Desde el fogón

Publicado el Maritornes

Propósitos de Año Nuevo

Maritornes es consciente de que tratamos de convertir los propósitos de Año Nuevo en un ejercicio renovado a pesar de que siempre hay que hacerlo con lo mismo que teníamos el año pasado, es decir con nosotros mismos. Suele ser que buena parte de lo que nos proponemos es apenas una reescritura del propósito en el que fallamos año tras año, y que ponemos de nuevo en la lista para arrastrarlo año arriba todos los años, como sísifos condenados a repetir una y otra vez el ascenso con la carga, solo para rodar de nuevo hasta el fondo de la sima. Así que Maritornes se puso a pensar en cómo hacer para el 2020 una lista de propósitos que solo incluyera cosas nuevas para que —ya que la persona necesariamente es la misma—, por lo menos no se repitieran los propósitos. Estos son pues los propósitos que no han sido parte de ninguna de sus listas anteriores:

  1. Confiar en que no es necesario hacerse propósitos de Año Nuevo porque lo que nos conviene se puede empezar en cualquier momento del año.
  2. Entender que si un propósito fracasa todos los años es porque o es imposible, o está mal formulado, o porque crearlo como propósito de Año Nuevo no sirve para nada.
  3. Acoger el Año Nuevo no como un capataz severo que nos exigirá el cumplimiento de una serie de tareas sino como la flor que se abre y cuya única función es coquetearnos para que salgamos al jardín a contemplarla.
  4. Contemplar el 2020 como la flor que se abre, como el jardín que nos invita, como el bosque que nos susurra, como el silencio que nos habla, como una sucesión de amaneceres y de atardeceres irremplazables tal como son, independientemente de que logremos esas metas rígidas que nos parece debemos proponernos.
  5. Embarcarse solo en lo que produce alegría genuina, o al menos una gran paz. Se propone no batallar a dentelladas contra nada y no ir sino hacia donde haya alguna corriente que, benevolente, la arrastre.
  6. Aceptar que soltar puede ser más difícil que agarrar, y muchas veces infinitamente más sabio.
  7. Reiterar y remozar su convicción de que la vida es pródiga y de que en ocasiones es más provechoso pedir y soñar que proponerse, porque lo pedido y lo soñado tienen a veces más poder, un poder que se conecta con una dadivosa dependencia del universo que otorga a manos llenas al que sabe confiar.
  8. Recordar que ningún propósito vale la pena si nos hace perder la fe en algo que nos es fundamental.
  9. Erigir la risa como señal frecuente del camino correcto.
  10. Mirar la vida con curiosidad, asombro y gratitud.

 

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