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Nuevo Jerusalén: violencia estructural, terrorismo de Estado y el derecho al mínimo vital

“Lo trascendental de la cuestión aparece cuando llegamos a la concepción de una sociedad civil que incluya a mis primos, o las dinámicas de esta familia: la sociedad civil de abajo”

Cesar Augusto Tapias Hernández

EL barrio Nuevo Jerusalén se encuentra en el terreno La Finca El Cortado ubicada en el Municipio de Bello, pero el dueño legal del terreno es el Municipio de Medellín, este barrio nació como la mayoría de los barrios de Medellín, mediante la invasión de terrenos – privados o públicos – y la construcción de vivienda popular un método aplicado en todo el país, es decir, lo que la sociedad llama ranchos de tabla, los cuales con mucho esfuerzo personal, familiar y la solidaridad de constante de vecinos se transforman en casas con mejores condiciones, con acceso al agua pero no potable mediante el acueducto comunitario y las conexiones que el gobierno llama ilegales a la electricidad y son pagadas a los combos, pero que resultan más que legítimas en las condiciones de miseria y abandono que el Estado Colombiano mantiene a las comunidades marginadas del país, como esta en especial.

El territorio de Nuevo Jerusalén lo conozco de primera mano, es habitado por población víctima de desplazamiento forzado de todas partes del país, pero en especial desplazados de Antioquia y de la misma violencia en Medellín. Allí, además viven personas pobres excluidas por un modelo de ciudad que privilegia los intereses particulares y su forma de funcionamiento: el mercado, privilegia a unos pocos. Hoy en día y desde hace 6 años o 7años los terrenos son vendidos en lotes por los miembros de los Paramilitares –falsamente llamados Bandas Criminales -,grupos armados que son producto de la Violencia Estructural Estatal y ejercen esa misma violencia frente a otros pobres a fin que no se salgan de los patrones de comportamiento “adecuados” en la Medellín del Siglo XXI, que no protesten, que no exijan sus derechos, que se sometan a la inexistencia del agua, de los alimentos, a una electricidad pagada a los “muchachos”, a la inexistencia de vías, acceso a la salud, Etc.,  pero que tampoco roben o maten, es decir, cumplen las mismas funciones del Estado, en Colombia ha sido así desde hace mucho, son las soberanías en vilo que plantea la profesora Maria Teresa Uribe de Hincapié.

Pero todo este conflicto tiene un origen, la desigualdad odiosa de ingresos y de propiedad de los medios de producción, principalmente la tierra, además del uso del Estado como herramienta de intereses privados con el objetivo de apropiarse de la riqueza de la mayoría de los Colombianos, por una pequeña porción de la población, es un “eterno retorno”.

El año 2002es una muestra de lo que ya se había observado en la historia, “pacificadores” de la nación como Álvaro Uribe Vélez ya han existido, a modo de ejemplo Álvaro Valencia Tovar, Rito Alejo del Río y otros personajes nefastos que no vale la pena nombrar. El conflictoarmado se agudizó, la excusa era acabar con el terrorismo – antes bandidos, guerrilla – y esas operaciones no acabaron con nada, tanto que ayer fue un día histórico para Colombia, por lo sucedido en La Habana frente al Proceso de Paz con las FAR-EP, pero dio pie a desplazamientos masivos de personas de sus territorios, los cuales se encuentran hoy en manos de quienes gobiernan la nación y con sus normas siguen ejerciendo la violencia estructural, algo macabro, que vale la pena calificar como Terrorismo de Estado, porque es una combinación de formas de lucha (leyes excluyentes en todas sus dimensiones, defendidas por la Policía y el Ejercito, pero con los Paramilitares armados como respaldo en caso de que se proteste más allá de lo “permitido” contra esta situación) contra los pobres y sus aspiraciones de una vida mejor.

Huyeron buscando tranquilidad y donde poder habitar en mejores condiciones, llegaron a Medellín y otras capitales con la esperanza de ello y esto fue lo que dio el origen al barrio y muchos otros de la ciudad, en los que hasta el día de hoy el Estado solo hace presencia a través de la represión Policial, del Ejército y Paramilitar.

Si queremos consolidar los acuerdos alcanzados y aspiraciones de Paz Sustentable y con Justicia Social, debemos consolidar un Estado para la Comunidad, no para los mismos de siempre que se benefician del trabajo y sufrimiento de la mayoría, para ello, es necesario garantizar el acceso al agua, la vivienda, el empleo, el trabajo, la educación, la salud, los medios de vida, un verdadero mínimo vital, para que la gente trabajando garantice su propio desarrollo, todos por igual, como deuda histórica con la población marginada, como debe suceder en Nuevo Jerusalén, así los “muchachos” – paramilitares, guerrilleros y también soldados y policías – que nacieron, llegaron o se formaron en el barrio, en el pueblo o en la vereda, pero que existen debido a esa misma Violencia Estructural que es más que eso, un Terrorismo de Estado contra los pobres que se convierte el verdadero obstáculo de Paz, si todos tenemos la dignidad de asumir nuestros errores y pensar en los demás, seguro va a haber Paz con Justicia Social.

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