Uribe: ¿De sindicado por tres delitos a fórmula vicepresidencial?
¿Puede Álvaro Uribe soñar despierto con que lo llamen “señor vicepresidente” a partir del 7 de agosto de 2026? ¿Se trata de una posibilidad real, embeleco o meras patadas de ahogado del abogado Abelardo de la Espriella? Analicemos la cuestión en medio del juicio penal contra el expresidente.
Imágenes tomadas del juicio por YouTube y Wikipedia.
Uno creyendo que el expresidente Álvaro Uribe solo tiene dos caminos, la condena o la absolución, y resulta que no. Hay quienes le ven harto futuro como fórmula vicepresidencial de cualquiera de los candidatos del Centro Democrático.
En este momento, la situación personal, política y judicial de Álvaro Uribe Vélez aguanta todo tipo de análisis. Me intriga saber, por ejemplo, si existe alguna relación entre este juicio y el juicio que terminó con la condena del expresidente de Perú, Alberto Fujimori.
Ciertamente, es un momento difícil para alguien como él que gozó de la admiración de este país hasta la idolatría. Ya no. Con tres acusaciones a cuestas, su imagen pública está sensiblemente afectada y desgastada.
Él parece hacerse el desentendido yendo de la audiencia ante la Fiscalía a la correría política, donde propone esto y aquello, convida a “un estallido democrático en 2026” o promete rebaja de impuestos como si fuera candidato en campaña y no la persona envuelta en un juicio penal delicado. Los políticos tienen la capacidad de mirar para otro lado cuando los reflectores apuntan hacia ellos. Es muy temprano para intuir si la jueza que lo investiga lo declarará inocente o lo enviará una temporadita tras las rejas.
Están desesperados tanto el doctor Uribe como sus abogados. Enredaron todo lo que pudieron para evitar el juicio pero el estrado por fin los alcanzó. Han intentado torpedear pero ninguna maniobra jurídica les ha funcionado hasta ahora. Como ciudadano y periodista, en uso del sentido común, porque no soy abogado, pregunto con total ingenuidad por qué en este país las estrategias dilatorias no pueden considerarse una forma de obstrucción a la justicia, un delito adicional a los otros tres: presunto soborno, fraude procesal y soborno de testigos.
Su hijo Tomás Uribe publicó un mensaje en las redes sociales diciendo lo siguiente: “¡Atención, Colombia! El juicio contra Álvaro Uribe está en marcha, y tu vigilancia es clave. Sigue las audiencias en vivo aquí… denuncia cualquier irregularidad en los comentarios. Tu voz cuenta. RT para que más ciudadanos ejerzan su derecho a la vigilancia ciudadana”.
No creo que un juicio penal tenga el carácter de reality show donde los ciudadanos puedan, por ejemplo, salvar a los implicados mediante una llamada o algo así. ¡No! Los ciudadanos debemos ser veedores sí pero del erario público para que los funcionarios no roben.
El senador Iván Cepeda y su padre Manuel Cepeda, asesinado en 1994. Foto cortesía: Semanario Voz.
Días atrás, el mismo Tomás Uribe acusó al senador Iván Cepeda de ser “dirigente de las FARC” y lo tildó de “tramposo” y “escoria narcocomunista”, según este artículo de Semana.
“@AlvaroUribeVel está en juicio por este tramposo de @IvanCepedaCast, el principal dirigente y estratega del ala política de Farc. Recordar que a este tramposo “se le cayó el celular y ‘solo’ se le borraron las conversaciones con su testigo Monsalve”. Escoria narcocomunista”.
Vale la pena recordar que Iván Cepeda es hijo del periodista Manuel Cepeda (senador de la Unión Patriótica, director del semanario Voz y miembro del Partido Comunista Colombiano), asesinado el 9 de agosto de 1994, cuando de su casa se dirigía hacia el Congreso de la República, una víctima más del llamado “Baile rojo”, el genocidio contra la Izquierda colombiana, otro crimen de lesa humanidad.
Los costos políticos de un juicio penal
Los apoderados del expresidente han usado recursos judiciales válidos para extender el juicio en el tiempo con el fin de conseguir la prescripción del caso (vencimiento de términos), que eso temen los detractores de Uribe.
En 2022, el profesor Ignacio Alfonso Álvarez, quien afirma haberlo conocido, concedió una entrevista donde reveló detalles sobre el pasado y la personalidad del expresidente. “El no acepta autoridad (…) él desacata cualquier autoridad”, le dijo a la periodista Diana Álzate, refiriéndose a un episodio en el que, supuestamente, de joven Uribe amenazó con quemar la biblioteca del Instituto Jorge Robledo “porque no lo dejaron decir el discurso de graduación”. El video es revelador.
Sigamos con el juicio.
“Aquí hay dos estrategias: la primera es la búsqueda de la prescripción (…) y consiste en extender el proceso de cualquier modo, buscando una nulidad (…) la recusación de la jueza, un acción de tutela con medida cautelar, demorando el juicio (…) poner un video de dos horas para hacer una pregunta de diez segundos (…) Y la segunda estrategia es un ataque periférico a la actuación…”, explicó en el podcast A fondo el abogado Miguel Ángel del Río, apoderado de Deyanira Gómez y Juan Guillermo Monsalve, principales testigos contra Álvaro Uribe.
Recomiendo este episodio para entender de forma sencilla, sin tanta maraña jurídica, cómo llegamos a este momento; o mejor dicho, cómo llegó el dos veces presidente de la República a enredarse en su propio laberinto.
La prensa colombiana tiene una oportunidad de oro para hacer pedagogía sobre casos judiciales contra políticos, terminología incomprensible para el ciudadano de a pie, que somos analfabetas de las leyes y los códigos. También podrían investigar por nosotros los costos económicos que supone este juicio -y sus retrasos- para la justicia, pues es dinero de los contribuyentes, hasta donde entiendo.
Con todo, el país aún está lejos de cuantificar el impacto en términos políticos que tendrá la resolución del caso, en medio de un año preelectoral, vísperas de otra elección presidencial.
Si Uribe pierde el juicio, la figura del senador Iván Cepeda, una persona que goza de respeto y admiración incluso en sectores de la Derecha, podría perfectamente catapultarse para una futura aspiración presidencial. Si condenan a Uribe, por extensión los daños colaterales son inimaginables para los precandidatos uribistas, otorgando una cierta ventaja a la Izquierda y al llamado Centro de cara a las elecciones de 2026.
Si la jueza lo exonera al no hallar delito, es probable que su influencia política reciba un nuevo aire capaz de reanimar a una Derecha que, por ahora, languidece y a unos candidatos del Centro Democrático que esperan con ansias la unción de su líder, aunque un guiño suyo, en las actuales circunstancias, podría convertirse más bien en la extremaunción de sus aspiraciones.
Lo que uno no entiende es cómo alguien con tres investigaciones graves no está dedicado de tiempo completo a demostrar su inocencia y limpiar el nombre. Es como si tuviéramos ante nosotros dos versiones distintas de Álvaro Uribe: uno es el sindicado, la persona bajo sospecha, que va y viene entre audiencias, y el otro es el político en campaña con una adicción seria al poder. Nada de qué asombrarse, pues en política no basta con una sola cara. Muchos de quienes se meten a redentores terminan convertidos en la versión criolla del Doctor Jekyll y Mr Hyde, por usar un símil literario.
De tal suerte que en la prensa uno lee titulares como este: “Si Uribe está en el tarjetón, derrotamos a la Izquierda”. (Palabras del abogado Abelardo de la Espriella recogidas por el diario Publimetro). Ya lo había dicho de otra manera en su muy caribeño lenguaje: “Si Uribe no está en el tarjetón, vamos a perder esta vaina”y“nos tocó llamar al cucho a que resuelva este problema”. En otro momento insistió en lo mismo comparando a Uribe con un astro del fútbol:“Tenemos al Messi de la política y debe ir en el tarjetón”.
Si bien De la Espriella cree que Álvaro Uribe está habilitado para presentarse a las elecciones de 2026 como fórmula vicepresidencial, lo que se intuye detrás de esta clase de afirmaciones es un desespero natural. Montar sin ensillar, obviando que hay un juicio penal de por medio. Decir como dijo el abogado barranquillero que “Si UrIbe está en el tarjetón, derrotamos a la Izquierda” es aceptar que la Derecha carece de líderes para afrontar lo que viene, quizás la confesión de una derrota anticipada. Lo expliqué en otra entrada del blog: Con Uribe en juicio, la Derecha queda en el peor de los mundos.
¿Puede Uribe soñar despierto con que lo llamen “Señor vicepresidente” a partir del 7 de agosto de 2026?
José Manuel Abuchaibe Escolar, un prestigioso abogado guajiro —quien respalda la idea de un juicio político al presidente Gustavo Petro “por estar plenamente probado que violó los topes permitidos”— aclaró el entuerto a la luz de la Constitución del 91, a través de un pronunciamiento en su cuenta de Facebook.
Dice el jurista:
“El artículo 197 de la Constitución estipula que: ´No podrá ser elegido Presidente de la República el ciudadano que a cualquier título hubiere ejercido la Presidencia´. Lo anterior es un mandato que no puede burlarse sin alterar el sistema democrático que nos rige y menos, pensando en que las inhabilidades son restrictivas y taxativas, lo que en términos reales implicaría que para ser elegido vicepresidente no existe una prohibición expresa para que un expresidente pueda ser fórmula vicepresidencial, y, al parecer, nada se lo impediría literalmente en ninguna norma, lo que nos lleva a pensar que estaríamos ante un debate jurídico al respecto”.
“Nuestro concepto —agrega el doctor Abuchaibe— es que Uribe sí estaría inhabilitado para postularse y ser elegido vicepresidente”.
Y a continuación esgrime las razones:
“Considerando que el vicepresidente tiene como FUNCIÓN PRINCIPAL reemplazar al presidente durante sus faltas temporales o absolutas, como piensa justificarse que Uribe, SI FUERA ELEGIDO VICEPRESIDENTE, pueda evadir la función de ejercer la presidencia, ante la renuncia del Presidente, sin que se entienda que en la práctica sería una reelección como Presidente”.
Luego añade ”Pensar en burlar nuestra CARTA MAGNA nos resulta absurdo y crea expectativa ante un electorado muy polarizado, lo que sería preocupante. Colombia no está para jugar con la estabilidad e integridad de nuestra Constitución (…) la Constitución debe respetarse por encima de manipulaciones y aspectos políticos, ya que no hacerlo pone en jaque nuestra democracia”.
Para el doctor Abuchaibe, “pensar en burlar sus disposiciones mediante argucias jurídicas, resultaría un atentado a la estabilidad democrática de nuestro país”. En el mismo sentido, se pronunció el expresidente Iván Duque: “Sería darle la vuelta a la Constitución, en mi humilde opinión”, dijo.
Los volteos a la Constitución nos recuerdan el escándalo de la Yidispolítica, cuando funcionarios del gobierno y congresistas fueron condenados por pagar o recibir sobornos para votar a favor de la reelección de Uribe. Según esta nota de El Nuevo Siglo, el periodista Yamid Amat “cuenta en su libro Cuidado con lo que dice, que ´cuando entrevisté a Fabio Echeverri Correa, dijo que había que reelegir al presidente Álvaro Uribe. Y yo le dije ‘pero está prohibido en la Constitución’. Y él me respondió: ‘eso no es sino cambiar un articulito’”.
Sin el expresidente en el tarjetón, quedamos como al principio: el doctor Uribe solo tiene dos caminos: la condena o la absolución. Semana tras semana lo seguiremos viendo muy juicioso ante una jueza de hierro (Sandra Liliana Heredia, desde ya Personaje del año), cuyo veredicto final, para felicidad de unos e infelicidad de otros, romperá otra vez en dos la historia política de Colombia.
Alexander Velásquez
Escritor, periodista, columnista, analista de medios, bloguero, podcaster y agente de prensa. Bogotano, vinculado a los medios de comunicación durante 30 años. Ha escrito para importantes publicaciones de Colombia, entre ellas El Espectador, Semana (la antigua); El Tiempo y Kienyke. Ha sido coordinador del Premio Nacional de Periodismo CPB (ediciones 2021, 2022, 2023). Le gusta escribir sobre literatura, arte y cultura, cine, periodismo, estilos de vida saludable, política y actualidad. Autor de la novela “La mujer que debía morir el sábado por la tarde”. El nombre de este blog, Cura de reposo, se me ocurrió leyendo “La montaña mágica”, esa gran novela de Thomas Mann.
Los editores de los blogs son los únicos responsables por las opiniones,
contenidos, y en general por todas las entradas de información que deposite en el mismo. Elespectador.com no
se hará responsable de ninguna acción legal producto de un mal uso de los espacios ofrecidos. Si considera
que el editor de un blog está poniendo un contenido que represente un abuso, contáctenos.