y que han establecido relaciones instrumentales con algunos gobiernos como mecanismo paralelo a los esquemas de contratación pública. En esa medida, identifico cuatro dimensiones para hacer de estos organismos internacionales aliados estratégicos de los gobiernos para el cumplimiento de las metas asociadas al ODS4. Estas cuatro dimensiones actúan como un trípode del cual depende una acción multilateral efectiva.

  1. Liderazgo político

La primera consiste en un liderazgo político que permita el posicionamiento del espacio multilateral en las discusiones nacionales y regionales. El multilateralismo efectivo requiere de voluntad política de los actores. Por actores entiendo a los Ministros de Educación y a quienes están en la cabeza de los organismos internacionales.

Los primeros deben entender la visión de lo que la acción conjunta internacional puede contribuir a la construcción moderna de políticas públicas más sólidas. Incluir referentes regionales como una dimensión estratégica para el diseño e implementación de las políticas públicas, es cualificar esos procesos para el beneficio del sector educativo de los países de América Latina.

Los ministros también tienen un rol que jugar en el marco de las instancias directivas de los organismos internacionales. Son los máximos responsables de los designios de estos organismos, ya que escogen a sus directivos y aprueban los programas técnicos y financieros.

Los líderes de los organismos internacionales, por otra parte, son los agentes más relevantes para hacer realidad y manifestar el potencial del multilateralismo. La trayectoria técnica, sin duda, es un referente importante. Pero si no cuenta con una comprensión clara del valor agregado del multilateralismo a los procesos nacionales y un esquema gestión efectivo, tendrá dificultades para alcanzar los impactos deseados.

  1. Responsabilidad financiera

Las crisis que han enfrentado muchas de estas organizaciones no son sólo atribuibles a las decisiones de sus directivos, sino al desinterés de las altas autoridades por los aspectos financieros. La discusión y comprensión de las cuestiones presupuestales son una condición esencial para su adecuado funcionamiento y viabilidad hacia el futuro. Es fundamental prestar mayor atención a la rendición de cuentas y discusión de los balances, estados de resultados y presupuestos, de conformidad con las normas y prácticas contables internacionalmente aceptadas.

Por otra parte, el multilateralismo requiere de aportes de los estados para que puedan desarrollar sus mandatos misionales. Si los estados no participan financieramente según sus posibilidades, tampoco valorarán las contribuciones que estos organismos pueden realizar a la generación de sus capacidades técnicas nacionales. No obstante, en un contexto de recursos escasos para los estados en América Latina, esas contribuciones sólo son justificables ante los ciudadanos si los retornos políticos son relevantes y los técnicos son pertinentes y de calidad.

  1. Competencia técnica

El nivel de impacto de la acción multilateral se mide a partir de su incidencia en las políticas públicas nacionales. En la medida en que los programas técnicos desarrollados a partir de la gestión multilateral sean pertinentes, los ministerios de educación estarán más abiertos a apropiar sus iniciativas e, incluso, a destinar recursos propios para su implementación.

Para ello, resulta fundamental que en el diseño mismo de las estrategias y programas de estos espacios participen de manera activa los responsables técnicos que correspondan. Se busca pasar de la validación de los programas a la construcción participativa de quienes dependen las políticas públicas en educación en las definiciones de la acción multilateral. Para ello, se deben desarrollar metodologías de trabajo conjunto que recojan tanto lo que identifica, como lo que diferencia a los sistemas educativos de América Latina.

  1. Coordinación y complementariedad

Resulta impostergable que entre estos organismos se acuerde una agenda que permita generar sinergias para avanzar en el logro del ODS4, a partir de una distinción entre las dimensiones políticas y técnicas de cada iniciativa que impulsan. Las probabilidades de mejorar los impactos de cada organismo sobre las políticas educativas de América Latina, dependen de su capacidad de actuar de manera articulada no sólo con los gobiernos, sino también con otras instancias multilaterales en la región.

 

*LUZ AMPARO MEDINA GERENA es profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia y Máster en Política de Desarrollo de la London School of Economics and Political Science. Actualmente es la Jefe de la Oficina de Cooperación y Asuntos Internacionales del Ministerio de Educación Nacional. Desde este cargo, como ha sido su preocupación a lo largo de su carrera, ha creado oportunidades de asociación entre actores locales y nacionales con instituciones públicas y privadas en el extranjero.

 

 

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