Por: DANIEL YEPES NARANJO (@yepesnaranjo)
Todavía recuerdo que hace tan solo cuatro años, en 2010, defendían el “no todo vale” y eso de que “la vida es sagrada”; discutían a profundidad, con tesis fuertes basadas en, además de lo técnico, argumentos éticos y morales, la inconveniencia de las prácticas políticas del uribismo, que por ese entonces tenía presidente y candidato.
Hacían parte de una fuerza renovadora, en la que creyeron casi cuatro millones de personas, liderada por una persona que ahora apoya a quien entonces lo trataba de “caballito discapacitado”. Hicieron parte de una esperanza que se fue diluyendo rápidamente.
No soportaban el todo vale de sus contendores y aborrecían al asesor venezolano, el jefe de la guerra sucia, que trataba a su candidato de ateo, enfermo y débil con la guerrilla para sacar ventaja en las encuestas.
Casi se comen vivo a uno de los suyos cuando bailó el aserejé con el que ellos veían como el diablo.
Se tiraban de los cabellos porque parte de esa fuerza, ya no tan renovadora, se integró a la llamada Unidad Nacional, un concierto de burocracia y repartijas que veían como indigno.
“No todo vale, no todo vale”; “La vida es sagrada, la vida es sagrada”; “Yo vine porque quise, a mi no me pagaron” gritaban para reivindicar la ética pública, la vida y la participación transparente.
Las grandes voluntades políticas parecían estar por encima de los pequeños intereses. Pero no fue así.
Hoy, esos que hace menos de un lustro sostenían a capa y espada todo ésto, van a votar por Santos. Que por la paz, que por pragmatismo, que en contra de Uribe, dicen.
Que por la paz, que por la paz, que por la paz repiten incansablemente aquí y allá, y detrás de esta bandera, que hoy se personalizó, está el apoyo al todo vale, ese que no es secreto para nadie. Porque esos que dicen “que por la paz” saben del Ñoño y de Musa y sus cupos indicativos, del montaje a Arango Bacci, de JJ y sus Combas, saben de Castaño y Juan Manuel reunidos para tumbar a Samper, apoyan al uribista que ya no es uribista, y ahora es santista pero antes fue también pastranista.
Consecuentes tal vez, y parecidos, porque de Mockus pasaron a Santos en un abrir y cerrar de ojos.
La política es dinámica dirán algunos. Sí, pero los principios no.
Entonces, si defienden el todo vale, que lo digan con la misma vehemencia con la que antes cantaban a favor de la ética, y no posen como adalides de la transparencia; que digan que hay ciertos fines que justifican los medios, porque eso es lo que defienden.
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