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Alonso, así no es

Por: Andrés Preciado 

Los meses de diciembre y enero han sido particularmente complejos en la interna del movimiento Compromiso Ciudadano, un colectivo político heterogéneo que alberga los intereses de Sergio Fajardo, su líder natural y más reconocido, y su equipo político. La complejidad de la coyuntura política en la interna de los compromisarios se da por la elección de candidatos a los comicios regionales de 2015 en donde las nominaciones a Alcaldía de Medellín y a Gobernación de Antioquia se encuentran divididas entre el ala fajardista y el ala alonsista, representada por Alonso Salazar, anterior mandatario de la capital antioqueña y fundador del movimiento.

Federico Restrepo a la Gobernación de Antioquia y Federico Gutiérrez a la Alcaldía de Medellín son los virtuales candidatos desde la parte del movimiento que cuenta con el apoyo de Sergio Fajardo, no obstante el ala de Alonso Salazar se ha opuesto a estas nominaciones con algunas consideraciones que vale la pena mencionar.

En primer lugar Alonso Salazar en varias ocasiones señaló su desinterés por optar a algún cargo público luego que se le levantara la sanción e inhabilidad que la Procuraduría le había impuesto al terminar su mandato. No obstante, a finales de 2014 el ex alcalde anunció su deseo de someterse a urnas, pese a no tener claro el cargo al que optaría. Precisamente una de las razones que lo motivaron a tomar tal decisión se situaría en su inconformidad con el nombre de Gutiérrez aduciendo que no hacía parte del movimiento y que no se había sometido su nombre a una consulta interna.

En aras de la claridad, hay que señalar que las nominaciones a este tipo de cargos en Compromiso Ciudadano no se han hecho de manera amplia, es decir, a través de mecanismos de consulta abierta, por el contrario, se han buscado consensos internos o nominaciones bien recibidas, en donde el peso de la decisión queda supeditado, en buena medida, al visto bueno de Sergio Fajardo y su guiño hacia alguno de los aspirantes. Fue así, en 2003, cuando el propio Fajardo fue elegido alcalde y pasó de la misma manera cuando Alonso Salazar fue el designado para dar continuidad al programa que tenía a la educación como su centro. También ocurrió en la aspiración presidencial de Sergio Fajardo que luego se integraría al Partido Verde apoyando a Antanas Mockus y con la de apoyar a Aníbal Gaviria en las pasadas elecciones locales donde también Fajardo fue elegido como Gobernador de Antioquia. Es presumible pensar que la tendencia se mantendría en estas elecciones que se avecinan, así como en las próximas presidenciales en donde Sergio Fajardo es virtual candidato.

No es comprensible entonces los alegatos de Salazar por la falta de consulta sobre la nominación de Federico Gutiérrez, simplemente porque no es una práctica habitual en el movimiento, más si se tiene en cuenta que el propio Salazar no tuvo inconveniente con este tipo de mecanismos cuando fue él quien se vio beneficiado.

A Gutiérrez los cercanos a Alonso Salazar le indilgan lejanía con Compromiso Ciudadano y su supuesta pertenencia política a las toldas uribistas, ahora cobijadas en el Centro Democrático. Este argumento también resulta ser controvertible si se tiene en cuenta que en la campaña en la que Salazar salió victorioso era inocultable la cercanía proselitista de José Obdulio Gaviria y de Lina Moreno, la esposa de Álvaro Uribe. De hecho, políticamente hablando, Compromiso Ciudadano no se ha mostrado abiertamente antiuribista, pese a su pelea local con la corriente de este partido cercana a Luis Alfredo Ramos.

De fondo lo que se hace notorio es que Salazar no está conforme con Federico Guritérrez porque no es él quien resultó ungido como candidato, parece más una pelea personal que una distancia por principios, esto cobra sentido si se tiene en cuenta que pese a los alegatos de consulta abierta, el propio Salazar resultó ser precandidato por su propia cuenta, por la intención que hizo expresa en redes sociales y no por una convención o algo similar que cobijara todas las expresiones políticas e ideológicas que convergen en el movimiento, y no solo las de aquellos que le son afectos, aunque Salazar se arroja erróneamente el derecho de hablar a nombre de todo el movimiento, incluso de aquellos que están conformes con la llave de los federicos.

El panorama para Compromiso Ciudadano de cara a las elecciones locales es retador. Por un lado está la fórmula de los federicos que mezcla experiencia, buena imagen y una favorabilidad considerable, y por el otro el ala de Alonso Salazar que se opone a la dupla señalada e impulsa la candidatura del propio ex alcalde. Mientras esto se resuelve las opciones de victoria se enredan pues dividido el movimiento pierde la fuerza y el favor electoral que ha sabido cosechar en los últimos 12 años.

Por cuenta de una aspiración egocéntrica de Salazar disfrazada de principios que él mismo irrespeta, motivando a personas por fuera del movimiento a que se establezcan como precandidatos, sin importar que eso es lo que critica en Gutiérrez, Compromiso Ciudadano se empantana en discusiones que solo benefician a sus contrincantes. Discusiones, que vale la pena decirlo, se habrían podido evitar fácilmente si Alonso Salazar hubiera sido directo y honesto desde el principio en su interés por someter su nombre a elección y si en su consideración política hubiera un escenario en donde el movimiento pese más que su propio deseo de poder, cosa que de momento parece no suceder.

 

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