Por: ALEXÁNDER BOLÍVAR (@AlexBolivarf)
El pasado miércoles fue unos de los días más lamentables en la historia de la democracia en Colombia. El presidente Juan Manuel Santos firmó la destitución e inhabilidad del alcalde, Gustavo Petro, en una decisión arbitraria y conveniente para su reelección y para sus amigos políticos, que han gobernado este país entre corrupción y sangre, y quienes en su gran mayoría han sido elegidos con votos comprados, lo cual parece toca hacer en este país para que a uno lo dejen gobernar.
A pesar que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos había ordenado medidas cautelares al alcalde Petro, y según la Corte Constitucional estas son obligatorias, el presidente en su afán de favorecer a quienes han llevado este país a la debacle en que lo tienen, comete un grave error y a su vez, envía un mal mensaje sobre la paz. Me pregunto ¿esas son las garantías que tienen quienes quieren dejar las armas y dedicarse a la política? ¿así es como se defiende la democracia, castigando a un alcalde por el hecho de que piense políticamente diferente? Por un “error” administrativo en un programa de gobierno, el cual fue declarado legal tiempo después ¿se le quitan los derechos políticos a un ciudadano injusta y absurdamente por 15 años? El procurador Ordóñez está cumpliendo con su cometido de matar políticamente a todos los que vean el país en una forma diferente a la de él, y Colombia se lo está permitiendo.
Qué triste que en Colombia no se le dé cabida a pensamientos políticos diferentes, aquí supuestamente vivimos en una democracia, pero democracia no es destituir arbitrariamente de su puesto a alguien que ha sido elegido por más de 700.000 votos. Democracia es que en un país, sin importar la ideología política, se le escuche a esa persona y se le respete su forma de pensar, al igual que se le respete su derecho a la protesta. Esperemos que ya que han violado los derechos fundamentales de Gustavo Petro, lo dejen protestar y no lo acaben callando como han hecho con tantos líderes que se han atrevido a pensar diferente a las élites corruptas, taurinas y asesinas de este país.
Petro ha decidido emprender un viaje a lo largo de todo el país, como también a Washington y a La Habana para continuar su lucha por el respeto a los derechos humanos, al igual que por una paz y una democracia que se encuentran heridas. Por mi parte y por parte de muchos colombianos que creemos en él, tendrá todo el apoyo necesario para llevar a cabo una asamblea nacional constituyente que por fin lleve el país a la paz que tanto anhelamos. Como lo dijo él en su último discurso: “quiero que resistamos sin violencia desde la universidad, desde la calle, desde el barrio, desde el lugar del trabajo, desde la empresa pública, cuando aquí intenten privatizarla, desde la ciudadanía misma tejiendo los lazos de la unidad, quiero convocar al pueblo costeño todo, quiero convocar al pueblo vallecaucano todo, quiero convocar al pueblo llanero y al pueblo paisa y santandereano, no a que voten por mí, el voto hoy en Colombia no sirve, a que hagamos las nuevas instituciones, la Constituyente, quiero que nos declaremos en Asamblea permanente, quiero que no nos cansemos de la movilización popular.”
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