Ese extraño oficio llamado Diplomacia

Publicado el Asociación Diplomática y Consular de Colombia

MÓLOTOV, UN DIPLOMÁTICO EXPLOSIVO*

En el manejo de los asuntos exteriores, Mazarino, Talleyrand y Metternich, recibirían a Mólotov en su compañía, si hubiese otro mundo al cual los bolcheviques se permitieran a sí mismos ir.” Winston Churchill.

Todo el mundo ha escuchado hablar del “cóctel Mólotov”, expresión que designa cierto tipo de explosivo, generalmente de carácter incendiario y usualmente de fabricación doméstica o casera, pero es probable que no todos sepan que el origen de tal nombre deriva de un diplomático ruso, ministro de relaciones exteriores de la Unión Soviética, un hombre controvertido de recio carácter, que fue tanto admirado como temido.

Viacheslav Skryabin (1890 – 1986), reemplazó su apellido por Mólotov, el seudónimo que se ganó en el partido bolchevique que traduce como “martillo”. Durante las diferentes etapas revolucionarias que dieron origen a la Unión Soviética, Mólotov fue emergiendo, desde el plano intelectual como editor del periódico “Pravda”, pero ante todo como aliado y protegido de Joseph Stalin. De hecho, cuando en 1922 Stalin se convierte en secretario general del Partido Bolchevique, Mólotov era su segundo.

A la muerte de Lenin, en 1924, se desató una verdadera guerra al interior de los bolcheviques, siendo derrotada el ala moderada de León Trotsky por la estalinista, que trajo persecuciones y purgas internas. Mólotov fue responsable de uno de los programas económicos más controvertidos del gobierno de Stalin, la colectivización de la agricultura, que buscaba modernizar las tradicionales actividades rurales en una transición que provocó millones de muertes y deportaciones de campesinos. De igual forma, Mólotov aprobó decenas de ejecuciones de opositores a Stalin en lo que se llamó la Gran Purga.

En 1939, Mólotov sería nombrado Comisario del Pueblo de Asuntos Exteriores (Ministro de Relaciones Exteriores). Desde ese año, dio pruebas de su capacidad de negociar con los contrarios. De esta manera, se llegó al tratado de no agresión entre la Alemania nazi y la Unión Soviética, conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov, que incluía un protocolo secreto de anexión de países y territorios en el área de influencia de las dos entidades, lo cual provocó tanto la invasión de Alemania a Polonia como el conflicto soviético-finlandés, en el cual se originaría la expresión “cóctel Mólotov”.

Durante la que se conoció como la Guerra de Invierno, entre la Unión Soviética y Finlandia, la aviación soviética bombardeó incesantemente las defensas finlandesas. Esta acción fue negada por Mólotov, quien manifestó que, por el contrario, las fuerzas soviéticas habían llevado alimentos a los finlandeses. Por esta razón las bombas aéreas soviéticas empezaron a ser llamadas “canastas de pan Mólotov”. Al mismo tiempo, los finlandeses empezaron a atacar a las fuerzas de tierra soviéticas con este tipo de bombas domésticas que llamaron “cóctel Mólotov”, una bebida para acompañar el alimento distribuido.

En plena Segunda Guerra Mundial, cuando cambiaron los papeles y Hitler atacó a los soviéticos, Mólotov inició conversaciones con el Reino Unido y Estados Unidos, viajó a los dos países y firmó tratados de cooperación bilaterales; ayudó a establecer la conformación de los países aliados, acompañando a Stalin a las Conferencias de Teherán (1943), Yalta y Potsdam (1945), y presidió la delegación soviética en la Conferencia de San Francisco que creó la Organización de Naciones Unidas.

Sin embargo, luego de la experiencia común para derrotar al régimen nazi, Mólotov fue uno de los más severos críticos de Occidente. Señaló al Plan Marshall como un proyecto imperialista que dividía a Europa en dos sectores. En respuesta, se creó lo que se conoció como el Plan Mólotov, un programa de cooperación y ayuda entre la Unión Soviética y los Estados de Europa Oriental. Mólotov, quien se había entendido muy bien con el fallecido presidente Franklin D. Roosevelt, no tuvo la misma sintonía con su sucesor Harry S. Truman, lo que dio origen a lo que se ha conocido como la guerra fría.

La muerte de Stalin en 1949 significó el inicio del declive político de Mólotov, quien fue cesado como ministro de Relaciones Exteriores, aunque luego volvería al cargo entre 1953 y 1956, para luego ser destituido definitivamente por Nikita Khrushchev. En 1957 Mólotov fue expulsado del Politburó (Comité Central del Partido Comunista) y se le nombró como embajador ante la República Popular de Mongolia, lo que se consideraba un destierro disfrazado. En 1961 fue expulsado del Partido Comunista, borrando su nombre en diversos documentos históricos y oficiales.

Durante las décadas de los setenta y ochenta, el nombre de Mólotov fue parcialmente rehabilitado. Murió como un estalinista convencido en un apacible retiro y sin muestra alguna de arrepentimiento por ninguna decisión tomada, pues siempre manifestó que fue motivado por el deseo de la modernización y progreso de la Unión Soviética.

Mólotov, para sus críticos internos, personificaba el burócrata por excelencia. Siempre vestía de forma elegante, con traje y corbata; tenía formación musical y aportó en letra y música para el nuevo himno nacional soviético. Sus colegas occidentales lo admiraban y temían en la misma proporción. Su nombre, para bien o para mal, quedó asociado a un artefacto que era tan explosivo como el sonido de un gigantesco martillo.

Dixon Moya. Embajador de Carrera Diplomática. Actual Cónsul General de Colombia en Chicago. Lleva un blog en el periódico El Espectador como Dixon Acosta Medellín: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter @dixonmedellin

 

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