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Publicado el Bajolamanga

No necesitamos el poder judicial

30 años son los que nos separan del 6 de noviembre de 1985, ese día se intentó infructuosamente darle el golpe definitivo a la Iustitia criolla. Aprovechando su ceguera y cojera, militantes de un grupo guerrillero retuvieron a los acompañantes de Iustitia y los hicieron llamar a las cadenas de radio para que el presidente buscara una solución negociada a la situación. Sin reproche alguno, el presidente recordó como Iustitia le había jugado malas pasadas, de todas formas  buscó ayudarla, pero no sin antes ocasionarle el mayor daño posible. Iustitia fue sometida a un incesante fuego de ametralladora, se le propinó tres rocketasos que hicieron de sus ropas una lluvia de fuego  y por último en un fatídico intento por mantenerla de pie se asesinó por burda imprudencia a sus acompañantes.

La historia colombiana recordará este evento como uno de los mayores intentos por desaparecer a Iustitia del escenario, pero hoy luego de unos cuidados intensivos y una reconstrucción interna y externa, Iustitia todavía camina entre nosotros.

Respirar tranquilos no debemos, si bien sabemos cómo ella protege en lo posible nuestros derechos y nos somete a los deberes, los enemigos de Iustitia todavía siguen utilizando marañas un tanto más discretas para hacerle su vida más agotadora y difícil. Han tratado de manipular a sus acompañantes, recientemente uno de ellos se encuentra investigado por favorecer a una tal Fidupetrol, otros simplemente no son capaces de acompañar a nuestra amiga por mucho tiempo, porque la presión de sus compañeros y un tal primo Congreso es tal que es imposible hacer algún tipo de limpieza. Por otro lado, los familiares de Iustitia en Antioquia se quedaron sin casa por más de un mes y no saben si podrán seguir estando en ese lugar, hace poco se les cayó el cielo raso y los despachos de sus colaboradores huelen a moho.

Muchas veces cuando la diosa colombiana de la justicia tiene un tiempo para reflexionar, se pregunta si nosotros realmente la necesitamos “pareciese que en Colombia a la gente le es mucho más fácilapuntarse con una pistola y dispararse”, afortunadamente se le pasa, para ella es mucho más importante que tengamos un lugar donde se puedan resolver en lo mejor posible los conflictos entre los particulares, aunque ella sepa que cada día se demora más en darle sentencia y fin a estos conflictos, los procesos se agolpan y los colaboradores no dan abasto.

¿Llegará el día en que los colombianos podremos deshacernos de Iustitia? Alguien tan perseguido y atacado debe ser malévolo en su relación con el exterior o al menos eso es lo que tratan de hacernos ver. La labor judicial es hoy en día mucho más pacífica que en esos tormentosos años 80, pero todavía tenemos  muchos elementos que hacen de nuestro sistema judicial uno de los más deficientes a nivel mundial, no obstante queda el interrogante, ¿quién se beneficia de una justicia lenta y deteriorada? ¿Quién busca corromper a los jueces e infiltrar chivos expiatorios en las altas cortes? ¿A quién le interesa que tengamos desconfianza en nuestras normas e instituciones judiciales?, ¿no se trata más que una estrategia de los enemigos de Iustitia o es en serio que definitivamente ella es mala y no la necesitamos?.

Hoy me sigo preguntando, a que se refería el Coronel Plazas Vega cuando dijo “mantener la democracia maestro, aquí nadie va atentar contra las ramas del poder público”.

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