Por: Alejandro Gamboa (@dalejogamboa)
Enormes mantos de ignorancia se tejen sobre nuestros ojos constantemente, de manera dogmática repetimos al cansancio tesis sin comprobarse o peor aún, comprobadas y dadas por falsas de manera clara. Así está sucediendo en estos últimos días cuando la Corte Constitucional, protegiendo el derecho a la familia de los niños y niñas en proceso de adopción, decidió que el tipo de familia no podría limitarse al modelo imaginario heterosexual de papá y mamá, cada día menos recurrente, y que por lo tanto también familias de dos papás y dos mamás podrían optar por adelantar un proceso de adopción.
Y es que tejer mitos es una manera de incentivar la ignorancia y persistir en ellos es apuntalar la mentira como presupuesto social, como base de nuestro desarrollo. Temas como el matrimonio interracial, por ejemplo, llevaban una alta carga de estos mitos hasta el punto de prohibirse desde la iglesia y las leyes.
Así nacen mitos sobre cómo debe crecer un niño o niña y para algunos solo debería hacerlo al lado de un papá y una mamá, es decir acompañados de una pareja de hombre y mujer, por que valga la aclaración, ser hombre y procrear un hijo no te hace papá y a veces, aunque pueda parecer increíble, una mujer que engendra un hijo no siempre llegará a ser mamá. Ser papá o mamá requiere mucho más que el acto físico de engendrarlo o parirlo, requiere el despertar de ciertas habilidades, instintos y ganas en un prolongado espacio de tiempo que no siempre suceden. Para la muestra más cercana, los miles de niños en situación de abandono que engrosan la lista de menores en proceso de adopción.
Pero ese deseo icónico de familia hetero no corresponde a la realidad colombiana donde el conflicto y el abandono han generado miles de madres solteras, pero también unos no tan visibles padres solteros, además muchos abuelos y abuelas encargados de sus respectivos nietos.
Yo entiendo que, para intentar impedir que surjan más familias homoparentales, intentan hacer una argumentación que parezca no afectar los derechos de las personas gais y lesbianas, pero definitivamente no les da. Decir que es malo que un niño tome como referente de crianza a dos hombres o dos mujeres porque no tiene el ejemplo del sexo opuesto es decir que ningún padre o madre soltera puede criar a su hijo o hija, intentando no discriminar a los gais y lesbianas terminan haciendo una discriminación más amplia.
Lo cierto es que, detrás del argumento de los roles de género que deben acompañar la crianza de un menor, hay un argumento silencioso, que no se menciona pero que está ahí y es el fondo de todo esto. La diversidad sexual es asumida aún como algo malo, como algo antinatural, algunos más atrevidos intentan catalogarlo como enfermedad y por lo tanto procuran mantener alejados a los niños y niñas. Es de eso de lo que quieren proteger a los niños y niñas en proceso de adopción.
La discriminación es el argumento que no se atreven a mostrar quienes persisten en la lucha por restringir la adopción a parejas heterosexuales.
Por esa vía niegan un derecho, porque, habrá que volver a recordarlo una vez más, la homosexualidad dejó de ser considerado una enfermedad hace mucho tiempo y entró entonces a reconocerse como una opción de vida válida que no hace daño a nadie y que como tal hace parte del fuero interno. Siendo así, y sabiendo que la homosexualidad no es mala y que antes que eso es una opción de vida, porqué mantener a los niños y niñas alejadas de esa realidad.
Hay que considerar que los niños y niñas tienen el mismo derecho que cualquiera a desarrollar su afectividad en el sentido que su corazón y su razón lo sientan, porque tan normal como se considera que pequeñines de cinco y seis años anden revelando su atracción por alguien del sexo opuesto en la guardería, debería considerarse que lo haga por alguien del mismo sexo. Tal vez pensemos que no estemos preparados para eso, pero tal vez un día el mundo no estuvo preparado para levantar la esclavitud y a pesar de levantarse el odio racial persiste y no es algo deseable.
Lo cierto es que, levantando los velos de la ignorancia que quieren poner ante nuestros ojos, veremos que no hace daño que un niño y una niña reciba un amor familiar, surgido de un proceso de adopción que evalúe en igualdad de condiciones a todos quienes opten por la posibilidad de brindar un hogar a los niños y niñas en proceso de adopción.
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