Una de las locomotoras que jalonaría la economía colombiana hacia la descarbonización y la menor dependencia de la exportación de bienes básicos y commodities es el turismo, la industria sin chimeneas.
En América Latina, Colombia – El País de la Belleza- con 4.400.000 turistas recibidos en 2023, está debajo de los 7.16 millones que ingresaron a la República Dominicana y muy lejos de los 38.33 millones que visitaron México, el primer receptor del subcontinente el año pasado. En el mundo, Turquía ha obtenido ganancias por 8mil 800 millones de dólares de los 10 millones de turistas, que de acuerdo con el Instituto Turco de Estadística – TUIK, ha recibido solo entre enero y abril de 2024. La meta del gobierno turco para 2024 es recibir 60 millones de turistas y generar 60mil millones de dólares de ingresos por concepto de turismo. https://www.crescentrating.com/
Se estima que el turismo internacional ha alcanzado ya en 2023 entre el 82 y el 93% de los niveles anteriores a la pandemia y representó cerca del 9% del PIB mundial. En palabras de la Organización Mundial del Turismo, ONU /OMT “El sector turístico genera alrededor de uno de cada doce empleos y su crecimiento impulsa al mismo tiempo otros sectores como servicios, construcción, agricultura y transporte, entre otros” https://www.newtral.es/sector-turismo/20230927/
No es necesario repetir que el territorio de Colombia, por fortuna, tiene innumerables ventajas comparativas para desarrollar múltiples y variadas actividades turísticas. Sol y playa, barreras de coral y cumbres nevadas, llanuras y selvas, trópico deslumbrante y altiplanos bucólicos, modernas metrópolis y coloniales villas. No deja de ser realismo mágico, pero la situación de conflicto “sirvió” para preservar bosques, páramos, cañadas, sabanas y muchos otros parajes naturales que habrían ya desaparecido, si como en otros paisajes, hubiese habido libre y multitudinario acceso. Además, los colombianos y colombianas somos, mestizos, afros, blancos, andinos, amazónicos, caribes. Como rezaba un lema que lamentablemente cayo en desuso “Colombia es toda Latinoamérica en un solo país”. Es universalmente sabido que en materia de turismo la diversidad concentrada en una determina área es un muy valioso activo.
Si como ha comprobado una reciente experiencia, no era válido mofarse como lo hicieron algunos analistas cortos de visión, de que exportando aguacate-Hass Colombia pudiera mejorar muy significativamente su balance comercial, mucho menos lo es desconocer que el turismo podrá suplir gran parte de las divisas que nuestro país deje de percibir, una vez el carbón, nuestro producto insignia, pierda valiosos mercados en un planeta que lucha contra el acelerado cambio climático.
Pero ¿Qué debe hacer Colombia para mejorar su tajada de este pastel que es arduamente disputado por muchos otros países, que pueden tener tantos atractivos físicas e inclusive mejores facilidades logísticas? Una respuesta lógica es buscar nuevos mercados y ampliar los existentes nichos de mercado. Y por extraordinario que parezca hay un mercado virgen y totalmente desatendido, o al menos desatendido en Colombia y en América Latina. El turismo MUSULMAN FRIENDLY o HALAL- FRIENDLY.
La población mundial que profesa la fe islámica, que en 2022 era de 2.200 millones de personas, llegará en 2030 a ser de 2.300 millones, es decir el 27% del total, habitando 198 países en el mundo. 70% de dicha población serán menores de 40 años, 22.9% de Milenials y la edad promedio será de 25 años. https://www.unwto.org/es/
La data de viajes internacionales muestra que los musulmanes viajando por turismo pasaron de 100 millones de arribos en 2013 a 152 millones al momento de comenzar la pandemia en 2019. En 2024 se estima que retornará a los 155 millones y que en 2028 alcanzará 230 millones de arribos y un consumo de 225 mil millones de dólares. https://www.crescentrating.com/
Hay barreras que deben ser removidas para avanzar de manera eficiente hacia la meta. Para empezar, la del desconocimiento y el prejuicio. Los turistas colombianos sabemos lo que es ser estigmatizados por las personas ignorantes o influenciadas, y por eso podremos ser empáticos con los turistas musulmanes, como ellos lo son con nosotros. De hecho, puede decirse que en la mayoría de los países islámicos se practica hace mucho tiempo, y con gran éxito, el turismo Cristian- Friendly. A pesar de que ciertas de nuestras costumbres les resultan incomodas e incluso ofensivas, por ejemplo, embriagarnos, vestir de manera indiscreta, comportarnos en público de manera escandalosa, entre otras, las aceptan de buen agrado y crean las condiciones para que disfrutemos de sus servicios turísticos. Con seguridad será menos difícil para nuestros operadores turísticos y comunidades de acogida turística, compartir con personas que se caracterizan por su moderación, respeto y apego a sus hábitos culturales.
Pero también hay que superar la visión restringida de funcionarios y entidades que por el contrario deberían promover tanto el intercambio cultural como el económico. Tanto si representan ministerios o gremios, ha sido una tarea muy ardua que se entiendan las oportunidades de un nicho de mercado tan importante, que vale la pena ser explorado e intentado, en lugar de ser desestimado ante la eventual dificultad que puede representar adecuar instalaciones físicas hoteleras, logísticas de cocina, facilitación de la práctica de tradiciones espirituales, etc. Las normas Halal que orientan a los musulmanes en cuanto a la alimentación, las bebidas alcohólicas, la separación de algunas dependencias entre hombres y mujeres, y en general el respeto por sus creencias socio-religiosas, son perfectamente adaptables como parte de la identidad cultural y el respeto por la diversidad que Colombia ha alcanzado.
Otro mito para superar es el de que todos los practicantes del islamismo son árabes, africanos o proceden del lejano o del medio oriente, lo que, entre otras cosas, representa una gran distancia geográfica y el encarecimiento del transporte para visitar los destinos turísticos colombianos. En Europa occidental gracias a las comunidades inmigrantes, el islam es la segunda religión más grande después del cristianismo, representando más del 6% del total de la población es decir 25 millones de personas. Francia cuenta con 5.7 millones, Italia con 3 millones, España con 2 millones, el Reino Unido con 2.2 millones y Alemania con 4.600.000.
En el primer emisor de turistas hacia Colombia, que es Estados Unidos, con cortas horas de vuelo, viven actualmente más de 3.5 millones de musulmanes (1% de su población) y en Canadá 1millon 800 mil. Sobra decir que, en las emergentes potencias económicas mundiales, China e India, residen 50 millones y 200 millones de musulmanes, respectivamente.
En 2021 se registró un incremento mundial del 75,5% con relación al periodo prepandemia, alcanzándose 102 millones de dólares como participación del turismo de personas pertenecientes a la comunidad musulmana. Las agencias especializadas estiman que el 15% del total de turistas en 2025 serán musulmanes y que su gasto ascenderá a 190 mil millones de dólares.
https://www.unwto.org/es/news/La-importancia-del-turismo-para-el-crecimiento-se-destaca-en-el-informe-Perspectivas-de-la-Econom%C3%ADa-Mundial
Aunque muchos países – No musulmanes – han reaccionado ágilmente ante este “filón dorado” del mercado y al haberse preparado para atenderlo ya han comenzado a capturarlo y beneficiarse, como España, Italia, Hong Kong y Reino Unido, ningún país de América Latina ni del Caribe aparece en los registros de receptores de cantidades sustantivas de turismo Muslim-Friendly. www.crescentrating.com
Colombia debe iniciar de manera urgente un proceso integral de conocimiento y preparación para atender el mercado Musulmán-Amigable, o Halal-Friendly. Debe cesar la pasividad por parte del sector público encabezado por el Ministerio de Comercio Industria y Turismo, las corporaciones promotoras de carnavales y PROCOLOMBIA, pero también debe manifestarse la visión de negocios del sector privado, liderado por los gremios del turismo, los operadores turísticos, ANATO, COTELCO, etc. Adicionalmente, todos los actores deben ser convocados a actuar coordinadamente. Las llamadas direcciones de asuntos internacionales de ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Pasto; los centros de formación profesional y tecnológica en el campo de la hotelería y turismo y el SENA, deben incluir en su pensum la preparación en gastronomía halal, y servicios Muslim-Friendly. Es una tarea difícil y prolongada, pero no imposible, y las cuantiosas divisas que podría obtener Colombia ameritan no ser tímidos, ni temerosos.
Las embajadas son el primer y más directo canal de información e interrelación entre Colombia y otros estados, como se percibió en el Tercer Congreso Internacional de Turismo Muslim-Friendly, celebrado del 10 al 12 de mayo en Izmir- Turquía. Colombia debe actuar inmediatamente y en conjunto, si quiere acceder a una tajada sustantiva de esta multimillonaria torta. Como se dice popularmente, el que pega primero pega dos veces.
*HALAL es el término que, para las personas que profesan la religión musulmana, comprende todo lo que está permitido y por lo tanto, es beneficioso y saludable para el ser humano, propiciando una mejora de la calidad de vida y reducción de riesgos para la salud. Se puede resumir como, lo autorizado, recomendable, saludable, ético o no abusivo. Los musulmanes de hoy entienden el termino HALAL, como un estilo de vida, un concepto global e integral que influye y afecta las cuestiones cotidianas, como alimentación, higiene, sanidad, economía, moda, comercio o turismo. https://www.institutohalal.com/que-

**Rafael Quintero Cubides es embajador de Carrera Diplomática, actualmente se desempeña como Ministro Plenipotenciario en la embajada de Colombia en Ankara, Turquía

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