Ese extraño oficio llamado Diplomacia

Publicado el Asociación Diplomática y Consular de Colombia

ESE EXTRAÑO OFICIO CONSULAR*

 

Hace algunos meses, un amigo que desconoce por completo este extraño oficio llamado diplomacia, se enteró de que yo estaba trabajando en un consulado en España, y no dudó en decirme: “qué delicia, seguro no te toca hacer nada”. Así mismo, una colombiana que me encontré en la calle se sorprendió al ver que me dirigía al Consulado en horas de la tarde y me dijo que ella pensaba que en los consulados únicamente se trabajaba por las mañanas. Claramente mi amigo, la señora y probablemente una gran mayoría de personas desconocen cuál es realmente el trabajo consular y lo que se puede hacer por la comunidad desde este lado de la diplomacia.

Para empezar, hay que resaltar que Colombia cuenta con 116 consulados en el exterior, entre ellos 15 en Venezuela (varios fronterizos), 11 en los Estados Unidos, 7 en España y 6 en Ecuador; países donde se concentra la mayor cantidad de colombianos. Los trámites que se realizan diariamente en un Consulado son similares a los de la Registraduría y notarías: registros civiles, poderes, autenticaciones, certificaciones y constancias; así como pasaportes y cédulas. Adicionalmente, han aumentado las solicitudes de visas de quienes desean ingresar a Colombia para actividades distintas al turismo, trámite que también se puede adelantar desde los consulados.

Sin embargo, estos trámites son solo una pequeña parte de los servicios que se ofrecen desde un Consulado, pues hay un componente de trabajo social que hace la diferencia en la atención que se le presta a la comunidad colombiana que se encuentra lejos de su país.

En el caso de España, y específicamente en las comunidades autónomas de Andalucía y Extremadura -circunscripción del Consulado General de Colombia en Sevilla-, residen más de 30.000 colombianos (Herodato, 2014). En dicha región hay más de 150 colombianos privados de la libertad distribuidos en 15 centros penitenciarios (algunos a cinco horas de distancia del Consulado), por lo que una de las funciones más complejas, consiste en visitar a los presos para ofrecerles orientación jurídica y psicosocial. A cada expediente se le da seguimiento, se establece comunicación con los familiares, abogados, y en algunas ocasiones incluso, el Consulado ha servido de intermediario con los familiares que por miedo han decidido romper cualquier vínculo con el detenido.

El servicio de orientación jurídica y psicosocial también se brinda a los colombianos que diariamente se acercan o llaman al Consulado por encontrarse en situación de vulnerabilidad, especialmente por casos de violencia intrafamiliar, precariedad económica, emergencia médica o porque necesitan asesoría para no ser expulsados al encontrarse en situación irregular. El éxito de sacar un caso adelante, depende de una acción coordinada entre las distintas instituciones (públicas y privadas), así como del acompañamiento y la buena disposición de los familiares de los afectados.

A finales del 2016, por ejemplo, el Consulado en Sevilla, trabajó activamente en el retorno de tres colombianos: una mujer que había sido encontrada en estado de indigencia y dos menores de edad que habían quedado huérfanos de madre y no contaban con más familiares en España. Este acompañamiento inevitablemente toca las fibras más sensibles de cualquier funcionario; sin embargo, es gratificante cuando los casos se resuelven (que tristemente no sucede todas las veces) y se descubren nuevas fórmulas para seguir ayudando a los connacionales.

Así mismo, desde el año 2013 los consulados se encargan de la toma de declaración de las víctimas del conflicto armado que buscan ser reconocidas en el marco de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. Según las cifras oficiales de la Unidad para las Víctimas, al día de hoy se han tramitado más de 7.000 declaraciones en el exterior, de las cuales 670 se han llevado a cabo en España. Una declaración de víctima dura en promedio tres horas, en las cuales las personas hacen un esfuerzo sobrehumano para recordar en detalle cada acontecimiento. Hay declarantes que confiesan entre lágrimas, que llevan más de quince años viviendo fuera del país, o que es la primera vez que hablan y expresan el dolor de lo ocurrido. Algunas víctimas acuden a las declaraciones con sus hijos, quienes desconocen por completo la vida pasada de sus padres. Desde ese lado de la diplomacia, le corresponde al agente consular crear un ambiente familiar y tranquilo que le permita al declarante culminar el proceso.

Si bien, varios colombianos han dejado el país a raíz de la violencia, hay otros que han emigrado en búsqueda de un mejor futuro. Con el ánimo de que la comunidad colombiana siga vinculada al país y preserve sus tradiciones, varios consulados programan jornadas culturales y recreativas. En Sevilla, a través del programa “Colombia Nos Une” una de las actividades con mayor acogida ha sido el sábado en familia, donde a través de juegos tradicionales como la golosa, los encostalados y la rana, se ha intentado integrar a la comunidad.

Quizás mi amigo y la señora que me encontré en la calle, al igual que varias personas, ahora comprenderán, que el gran reto de ese extraño oficio consular es lograr que los colombianos se acerquen a su país a través de esas oficinas que parecen simples notarías, pero desde donde se trabaja para ayudar a construir un mayor bienestar para la comunidad.

*Laura Jimena Arango Blanco. Abogada con maestría mercadeo público y político. Es Segundo Secretario de Relaciones Exteriores. Ha prestado servicio en la Embajada de Colombia en Berlín y actualmente, se desempeña como Cónsul de Segunda en el Consulado General de Colombia en Sevilla.

 

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