La producción y consumo de plásticos constituye una de las grandes controversias sociocientíficas y ambientales que enfrenta la humanidad. Por un lado, parecen indispensables para todas las actividades cotidianas, sociales y económicas. Por otro lado, sus impactos ambientales generan grandes preocupaciones frente a la contaminación de los suelos y océanos.
Todas las personas tenemos una gran responsabilidad frente al consumo e impacto de los plásticos. ¿Qué son? ¿Cómo surgieron? ¿Son indispensables? ¿Qué intereses sostienen su producción? ¿Qué impactos tienen sobre la naturaleza? Son algunas preguntas que debemos hacernos para comprender la problemática derivada de estos materiales.
Los plásticos son polímeros, es decir, productos químicos constituidos por pequeños “bloques” que se repiten sucesivamente formando grandes cadenas. El origen de los plásticos se remonta a finales del siglo XIX, cuando el norteamericano John Wesley Hyatt participó en un concurso destinado a la obtención de un material que reemplazara el marfil de las bolas de billar. Wesley logró obtener el primer plástico al que llamó celuloide. Desde entonces varios investigadores empezaron a trabajar para obtener fibras sintéticas, como las usadas en la fotografía clásica.
El origen de los plásticos evidencia que este invento, en principio, no representaba ninguna amenaza, esta innovación generada de un concurso era parte de un proceso creativo, sin embargo, el interés económico de la industria capitalista, lo apropió y, desde la primera mitad del siglo XX se generó la producción a gran escala de estos polímeros, derivados del petróleo.
La producción masiva de plásticos, entre 1950 a 2020, pasó de ser de 1.5 millones de toneladas a 367 millones. Se crearon las bolsas y rollos de polietileno para envoltura de alimentos, medicamentos, utensilios y todo aquello que requiriera un embalaje. Se fabricaron los envases plásticos con polipropileno, poliestireno, PVC, entre otros, para enfrascar todo tipo de productos de consumo.
En la construcción se disparó el uso de plásticos para tuberías de agua, electricidad y gas. Las carcasas de electrodomésticos, computadores, celulares, partes de automóviles se fabrican, especialmente, a partir de un acrílico-butadieno-estireno, un termoplástico de uso industrial.
En el campo de la salud se usan jeringas, lentes, guantes, filtros, válvulas, gafas, bolsas de sangre y suero, entre otros productos plásticos. En la agricultura y pesca también se usan los plásticos en fabricación de máquinas, utensilios y herramientas, invernaderos, mangueras, redes, contenedores, y muchos más productos.
Es decir, que estamos rodeados de plásticos, ya que, debido a sus propiedades físicas y químicas, estos materiales ofrecen maleabilidad, resistencia, durabilidad y versatilidad, haciéndolos “ideales” para fabricar todo tipo de objetos.
La solución ofrecida por los plásticos a una gran cantidad de necesidades humanas propias de la sociedad capitalista se convirtió en una problemática ambiental desbordante y, por lo tanto, encierra una gran paradoja, entre su masiva producción y la necesaria diminución y eliminación.
Las mismas propiedades que permiten el uso diverso de los plásticos, se constituye a su vez, en un problema ambiental centrado especialmente en la difícil degradación de estos materiales en la naturaleza. Dependiendo del tipo de plástico pueden durar en descomponerse entre 100 a 1000 años. Además, el proceso de degradación por acción física o química genera contaminantes que se incorporan en las redes alimenticias de la naturaleza.
La producción de plásticos emite contaminantes y genera gases de efecto invernadero que contribuyen con el cambio climático. Estos materiales desechados por personas en todo el planeta han formado poco a poco 5 islas gigantes de desechos en los océanos. Estos polímeros asfixian y son letales para la vida marina.
¿Qué hacer frente al uso paradójico de los plásticos, más aún cuando estos polímeros se incorporaron a la producción capitalista y se tornaron indispensables para gran parte de las actividades humanas, pero a un costo ambiental muy alto?
Para empezar, es importante ser conscientes de la compleja problemática que ha generado la producción masiva de plásticos, y en este sentido, es necesario, repensar el consumo de estos productos en todas las actividades diarias, disminuyendo su uso, es decir, debemos reflexionar cuidadosamente frente a lo que consumimos y pensar en los impactos que esto genera en la naturaleza.
Una pequeña, pero, importante acción frente a toda esta problemática está constituida por la eliminación de los plásticos de un solo uso, es decir, todos aquellos materiales que fueron creados para satisfacer necesidades de consumo inmediato, lo que hace que sean desechados indiscriminadamente, teniendo una baja reciclabilidad y reutilización.
Colombia desde el 2022 a través de la ley 2232 comenzó a establecer un marco legal para reducir gradualmente la producción y consumo de plásticos de un solo uso. Parte de esta ley se reglamentó en la resolución 0803 del 24 de junio del 2024, que estableció de forma concreta la no comercialización y uso de productos plásticos, tales como: bolsas usadas para embalar, cargar o transportar paquetes y mercancías; bolsas para embalar periódicos, revistas, publicidad y factura; bolsas usadas en las lavanderías; rollos de bolsas vacías en superficies comerciales para empaques; mezcladores de azúcar; pitillos de bebidas; soportes plásticos para bombas usadas en fiestas; soportes plásticos de los copitos, entre otros.
Estas normas son importantes para avanzar en la lucha contra el uso indiscriminado de plásticos, pero, lo más importante es generar una cultura ambiental en toda la ciudadanía y así orientar acciones de consumo y se ayude a pensar desde distintos ámbitos sociales sobre cómo generar prácticas sustentables que prescindan del uso de plásticos y que busquen la transformación o eliminación de estos materiales en la naturaleza, de tal forma que podamos algún día recomponer el equilibrio ecológico que hemos alterado gravemente. Comienza desde ya, rechaza los plásticos de un solo uso, reutiliza los restantes y recicla lo que queda.
Leonardo Fabio Martínez Pérez
Profesor Titular, Universidad Pedagógica Nacional
@LeoMartinezUPN