A finales de 2024 el Distrito de Bogotá anunció una nueva modalidad de pago para el Sistema Integrado de Transporte Público denominado TransmiPass, se trata de una tarjeta tipo “plan mensual” que por COP 160.000 incluye 65 pasajes, cuyo valor individual sería COP 2.461, suena muy bien teniendo en cuenta que el valor de viaje en transporte público es de COP 3.200. Se contemplaba que esta nueva modalidad de pago entrara en funcionamiento en marzo de 2025, pero no sucedió.

¿Es tan bueno como suena?

Si bien este anuncio estuvo acompañado con un conjunto de medidas que buscan pasar de 620 mil a 820 mil personas beneficiadas con descuentos, adicional a más tiempo para hacer transbordos, sin embargo, lamento compartirles que el TransmiPass puede estar condenado al fracaso, ya que si el objetivo es incentivar el pago (dada la alta evasión) y “premiar” a los usuarios más frecuente, hay que ser un usuario “mega frecuente” para lograr el descuento.

Vamos con un ejemplo

Una persona viaja en TransMilenio a su trabajo de lunes a sábado, vive en Venecia y utiliza el sistema para llegar a una oficina en la Calle 100 con Autopista Norte, es decir que diariamente utiliza dos pasajes y asistiría a su trabajo por 25 días. Lo que quiere decir que utilizaría 50 pasajes en total, ahora veamos el punto de equilibrio para que el TransmiPass sea rentable para un usuario:

Es justo en el viaje 50 donde al usuario apenas le sale cada viaje a COP 3.200, un punto de equilibrio muy alto para que termine beneficiando a la mayoría o, por lo menos, a un porcentaje muy importante de usuarios de TransMilenio, en mi opinión el Distrito debió tomar como referencia al usuario que al menos usa el sistema cinco veces a la semana.

La siniestra letra pequeña

Aunque realmente las condiciones del TransmiPass no vienen en letra pequeña, estas pueden terminar perjudicando al adquiriente, en vez de beneficiarlo:

  • Si las validaciones no se realizan en un plazo de 30 días, los pasajes no serán acumulables ni reembolsables. En caso de no completar todos los viajes dentro del periodo establecido, el valor pagado no será reembolsado. Por ejemplo, si en un mes solo se realizan 40 validaciones, el costo por viaje será de $4.000.
  • El TrasmiPass no permite acceder a los beneficios por transbordo, si un usuario de la troncal Autopista Norte, por ejemplo, toma un bus complementario para que lo acerque a su destino pagaría $6.400, en vez de los $3.200 que le costaría con la tarjeta Tu Llave normal.
  • Al finalizar los 65 pasajes la tarjeta no funciona más, en ese caso hay que volver a usar la tarjeta Tu Llave pues, adicionalmente, para utilizar el TransmiPass se debe adquirir una tarjeta diferente a la que ya utilizamos.

Aunque estas medidas buscan evitar el uso fraudulento de la tarjeta, en la práctica desincentivan su adquisición. Si no se realizan suficientes viajes, el costo por pasaje aumenta, además, se pierden beneficios como los transbordos. “TransMilenio” debería confiar más en los usuarios que pagan, ya que muchas de sus estrategias contra la evasión, como torniquetes estrechos y la falta de incentivos, terminan afectándolos más a ellos que a quienes evaden el pago.

Cómo funcionan estas iniciativas en otras países

Las tarifas mensuales o incluso el acceso gratuito al transporte público fueron propuestas que sonaron en la pasada campaña a la Alcaldía de Bogotá, ya que así funciona en otros países. Por solo citar un par de casos en Alemania existe el Deutschlandticket, un billete de 49 euros mensuales que permite el uso ilimitado de autobuses, metros urbanos y trenes de cercanías a nivel nacional. En Austria existe el Klimaticket un abono mensual que funciona a nivel nacional sin restricciones geográficas ni horaria.

Por COP 160.000 se podría pensar en un transporte ilimitado, lo cual haría atractivo el abono mensual. Con respecto a la evasión hay que tener en cuenta que ya hay gente viajando “gratis” en el sistema de manera descontrolada, adicionalmente, a través de tecnología se puede detectar el uso irregular de la tarjeta, sin necesidad de añadir un conjunto de restricciones al uso de esta, que termina afectando al usuario normal.

En conclusión

El TransmiPass representa un intento por modernizar el sistema de tarifas en Bogotá, pero sus condiciones restrictivas pueden limitar su impacto positivo. Si el objetivo es fomentar el pago y beneficiar a los usuarios frecuentes, sería más efectivo adoptar un modelo con mayor flexibilidad, con viajes ilimitados o con un umbral más accesible permitiría que más ciudadanos se sumen. En un contexto donde la evasión sigue siendo un desafío, la solución no debería recaer en restricciones que desincentivan su adopción, sino en estrategias que realmente hagan del transporte público una opción más eficiente, justa y atractiva para todos.

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