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Publicado el Bajolamanga

Decisiones sencillas

En la vida todo es más sencillo de lo que parece. Hace unos meses tomé la decisión de recibir los volantes que me entregan en la calle cuando voy en el carro, a pesar de las críticas de mis copilotos alegando el tema de la contaminación a raíz del gasto desmesurado del papel. Elegí hacerlo, primero porque yo también he entregado volantes, y segundo porque era más el desgaste emocional que me generaba el dilemarecibir o no recibir,porque al recibirlo me daba rabia y pensaba ¿las empresas para que hacen este gasto?,y no recibirlo me hacía sentir mal conmigo misma por dejar al tipo ahí parado con el papelito en la mano.

Así que me pregunté qué me hacía sentir peor, y efectivamente fue lo segundo. Muy simple, para mi salud mental lo mejor es bajar la ventanilla del carro y recibir la publicidad. A partir de ese día mi vida cambió.

Podrá parecer un giro muy tonto, pero ha tenido consecuencias extraordinarias en mi vida. La primera enseñanza de esta determinación fuesobre el valor que tienen las decisiones en la vida que, por cotidianas que resulten, poco a poco van desencadenándose en una cantidad de situaciones que finalmente definen nuestro modo de ser y se convierten en nuestro destino.

La segunda reflexión que me quedó sobre esta elección fueentender que hay demasiadas preocupaciones banales que entorpecen nuestra existencia y que nos sugieren una carga realmente pesada para la convivencia. Todos los días nos exponemos al malestar, a experimentar cosas que no nos gustan y a soportar incomodidadesque son peores si nos dedicamos a rumiar sobre ellas, en vez de tomar decisiones analizando sinceramente qué es peor o mejor para nosotros, qué nos aliviana, qué nos hiere más profundo, qué negociamos y qué no.

Yo por mi parte no negocio mi salud mental, y no estoy hablando de los volantes, porque como ya les mencioné, el tema aquí es más profundo y se resuelve en un estilo de vida. Para mí, vivir con libertad no es hacer únicamente lo que uno quiere, es también pensar cómo puedo ser mejor persona y qué les hace menos daño a los demás.

Por ejemplo, el sábado en la mañana, quise poner en mi perfil de Facebook una imagen mía con un filtro de los colores de la bandera de Francia, como lo hizo mucha gente; sin embargo, durante el día vi como en esa y en otras redes sociales, algunas personas se ensañaron contra quienes tomamos esta ingenua e inofensiva decisión, inundando las redes con comentarios irónicos e impertinentes alegando que poner dicha imagen no aportaba en absolutamente nada y que excluía otros atentados terroristas, otras guerras y otros muertos, como si uno en la vida sufriera por una sola cosa a la vez; lo que me hizo preguntarme, ¿Qué es más perjudicial: una foto con un filtro de colores o un comentario destructivo y antipático?

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